Los efectos del desconfinamiento de las provincias se están dejando notar en el Bajo Aragón Histórico, aunque de forma tímida, tal y como se esperaba. Con muy pocas reservas hoteleras para el presente fin de semana, sí está siendo significativa la llegada de segundos residentes o familiares que regresaban para reencontrarse con los suyos tras casi cinco meses desde que se decretase el cierre de las tres provincias. Esta afluencia de gente puede sentirse, sobre todo, en las calles y en terrazas e interior de bares y restaurantes.
No obstante, también repunta el interés por visitar localidades como Alcañiz. «Pasar el día» es el principal objetivo, además de disfrutar del patrimonio y también de la gastronomía que ofrece el territorio. Desde la Oficina de Turismo de la capital bajoaragonesa llevan varios días atendiendo a personas que demandan información de cara a próximas visitas. «Como ahora es necesario reservar la gente llama para saber qué es lo que está abierto, cuántas personas pueden entrar… Empezamos a notar algo de movimiento. Tanto los que han venido como los que nos llaman por teléfono son todos de Zaragoza», explicó Raquel Herranz, informadora de la Oficina.
De hecho, la visita al Castillo Calatravo de este sábado alcanzó su aforo máximo –reducido a causa del covid-19- únicamente con visitantes de la capital aragonesa. En total una veintena de personas participaron en estas expediciones guiadas por el patrimonio alcañizano, que ahondan en los secretos tanto del casco histórico como de la Torre Gótica. «Por lo que nos cuentan, vienen a pasar el día. Alcañiz está muy cerca de Zaragoza y hacen el viaje que ida y vuelta, aunque sí aprovechan para comer por aquí», añadió Herranz.
Se contribuye así al sector de la hostelería, pero de una forma por el momento poco reseñable, sobre todo para los establecimientos hoteleros. Y es que esta apertura no espera tener grandes consecuencias positivas en el Bajo Aragón Histórico, donde el grueso de turistas procede de Cataluña y la Comunidad Valenciana.