Casi 1000 son los kilómetros de distancia que separan la ciudad de Valencia -en la costa mediterránea- de Santiago de Compostela, ubicada en la otra punta de la Península Ibérica. Quizás, el recorrerlos en bicicleta y hacerlo en apenas 7 etapas es algo que muchos tildarían de una locura. Sin embargo, un grupo de 7 amigos, entre los que se encuentra el ciclista Germán Castel de Cantavieja, emprendieron la marcha hace unos días para culminar junto a la Catedral de la capital gallega el pasado jueves al mediodía. Dicho y hecho, ellos cumplieron con su cometido. Eso sí, no era únicamente el completar este exigente reto deportivo, sino que el cometido iba mucho más allá. Bajo el lema «Pedales por la Vida», estos jóvenes han buscado demostrar que merece la pena luchar por la vida.
Germán Castel y el resto de sus compañeros de viaje desde un inicio han buscado romper con el tabú que supone el suicidio entre la población joven. Todo ello, después de detectar que justamente esta es la mayor causa de muerte entre los jóvenes. «Pensamos en este reto para hacer algo por la sociedad. Planteamos algo ambicioso con etapas largas y además en noviembre, con pocas horas de luz. Somos deportistas jóvenes y creo que somos el reflejo perfecto para demostrar que merece la pena luchar por la vida», asegura Castel.
El desafío del grupo, conformado por varios ciclistas amateurs y profesionales como Joan Bou o Iván Moreno, comenzó el viernes 25 en Valencia y terminó ya este jueves en Santiago de Compostela. Por el medio, 7 intensas jornadas en las que los ciclistas han acumulado una media cercana a los 150 kilómetros y entre 4 y 7 horas sobre la bici al día. Las etapas recorrieron Valencia; Albarracín; Siguenza; Aranda de Duero; Benavente; Puerto Marín y Santiago. «Las primeras fueron más largas. Lo hicimos así porque nos preocupaba la climatología que podíamos encontrarnos en el norte y también porque allí el terreno es más exigente. Así en los últimos días también hemos podido disfrutar y hacer un poco más de turismo por las tardes», concretó Castel.
Eso sí, pese a que todos ellos cuentan con un gran fondo físico, el reto no ha sido ni mucho menos fácil. Cada uno de los participantes ha contado con el hándicap de llevar consigo unos siete u ocho kilos de más. Castel detalla que además de la propia bicicleta llevaban una equipación de invierno completa y accesorios como cubrebotas o guantes. «También una alforja detrás en el sillín con una muda, una toalla o unas zapatillas. Además, también llevamos una bolsa con aparatos básicos como geles o cargadores en el manillar. Entre todos también nos repartimos cubiertas, cámaras de repuesto y un kit básico de primeros auxilios», aseguró el ciclista de Cantavieja.

‘Pedales por la Vida’, en Instagram
Durante toda la semana, los integrantes de «Pedales por la Vida» han estado en constante interacción con el público a través de su cuenta de Instagram. Desde allí, han ido presentándose, han ido dando a conocer las diferentes etapas y también han ido ofreciendo diferentes tips y rompiendo con tabús relacionados con su fin. Y aunque ya hayan terminado con este primer reto en Santiago, no han hecho más que empezar. Ahora, se marcan como objetivo el difundir lo realizado y llevarlo a lugares como colegios, institutos u asociaciones sociales. Todo en aras de defender el amor por la vida.
Bravo y enhorabuena por la iniciativa de estos chavales. Gran ejemplo para l@s demás de esfuerzo, superación y solidaridad. Es esencial visibilizar y sensibilizar sobre esta gran lacra de nuestra juventud