En la Maratón de Cuentos Solidaria más de 100 alcañizanos recitaron y teatralizaron una treintena de historias
En la antigüedad las comunidades se reunían en torno a los sabios para escuchar historias, mitos y leyendas. Con el paso del tiempo, han sido nuestros mayores los encargados de perpetrar una tradición que lleva a los más pequeños a volar a mundos de sirenas, príncipes, hadas, duendes o heroínas. Precisamente, en Alcañiz, un centenar de bajoaragonses fueron los encargados de retomar, el pasado sábado, la costumbre de recitar historias gracias a la VII Maratón de Cuentos Solidaria.
Desde relatos para perder el miedo a la oscuridad, hasta palabras para entender la enfermedad del Alzheimer o una divertida y reaventada Caperucita Roja. Estos fueron algunos de los ejemplos que se cantaron, leyeron y teatralizaron sobre las tablas del teatro alcañizano dentro de una iniciativa que surgió hace siete años para recaudar fondos para el terremoto de Haití. Como explicó Nuria Pascual, presidenta del AMPA del CEIP Emilio Díaz, con el paso del tiempo, se ha convertido en un «evento consolidado» en el que participan cada edición asociaciones, colectivos y alumnos de todos los centros educativos de la capital bajoaragonesa.
En cada edición, los organizadores destinan los beneficios obtenidos por la entrada voluntaria a una asociación local. En esta ocasión la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer Los Calatravos fue la elegida. Un gesto que la entidad que trabaja en todo el Bajo Aragón recogió con gran cariño puesto que, gracias este tipo de iniciativas, explicó Yolanda Garcés, trabajadora Social de AFEDABA Los Calatravos, permite que puedan seguir mantenido la actividad daría en los centro de Calanda y Alcañiz.
El Maratón Solidaria, aunque con menor participación que en ediciones anteriores, como apuntó Nuria Pascual, logró tejer su propia historia. Un cuento divertido que transcurrió en entre el escenario y las bambalinas del teatro de Alcañiz. Por él pasaron duendes traviesos, las Amas de Casa vestidas de Lobo Feroz o alumnos de La Cucarachona convertidos en completos actores. Todos contaron la historia de un grupo de personas comprometidas con su entorno y de cómo pequeños actos se convierten en grandes relatos que se volverá contar cada año. Así que, de esta meneara con un «colorín colorado», la fantástica historia de la VII Maratón de Cuentos se ha acabado.