La limpieza de un solar destruyó varios elementos y dejó sin protección la estructura
El Ayuntamiento de Alcañiz al fin ha decidido actuar en el único molino aceitero que se conserva en la ciudad después de que a finales de 2015 la ampliación de un solar municipal destruyera parte de sus restos.
Una máquina excavadora tiró unos muros que dejaron sin protección un antiguo molino aceitero que dataría de los siglos XVIII ó XIX situado en un solar empleado actualmente como parquin público junto a la calle Sor María Francisca y el callizo Salvador (cerca del arco de Loreto). Entonces también se destruyeron elementos que se encontraban en el suelo como pilas circulares.
Acrótera, una empresa dedicada a la gestión integral del patrimonio cultural, se ha encargado a petición del departamento de Urbanismo municipal de realizar una intervención para documentar las estructuras que se conservan a simple vista: los restos de una antigua prensa para moler las olivas. Probablemente, si se levantara el solar se encontrarían más elementos.
La empresa también ha realizado un informe con una propuesta de conservación de los restos. No obstante, ahora es el Consistorio de Alcañiz el que tiene la última palabra sobre qué hacer con el molino.
20 prensas documentadas
Se trata de un hallazgo que no es espectacular por su valor sino que su interés se centra en que es el único elemento testimonial de la producción de aceite en la ciudad, que llegó a ser muy importante. En otras localidades del Bajo Aragón Histórico existen ejemplos de molinos de este tipo más grandes o mejor conservados, por lo que su interés se debe a que es el único de este tipo que se preserva en Alcañiz.
Se han documentado alrededor de 20 prensas en el siglo XVII y una cifra similar en el XIX (un molino puede tener más de una prensa, el de Albalate posee diez). El molino aceitero mejor conservado es el de Jaganta, que está totalmente rehabilitado y se ha convertido en un atractivo turístico de la pedanía de Las Parras de Castellote. También existe una réplica en el Molí de l’Hereu de Ráfales.
Se observan restos de una balsa
Tras el paso de la excavadora para los trabajos de ampliación del solar hace más de un año, lo que ahora se conserva del antiguo molino aceitero es uno de los extremos de la palanca de la viga encastado en una pared (capilla). Se trata de dos piedras de una sola pieza de más de tres metros de altura que se disponen verticalmente. Sobre ellas siempre hay una especie de torreón macizo para soportar la presión de la palanca.
Muy cerca, en el suelo, se pueden observar los restos de una balsa circular para depositar aceite que se ha roto. A unos metros en línea recta, habrá una perforación para el contrapeso, una pieza de piedra que podría pesar los 2.000 kilos.