El rebaño de la familia Martorell, con unas 120 vacas de raza avileña, atravesó recientemente el puente de la Pobla de Bellestar, entre Villafranca del Cid y La Iglesuela. El ganado trashumante, procedente de Cataluña, se encuentra ya en los frescos pastos de las alturas del Maestrazgo. Durante una docena de días Juan Martorell y el resto de miembros del equipo han acompañado al ganado en este viaje, que realizan anualmente –aunque con variaciones en el recorrido- para llevar a estos animales desde Castellón y la zona colindante con Tarragona hasta estas tierras turolenses.
Hace unos días la familia Martorell ya realizó el mismo recorrido con sus ovejas. Entonces fueron 570 los animales que transitaron esta zona, en este caso también con el objetivo de abaratar los costes al máximo posible, pues la crisis del Covid-19 no ha pasado de largo en la ganadería. «Este año como los precios no valen nada subir con camión, que es lo que se solía hacer últimamente, era incrementar un poquito el coste de la producción. Y ya que estamos sin saber qué pasará con los precios decidimos abaratarlo subiendo andando«, explicó Juan.
El estado de alarma también ha conllevado algunas complicaciones para los Martorell, debido principalmente a las restricciones de movilidad. Generalmente son entre 5 y 6 las personas fijas que acompañan al ganado en el recorrido, a las que se suman otras tantas que les ayudan de forma desinteresada, motivados por vivir esta experiencia. No obstante, esto no ha resultado tan fácil en los últimos meses. «Teníamos que recurrir a gente que fuera autónomo para poderles contratar y que pudieran venir. Nuestros gestores nos hicieron los salvoconductos para que nos pudieran ayudar y pese a que cruzamos tres comunidades autónomas y tres provincias no ha habido ningún problema. En este caso la Guardia Civil sabía lo que estábamos haciendo y saben también lo necesario que es el trabajo», aseguró.
Tras su paso por el puente de la Pobla de Bellestar las más de cien vacas de los Martorell recorrieron las calles de La Iglesuela del Cid ante la atenta mirada de sus vecinos, ya habituados a su paso. No obstante esta vez también ha sido diferente, puesto que han tenido que ver este espectáculo desde la ventana, confinados en sus casas. El próximo otoño el rebaño de los Martorell iniciará el camino de descenso desde el Maestrazgo hasta la costa, donde esperan pasar el invierno.