El poeta y cantautor aragonés José Antonio Labordeta y su hermano Miguel, también un brillante poeta, fueron homenajeados este jueves por la tarde en el ciclo Alcañiz Lee. Los escritores aragoneses José Luis Melero y Antonio Pérez Lasheras, especialistas en los hermanos Labordeta, despertaron más de una risa del público con algunas de las anécdotas que recordaron sobre ellos. Por ejemplo, cómo el poeta Antonio Fernández Molina decidió instalarse en Zaragoza a raíz de su buena amistad con Miguel. Padre de cinco hijas, y siendo la literatura y el arte su única ocupación, pintaba cuadros para llegar a fin de mes, que vendía a sus amigos. Una Nochebuena, que se quedó sin lienzos y sin dinero, plasmó su obra en una sábana y cruzó de su casa a la acera de enfrente para vendérsela a Miguel.
Fue una conversación distendida sobre el escenario del Palacio Ardid, en la que el público pudo conocer mejor a dos de los escritores aragoneses más importantes de las últimas décadas. Tanto Melero como Lasheras reivindicaron la figura de Miguel, «uno de los mejores poetas de nuestra tierra», que, sin embargo, no ha tenido el mismo reconocimiento que José Antonio. De este último, 14 años más joven que su hermano, destacaron la «verdadera pasión que tenía en lo personal por su hermano», al que llegó incluso a dedicarle una canción y a citarle en las Cortes. «Le influenció totalmente. José Antonio lo veneraba», contaron. La repentina muerte de Miguel con 48 años fue «muy trágica y traumática» para el menor de los hermanos.
En el terreno profesional, sin embargo, eran totalmente distintos. La poesía de Miguel era surrealista, mientras que a José Antonio «le preocupa más el territorio y las condiciones en las que vivían sus habitantes». «Sus poemas están llenos de nombres de personas y de pueblos», detallaron. Tampoco faltó en el homenaje, la explicación del vínculo entre Miguel Labordeta y el café Niké de Zaragoza. Allí, entre los 50 y 60, ejerció como oficiante de la O.P.I. (Oficina Poética Internacional), y congregó a numerosos artistas e intelectuales. «Creó un ecosistema muy interesante en esos años de transición. Fue el germen de la intelectualidad aragonesa que ha dado unos frutos muy interesantes», subrayaron.
Los años no son correctos. El café Niké, desaparece en el 69, Con la muerte de Miguel. El acto fue una delicia, pero el interés en Alcañiz por este tema es nulo. No hubo ningún representante político, me pareció una falta de respeto hacia los dos invitados, y hubo muy poca participación, no creo que estuviéramos más de 15 personas. Los dos invitados fueron maravillosos, locuaces, llenos de datos y enamorados de lo que decían, transmitieron pasión. Fue espectacular descubrir que en la Zaragoza gris de los años 50 y 60 existió una antorcha de luz, donde resplandeció la poesía, el arte y la libertad de pensamiento al puro estilo bohemio.
Muchas gracias por la corrección. Saludos.