Mientras en siete de los pueblos de la Ruta se estremecía el suelo con el Romper la Hora, en Alcañiz se hizo el Silencio en una de las procesiones más emotivas y emblemáticas de la capital bajoaragonesa. Solo el repicar de la banda de timbales y el tambor del cabo rompió el silencio sepulcral de una procesión muy característica de Alcañiz que tuvo un gran seguimiento por parte de los vecinos después de tres años sin ver la procesión.
El Cristo del Silencio, la Virgen de las Lágrimas y la Piedad emocionaron a alcañizanos y visitantes con su transitar por las calles de la parte baja de Alcañiz en una noche con una muy buena temperatura. La procesión terminó en una plaza de España cubierta con la alfombra de tomillo y romero que puso en valor la esencia de la tierra bajoragonesa e impregnó todo el centro de la ciudad con un olor evocador.
El silencio de los timbales al paso de las peanas fue uno de los instantes más sentidos, y algunos de los asistentes no pudieron contener las lágrimas de emoción.
A las 21.30, antes de la procesión, la Junta Rectora de la Cofradía hizo entrega del cetrillo y la capa al Hermano Mayor de Honor, la familia Maldonado. Fue José María Maldonado quien se puso la capa y cogió el cetrillo. El Hermano Mayor de Turno de este 2022 es Manuel Franco. Antes de comenzar la procesión tuvo lugar el juramento en el altar de la Iglesia y al terminar se recogieron los claveles. Los rojos se guardaron para llevarse el Viernes Santo al cementerio y los blancos se entregan a los hermanos que han procesionado.
Así vamos dice
Bravo!!! Que lo nombren obispo!!!!