«Tú sí que eres un QR» es el nombre del trabajo realizado por el IES Segundo de Chomón de Cantavieja
Cada vez son más los centros educativos que se lanzan al mundo de la innovación. La educación, como todo, exige cambios y poco a poco se está observando cierta transformación a la hora de enseñar a los alumnos. El último ejemplo se puede ver en el IES Segundo de Chomón de Cantavieja con su proyecto «Tú sí que eres un QR», un trabajo en el que han participado tanto estudiantes como profesores este curso.
Las reuniones entre la docencia para intentar encontrar un tema con el que innovar en las aulas comenzaron en septiembre. Fue entonces cuando se plantearon una pregunta, «¿qué sabe nuestro alumnado sobre la Cantavieja del siglo XIX?». A partir de ese momento comenzaba el trabajo. «Se nos ocurrió la idea de crear unos códigos QR y ponerlos por todo el pueblo. Unas pegatinas que podían mostrar el patrimonio y los lugares más interesantes de Cantavieja», explica José Romeo, coordinador del proyecto y profesor de Geografía e Historia.
La meta que se planteó el profesorado era cambiar la metodología educativa del centro. «Antes la mayor parte del trabajo en el aula la llevaba el maestro y ahora intentamos que el alumno construya y sea partícipe de su propio aprendizaje», señala Romeo. El principal objetivo de la nueva educación es, precisamente, crear alumnos críticos y más reflexivos.
«Cada vez los chicos de nuestros pueblos son más urbanos y tienen menos contacto con el entorno, infravaloran un poco lo que tienen», comenta Romeo, para quien el proyecto de innovación tenía el fin de crear una identidad propia en el alumnado. «Queremos conseguir que se sientan orgullosos de ser del Maestrazgo».
Un trabajo conjunto
En el proyecto «Tú sí que eres un QR» del IES Segundo de Chomón de Cantavieja han participado los 60 alumnos y los 12 profesores del centro, es decir, todo el instituto. En un principio parecía complicado que toda la docencia pudiera participar pero tras varias reuniones, encontraron la solución.
A través de las asignaturas de Biología y Educación Física, los alumnos han conocido la fauna y la flora del entorno realizando varias marchas senderistas; los alumnos han explicado el patrimonio histórico de los pueblos del Maestrazgo con vídeos comentados en inglés; las asignaturas de Lengua y Plástica recuperaron una leyenda del pueblo, «El salto de la novia», creando un guión que acabó convirtiéndose en una fotonovela; los alumnos conocieron las Guerras Carlistas y la historia de su patrimonio cultural mediante la asignatura de Geografía e Historia; en Matemáticas calcularon las parábolas de los proyectiles lanzados a Cantavieja durante las Guerras Carlistas; y, por último, en Informática aprendieron a convertir sus textos en los códigos QR que ahora se pueden visualizar por todo Cantavieja.
«Al final han salido cosas muy majas y con estas actividades hemos podido compartir muchas cosas con el resto del pueblo», destaca José Romeo. Un ejemplo está en la jornada que realizaron junto a los vecinos del pueblo dentro de la materia de música. Los más mayores explicaron cómo era la vida en las masías, les enseñaron a cocinar platos típicos de su época y también los bailes, como el bureo, de los masoveros.
Un balance «positivo»
El coordinador del proyecto recuerda que desde un principio la predisposición del profesorado fue magnífica, ya que todos estaban dispuestos y con ganas de participar en este trabajo. Sin embargo, la actitud de los alumnos fue diferente. «Cuando empezamos con esto teníamos la duda de si de verdad les estaba gustando, si iba a servir para algo. El proceso ha sido largo, de unos seis meses, y al final es cierto que el balance es muy positivo», indica Romeo.
Los 18 alumnos de 4º ESO han sido los que han llevado la voz cantante en el proyecto, aunque es cierto que los estudiantes de los otros cursos también han participado en las actividades conjuntas. Ahora el objetivo es seguir innovando durante los próximos años. «Hasta septiembre no sabremos lo que vamos a hacer. Aquí tenemos el problema de que muchos profesores son interinos y hasta entonces no podemos idear nada», señala el profesor.