Irantzu Varela (La Tuerka, Pikara Magazine) es periodista y feminista. Ofreció un taller y una charla en Andorra
Varela participó este miércoles en talleres y un coloquio en Andorra dentro de los actos contra la Violencia Machista que organiza la Comarca de Andorra-Sierra de Arcos cuya programación se ha alargado desde noviembre. Se proyectó su documental Él nunca me pegó.
¿Cómo surgió el documental «Él nunca me pegó?
Aparecen tres mujeres contando tres historias en las que identifican que sufrieron violencia aunque nunca física. Hablamos de «Violencia psicológica en el marco de la pareja heterosexual». Es algo muy específico pero contarlo era una manera de visibilizarlo. Lo grabamos hace dos años cuando contarlo daba vergüenza. Ahora, con campañas como «#Metoo», hemos visto lo importante que es decirlo, sobre todo, porque somos muchas.
En el documental se escucha la frase «ojalá me hubiese pegado para que la gente me crea».
Todas pensamos que si un día nuestra pareja nos pega nos vamos a ir y la realidad es que la violencia nunca empieza con un puñetazo. Empiezan minándote, haciéndote luz de gas para ir convirtiéndote en una bolita hasta que ya no sabes ni quién eres. Tratamos de hacer ver cómo el hecho de que no te hayan pegado te hace dudar hasta a ti misma de que hayas vivido violencia porque siempre nos parece que le pasa otras y que es algo muy evidente con historias muy trágicas, como las que vemos en las televisiones. Además, si no te han pegado, a la gente le parece mal lo que te pasa pero ya no tan grave. Ningún régimen de opresión se ha mantenido nunca con la violencia física, la psicológica es la que ha mantenido todos los regímenes de dominación.
¿Cómo reacciona la gente en los talleres?
Al principio la gente siempre se queda con sensación de «bajón» pero creo que es porque les suena. Esto les suena a algo que han vivido ellas, una hija, su hermana, una amiga,… Y eso deprime un poco. El hecho de entender que el sistema heteropatriarcal no funcionaría sin la complicidad de las mujeres y tiene la parte positiva de que el día en que empecemos a dejar de ser cómplices, empieza a terminarse. Salimos de los talleres, espero y así lo creo, con la idea de «chicas nos ponemos ya y acabamos con esto rápidamente».
¿Qué nivel hay en los medios cuándo se trata este tema?
Los medios están empezando a hacer un hueco al discurso feminista pero el discurso radical, transformador que plantea que esto no se va a solucionar hasta que no cambiemos el sistema desde la estructura más básica, tampoco es algo que les guste mucho decir. Creo que en los últimos años hemos visto como empieza a haber tías con discurso feminista en los espacios generales y eso me parece positivo. El problema es que ahora todo el mundo dice que es feminista. Gente como, por ejemplo Pablo Motos, hace campañas contra la violencia cuando es, por poner un ejemplo porque no es que sea peor que otros, un cómplice de que se nos cosifique a las mujeres, se nos hipersexualice,… Todo eso también es violencia. Tenemos que tener mucho cuidado de que no nos roben el discurso, el discurso feminista tiene que ser profundamente transformador porque es un discurso, para mí ahora el más revolucionario que hay, y claro, para la revolución no suele haber mucho sitio en la tele pero nos lo tenemos que hacer.
¿En qué momento está el feminismo?
Para mí es el discurso más revolucionario ahora. Va permeando y teniendo presencia también en espacios institucionales, ocio, ficción… Para cambiar la sociedad hay que estar en todos los ámbitos. Creo que es un momento muy bueno porque hemos aprendido a contar el discurso bien y la gente se está empezando a creer que es para que estemos todas y todos mejor, no es una cosa de cuatro locas a las que nos caen mal los hombres, que nunca ha sido así. .
Time ha nombrado «#Me too» como personaje del año. ¿Es un paso?
Sí pero me gustaría una campaña de hombres que dijeran «yo también he agredido». Con la violencia machista, y sobre todo, sus expresiones más evidentes como el acoso, la violación, el asesinato,… hacemos como si fuera una lacra. Esta palabra se usa mucho en lo institucional y me parece un horror porque es como si fuera una plaga que viene de un sitio que nadie sabe cuando la violencia machista viene de una sociedad que la legitima. Como el caso de Hollywood, el #Metoo. ¿De verdad que nos pilló por sorpresa que haya hombres ricos, blancos, heterosexuales y poderosos, que se aprovechen de las mujeres jóvenes y guapas? Esto nos ha pasado toda la vida, nos ha pasado a todas, en todos los ámbitos y a todas las edades pero vivimos en una sociedad que lo ha naturalizado. Que naturaliza que tengamos miedo y no puede ser. Necesitamos hombres que digan «es el momento de cambiar mis prácticas individuales».
¿Dónde está la clave del cambio?
Creo que está en entender que las expresiones de violencia que nos incomodan son la punta del iceberg. Detrás hay un sistema que naturaliza que las mujeres venimos al mundo a satisfacer las necesidades y deseos de los hombres y que naturaliza que tengamos miedo. La sociedad se ha sometido a un examen con el «Juicio de La Manada» y hay mucho trabajo empezando por cambiar ideas, como la de sexo consentido por sexo consensuado o disfrutado, por ejemplo. Es algo tan sencillo y tan complicado a la vez, como lo es entender que somos personas nosotras también, que nuestros deseos y nuestro trabajo no valen menos que los de los hombres y que nuestro «no» tiene que ser el fin de la conversación y no el inicio de una negociación como dice Lidia Infante («Las locas del coño»).
En redes sociales también hay otra revolución en este sentido.
(Ríe) Sí. Siempre pienso que si hubieran entendido el uso que íbamos a hacer de internet movimientos como el feminismo no lo hubieran inventado. Tiene dos componentes fundamentales. El primero es que no hay intermediación. Puedes publicar lo que quieras sin que nadie decida si es válido o no. El otro es el humor. Creo que es la gran revolución del feminismo en las redes sociales. Podemos podemos hacer el mamarracho hasta lugares muy locos pero con un discurso de fondo muy importante. El feminismo en las redes las que más están generando el discurso y llegando a más gente son las que usan el humor. Hay para todos los gustos, un montón de gente haciendo pedagogía, peleagogía que le llamo yo. Con el humor puedes decir burradas que desde la seriedad resultan muy incómodas. Nunca negaré, eso sí, la importancia de las académicas que siguen trabajando en el pensamiento que es de las que nos alimentamos.
¿Dónde puede encontrarle la gente? Además, viene una cita muy cercana…
Mucha gente conoce mi trabajo por los vídeos de El Tornillo, un microespacio feminista en La Tuerka, pero ha habido una reestructuración. Volveremos, eso sí. Y este año, si quieren tener unas campanadas de Nochevieja fuera de lo común, estaré dándolas yo desde Pikara Magazine. Diversión y feminismo asegurado para Fin de Año.
Anónimo dice
El señor Rodríguez Zapatero tiene el dudoso honor de ser el autor de una persecución por género sin precedentes en nuestra España actual y de violar los derechos humanos fundamentales en la Ley de Violencia de Género de 2004, que no castiga por el delito cometido sino por el género de quien lo comete,vulnerando derechos fundamentales del hombre como es la presunción de inocencia, y otorgando presunción de culpabilidad por género, mientras la palabra de la mujer adquiere presunción de veracidad, y mediante la «especialización» por género de Tribunales, abogados, psicólogos,etc. bombardeando en todos los medios una y otra vez y sobre la plaga de machismo y patriarcado que ejerce el hombre y de crear tribunales para proteger a la mitad de la población, las mujeres contra el hombre. Excluyendo al hombre en esta Ley y negando que el hombre pudiera ser víctima de violencia psicológica o incluso física, criminalizando al hombre en general en esta Ley, y reduciéndolo a un ser de tercera categoría sin derechos y expuesto a cualquier mujer que quiera hacerle cualquier daño o que quiera ganar absolutamente todo en un proceso de separación,pues dentro de la violencia psicológica el techo es infinito e ilimitado. Es más de 12 años esta ley ha provocado el efecto contrario al que se pretendía, incitando al odio, a una absurda guerra de sexos entre hombres y mujeres, en nuestra España actual,al vulnerar los derechos solo de una de las partes, los hombres. No se puede construir igualdad vulnerando los derechos y criminalizando en leyes, ni por raza ni por género ni por religión. El feminismo debería construir con el hombre y no contra el, pues si violamos los derechos humanos de hombres o mujeres, acabamos pasando de machismo y patriarcado a hembrismo y matriarcado, y así no llegamos a ninguna igualdad sino a ejecutar venganzas agravios y terror. Se deben contabilizar igualmente los casos de víctimas de hombres por mujeres, pues en 2017 si miramos en los medios que tímidamente han dado la noticia podríamos contar 9 casos y otros tantos niños. Casos terribles que no son contabilizados ni condenados y apenas mencionados y que deberían tener también igual consideración, y no ser víctimas de tercera categoría sin ningún tipo de ayuda ni derechos, pues aunque fueran menos casos, deberían ser consideradas también personas. La violencia no tiene género y especialmente la psicológica la ejercen igualmente hombres y mujeres, e incluso también la física. En la ley deben caber todos, hombres mujeres, niñ@s, blanc@s,negr@s y para garantizar la imparcialidad no se debe especializar tribunales más que en la búsqueda de la verdad en cada caso. A pesar de que esta ley es más de 12 años no ha solucionado el problema sino que se ha llevado por delante la vida de muchos inocentes, se le ha dado una vuelta de tuerca terrorífica en el Pacto de Estado, sin ningún tipo de reflexión más allá del machismo y el patriarcado criminalizando al hombre y atacandole aún más en la ley. Una ley que ejerce el terror sobre el género masculino, dotándola de más de mil millones de euros, premiando aún más las denuncias, y que las pueda presentar personal que difícilmente guardarían garantías de imparcialidad, que ya no sea necesaria relación afectiva, sino que cualquier mujer a cualquier hombre podrá presentar denuncia, dejando ya indefenso a cualquier varón pues la maldad no es exclusiva del sexo masculino y la bondad del género femenino. Convirtiendo todo esto en una censura de género, y quién se atreva a dar una opinión haciendo uso de la libertad de expresión y exponiendo lo que en conciencia cree, procurando hacerlo de forma respetuosa y constructiva será atacado y perseguido por el justo feminismo, acusado de machismo y patriarcado y odio hacia las mujeres. Y no, no es odio es solamente querer igualdad de derechos de verdad, y poner el granito de arena para conseguir una sociedad justa, en que los derechos humanos no sean víctimas de lo políticamente correcto, ni de ideologías políticas. Las mujeres son las primeras que ellas no querrán parir hijos, aquellas que libremente deciden ser madres, para que después lleven cadenas. Pido por favor una reflexión sobre esto,y que quien hable no se tenga que esconder en el anonimato por miedo a represalias y consecuencias,sobre todo por decir lo que humanamente creé en conciencia que es justo, y que de otra manera se clavaría terriblemente en su amor propio. Poner los derechos humanos por encima de cualquier otro interés.Así pues condenar todos y cada uno de los casos de violencia, de hombres sobre mujeres y aunque fueran menos, también condenar los casos de violencia de mujeres sobre hombres. Condenar también la violencia y el maltrato sobre las víctimas inocentes y gratuitas de la Ley de Violencia de Género, hombres mujeres abuelas padres, personas,resultado de vulnerar derechos fundamentales, que las leyes deben respetar a todos los seres humanos, indistintamente de su género su raza o el color de su piel.