Hay pocas personas que conozcan a Antonio Ramón Ezquerra con ese nombre en particular. Tal vez si preguntamos por «Toño Rapa» lleguemos al artista del que hablamos en esta sección. Polifacético sin duda, autodidacta, exigente con su trabajo, y un claro apasionado del arte que, aunque no se dedica al mismo de forma profesional, invierte un gran número de horas para crear esculturas de muchos materiales distintos, pintar, dibujar bocetos… y ahora también, escribir basándose en el arte de la caligrafía.
Estudió en la Escuela de Artes de Zaragoza de donde salió como técnico superior de Artes aplicadas y diseño de escultura. Entró porque le encantaba dibujar, aunque no sabía que sus experiencias le llevarían mucho más lejos del lápiz y el papel. Su proyecto de final de estudios ya pudo ser una señal de lo que le esperaba en el futuro: diseñó una escultura titulada «El vareador», inspirándose en los agricultores de su pueblo natal, Escatrón, y particularmente en los más conocidos, entre los que figuraba su padre.
«Eran unos supervivientes que decidieron quedarse en el campo en lugar de trabajar en la central térmica que acababa de abrirse», explica. «Quise hacer un homenaje a todos ellos, a la tradición y la naturaleza».
El Ayuntamiento decidió instalar esa escultura en un lugar privilegiado. Una obra que le llevó casi 1.000 horas de trabajo, de piedra arenisca de Vinaixa (Lérida), que pesa más de 6 toneladas y mide poco más de dos metros, y que se ha convertido, sin duda, en uno de los símbolos más representativos de esta localidad de la Ribera Baja del Ebro.
La importancia de su arte radica en la conservación del material que está tratando. «Intento trabajar con los cuatro elementos, y para ello utilizo materiales nobles y naturales, no me gusta corromperlos», asegura Rapa. «El paso del tiempo en ellos me interesa y no me disgusta como les puede pasar a otros artistas, si un metal se oxida, es porque debe hacerlo».
Su arte es como él mismo: polifacético. Encontramos obras totalmente creadas por un artesano: de un bloque de piedra ha sacado una forma humana o un árbol desde el más puro realismo; hasta esculturas abstractas que ebocan sensaciones o pensamientos.
Esculturas de metal y piedra de Toño Rapa. Algunas obras de bambú de Toño Rapa.
Ha utilizado materiales nobles como la piedra y la madera, también el metal, y últimamente ha experimentado mucho con el bambú. «Es un material que me fascina por su fragilidad y maleabilidad», afirma. El color más usado en ellas es el rojo, que asegura «es como él mismo».
Su último descubrimiento ha sido el complicado arte de la caligrafía. Rapa realiza todo el proceso de forma íntegra: escribe el texto, diseña la letra, y luego la plasma en distintos materiales como la piedra, el pergamino e incluso la piel de cordero.
Sus inspiraciones van desde Pollock, Giacometti, Henry Moore, o Moisès Villèlia.
A la vez que estudió arte también se formó como restaurador en la Escuela de Belén Tapia. Ha trabajado como restaurador de patrimonio del arzobispado dando una nueva vida a joyas artísticas muy conocidas, no solo en Aragón, sino en todo el país. También ha recuperado muebles de todo tipo, e incluso abrió su propia empresa de restauración.
Sus obras pueden encontrarse en muchos lugares de la geografía española y aragonesa, en las que siempre hay escondida su marca de cantero (que se compone de una rama de oliva con tres hojas). Por ejemplo, la rueda del conocido Monasterio muy cerca de Escatrón, le inspiró para crear una gran escultura en una plaza de Uncastillo, y por supuesto, su pueblo natal se ha llevado la mejor parte de sus trabajos.
Además de «El vareador», Toño Rapa ha dejado su huella en el retablo de la iglesia de la localidad, que ayudó a restaurar, de la misma forma que una de las puertas laterales de la ermita. También ha dibujado también un enorme cartel que se encuentra en el centro del municipio, con una escena de las fiestas de San Roque de verano en el que se representan las vaquillas.
Además, diseñó una escultura para el nuevo edificio consistorial. También ha restaurado el busto de Santa Águeda, patrona de la localidad, que saldrá a la calle en procesión el próximo 5 de febrero.
Para él, Escatrón es «su casa», donde tiene justo lo que necesita. Allí tiene un gran taller lleno de arte y recuerdos. «Es un gran orgullo ver mis obras por todo el pueblo». En las próximas fiestas de Santa Águeda en febrero, 4, 5 y 6 de febrero, Escatrón le devuelve el favor, seguramente impagable, nombrándolo pregonero de este año.
El tío la vara…