Con el adiós al verano era necesario coger provisiones, intercambiar productos con el trueque o vender los animales que en invierno suponían un elevado coste. Las ferias están desde antes que la civilización. Valderrobres no es una excepción y tampoco hay constancia desde cuando se celebra. Como cada primer fin de semana de septiembre, la capital del Matarraña saca su cara más comercial con una de las fechas más señaladas, la feria de septiembre. En esta ocasión, una edición pasada por agua que ha afectado al número de stands y de visitantes. «La valoración este año no es muy positiva, ha venido menos gente a causa de las lluvias de los dos días. Muchos puestos se han quedado vacantes y no luce como un año que hace buen tiempo», ha lamentado José Miguel Sanz, concejal de Festejos.
El temporal ha supuesto que el número de stands instalados se reduzca a la mitad, 60 que han resistido frente a los 100 que se esperaban acoger. A pesar de ello, los vecinos de la contornada, y también turistas que se han encontrado con la sorpresa, han disfrutado de la feria. Todos ellos, han buscado llevarse el mejor producto, alguna ganga o simplemente ojear y encontrarse con conocidos. A pesar de unas condiciones climatológicas, las opciones no han sido pocas: productos de alimentación desde embutidos a salmueras, menaje de hogar, ropa y calzado o macetas, las mejores ofertas han estado en Valderrobres. «Es un punto de encuentro, la gente se desplaza a Valderrobres con la excusa de visitar la feria y pasar el día, hace uso de la restauración y tiene un importante impacto para el pueblo. Aunque el tiempo no haya acompañado, en el pabellón ha habido un buen ambiente», ha explicado Carmen Lorente, técnico de cultura.
Sumado al mercadillo tradicional, se ha podido disfrutar de expositores de alimentación y puestos de asociaciones en el pabellón municipal como ATADI o Valderrobres Patrimonial. También se ha colocado ahí el servicio de bar, con una gran acogida, y originales juegos de madera para todos los públicos bajo el nombre ‘Toca Madera’. Dentro de la programación, el domingo por la mañana se presentó el comic ‘Las aventuras de Laura y Mano Peluda en Valderrobres’ del guionista Antonio Monfort y el dibujante Moratha. Ambos estuvieron firmando libros en el pabellón.
El mercadillo comenzó a colocarse el sábado por la mañana, aunque algunos comerciantes tuvieron que marcharse ese mismo día con la llegada de las primeras gotas. Por el contrario, los puestos que no estaban fijos han ido ocupándose por nuevos negocios ambulantes. Al final, los puestos previstos y los nuevos que han podido permanecer, se han mantenido hasta el domingo por la tarde en la Plaza España, lonja del Ayuntamiento, puente de piedra, Avda. Hispanidad y calle Lope de Vega hasta el pabellón. Durante ese tiempo, y aunque menor que otras ediciones, ha paseado por el callejero un significativo número de curiosos, predominantemente un público familiar.
Ahora, los valderrobrenses y vecinos de la comarca deberán esperar a la próxima feria, en mayo, esperando que en esa ocasión salga todo, por fin, «según lo previsto». Ambas ferias ancestrales que se vienen celebrando «de toda la vida» contribuyen a recordar el pasado de la localidad, y a apostar también por el comercio tradicional. Por todo ello, ni la lluvia ni el frío, pondrán trabas a la próxima feria de Valderrobres.