Ángel Martínez «Pepinero» y sus tres hijos restauran el que ya es el mejor Renault de su colección, un coche de 1911 del que quedan muy pocas unidades en el mundo
En una de las primeras escenas de la película Titanic, la joven protagonista, Rose, observa el gran transatlántico desde un coche original de la época, un Renault Coupé Chofer EF, que después se ve en otra escena cargándolo en el barco. Un modelo original de 1911 del que quedan muy pocos, apenas tres o cuatro, porque la mayoría se destruyeron durante la I Guerra Mundial. El de la película está en Bélgica y otro de los que sobrevivieron, gracias a que viajó a Nueva York, se encuentra en Alcañiz.
Es propiedad del mecánico y coleccionista de clásicos Ángel Martínez «Pepinero», un amante de los Renault. «Es el mejor coche de la colección. Me entusiasmaba y lo busqué a través de diversos contactos y al final lo encontramos en Alemania a través de internet. Fue una gran suerte porque es difícil conseguir y más en un estado impecable», precisa.
Martínez lleva cuatro años trabajando en sus ratos libres en el Renault, una tarea que combina con la restauración de otros coches como el Monasix de 1928 que se podrá ver en Autoclassic; y su trabajo como mecánico. Del Coupé Chofer EF llevará a la feria el chasis y las ruedas, con llantas de madera. «Soy muy detallista así que lo desmonté al completo. Realizamos todo el proceso, parece que se va fabricando desde el principio»».
Una labor, la de su fabricación hace 118, de la que Martínez ensalza su laboriosidad. Tanto su montaje como los materiales son de una gran calidad. «Me maravillo como en aquella época hicieron esa labor tan milimétrica, todas las piezas encajan a la perfección y están confeccionadas con materiales nobles de forma artesanal». Su calidad unida a detalles del interior de la carrocería dejan ver que se trata de un coche de alta gama que probablemente fue propiedad de una personalidad de la época que contaba con chófer.
«Pepinero» no trabaja solo en la restauración. Cuenta con el apoyo de sus tres hijos (Ángel, Javier y David), que continúan con la tradición familiar en su taller. Ahora se encuentran en la fase «más bonita», la de montaje. Anteriormente se encargaron de rascar, limpiar y guardar una a una cada pieza para retirar el rastro del paso de los años. Ya han montado la caja de cambios y ahora sus hijos trabajan en el motor. Cuando lo coloquen, lo probarán para ver cómo rueda y después comenzarán con la carrocería, seccionada en trozos.