Fotos: estudio de fco. javier gutiérrez / área de expresión gráfica arquitectónica de la Universidad de Zaragoza
Unas catas arqueológicas certifican la teoría de Laguens de que fueron trasladados desde otra ubicación a la fachada actual. Se ha encontrado un posible tramo de muralla
Las catas arqueológicas incluidas en los estudios previos a la redacción del proyecto de restauración del conjunto de la Lonja y la Casa Consistorial de Alcañiz avalan las tesis de Miguel Ángel Laguens padre. El arquitecto alcañizano, ya fallecido, realizó estudios en los que planteó que los tres arcos de la Lonja fueron trasladados desde otra ubicación. «Creo que puede afirmarse que esos arcos están colocados sobre una construcción preexistente distinta a la actual fachada consistorial», confirma el arqueólogo Francisco Javier Gutiérrez en el informe final de los sondeos.
Teniendo en cuenta criterios de «lógica» y «economía» esgrimidos por Laguens hace años, todo parece indicar que los arcos pudieron trasladarse desde la antigua iglesia de Santa María, donde habrían formado parte de un atrio o de un claustro. Responden arquitectónicamente a cánones decorativos de edificios religiosos, modelo que no se da en construcciones civiles. Este es uno de los puntos que se debe seguir investigando. Lo que sí logró confirmar Laguens es que en la zona en la que actualmente se encuentra la Lonja antes había casas. Así se justifica que en su parte inferior se encuentren bodegas.
No obstante, aunque los sondeos que se han llevado a cabo en los últimos meses por parte del arqueólogo Gutiérrez sostienen la tesis de Laguens, aún sigue siendo una hipótesis hasta que no se pueda demostrar al 100%. Se espera que durante las obras de la Lonja se pueda seguir indagando y ampliando el conocimiento histórico y sus posibles fases constructivas. La consejería de Vertebración del Territorio de DGA, con financiación del FITE, acaba de sacar a licitación la redacción del proyecto de obras, paso previo a la ejecución de los trabajos, que se ejecutarán en dos fases. La primera englobará, con un coste de 316.000 euros, tanto la restauración de los elementos de valor patrimonial artístico e histórico como las fachadas de la Lonja y la Casa Consistorial además de sus respectivos aleros. Estas obras, costeadas al igual que el proyecto con 600.000 euros del FITE, se ejecutarán y terminarán en 2019.
Análisis de cerámicas y un diente
De forma paralela, se están analizando dos muestras encontradas en las catas. Por un lado, unas cerámicas para conocer la fecha postquem (después de), para las que la Universidad Autónoma de Madrid está utilizando una técnica con la que se conoce la cantidad radiación que han absorbido desde que fueron depositadas mediante unas escalas de tiempo establecidas previamente. Por otro lado, también se espera conocer una fecha aproximada mediante un diente animal al analizar la cantidad de carbono que ha perdido.
Las teorías de Laguens sostienen que la Lonja se trasladó piedra a piedra después de que se construyera el Ayuntamiento para así crear una gran plaza renacentista. Esta implantación trajo consigo el derribo de las viviendas.
Arco repuesto copiando el escudo
Una de las catas planteadas en los sondeos arqueológicos encargados por DGA dentro de los estudios previos para la redacción del proyecto de obras tenía como objetivo conocer la cimentación de los arcos de la Lonja y de la Casa Consistorial con una sola intervención al tiempo que se daba respuesta a los interrogantes históricos que plantea el conjunto de la plaza. Especialmente, a la citada propuesta de Laguens de que los tres arcos de la Lonja no se construyeron para esta ubicación sino que fueron trasladados desde otra, aún por determinar.
Más allá de las catas, Gutiérrez realiza también algunos detalles que ha percibido sobre la Lonja en sus trabajos. En primer lugar, ha comprobado que las marcas de talla de la basa del último pilar por el norte son distintas (en diagonal) al resto de pilares (verticales). Al mismo tiempo, la pátina y módulo de los sillares de todo el paramento correspondiente al tercer arco (el no decorado) son diferentes a los de los dos primeros (decorados); no sólo en la fachada exterior, sino también en la interior que continúa la línea de fachada de los distintos edificios (se puede ver en la imagen).
Tras la explosión del polvorín en 1840 en la que ‘Las casas del Ayuntamiento sufrieron mucho, se desplomó la sala del Justicia y de la Corte…, y fue rareza que los hermosos arcos de la plaza no rindieran tributo a la muerte’ (Taboada 1898: 86), para Gutiérrez «parece acertado pensar que fuese necesario reparar todo el último tramo y este último arco fuese repuesto copiando el escudo de la ciudad existente en el otro extremo de la Lonja, imitando su trazado general». Por fortuna, se pudo recuperar el edificio sin que cediese totalmente el último arco, lo que hizo posible también «que sobreviviera la galería superior del siglo XVIII».

¿Un nuevo tramo de la muralla?
Asimismo, en otra de las catas de la planta baja se detectó un muro de piedras que, por sus características, podrían «encajar» con la propuesta que la historiografía ha venido planteando sobre el trazado de la muralla del siglo XII, a la que han colocado en esta zona distintos investigadores. En su informe Gutiérrez plantea que se realice una intervención más amplia que desvele todo el trazado y características, de forma que -si las investigaciones confirmasen que se trata de un tramo de la muralla-, pueda ser vista dentro de las dependencias del edificio una vez rehabilitado como un elemento patrimonial más. Según el arqueólogo, las distintas propuestas hipotéticas suelen trazar la muralla por medio del eje de la Casa Consistorial renacentista, salvo la de Ramón Betrán Abadía, que la lleva por la parte trasera actual del ayuntamiento.
Columna reubicada
Otra conclusión a la que llega el informe es que una de las columnas interiores de la planta baja fue reubicada en ese punto picando la pared existente e insertándola de forma no perpendicular sino girada hacia el norte «de forma intencionada». La pared es de encofrado de tierra en el que se ha encontrado el citado diente animal que ahora se está estudiando para hallar una fecha ‘postquem’ de construcción.