Una de cada cuatro personas puede sufrir un problema de salud mental a lo largo de su vida. Cada vez más son más los jóvenes que contraen una enfermedad mental y cada vez a edades más tempranas- antes de los 15 años-, de ahí la importancia de contar con redes de apoyo adecuadas para combatir esta realidad acuciante empeorada además por la pandemia. Este lunes 10 de octubre se celebró el día Mundial de la Salud Mental, fecha reivindicativa que dejó también datos preocupantes: según ASAPME Aragón las atenciones psicológicas han aumentado en un 19% en niños y jóvenes en el último año. En el ámbito local ASAPME Bajo Aragón, con más de 15 años de trayectoria, lleva años desarrollando su labor en las seis comarcas bajoaragonesas, correspondientes al Hospital de Alcañiz, lo que significa una cobertura de unas 75.000 personas. Los recursos siguen siendo «escasos» y «no se llega» a todas las personas que lo necesitan, más en un territorio tan disperso, tal como indica su gerente, Maite Torres. «Hemos visto que han aumentado los casos», confirma.
La entidad cuenta con 11 trabajadores y desarrolla diferentes modalidades y programas de atención. Destaca el funcionamiento del Centro de Día con 26 plazas, además de los 4 pisos supervisados, mientras que el programa de Tutela de Adultos cuenta con unos 30 usuarios, todos ellos concertados con el IASS y DGA. ASAPME Bajo Aragón desarrolla también un Programa de Acompañamiento Integral, del cual han llegado a beneficiarse cerca de 150 usuarios y familiares que no tienen plaza asignada en los demás programas. Este último cuenta con la financiación de las entidades comarcales, Ayuntamientos y DPT. «Si el usuario no se puede desplazar a nuestro centro lo hacemos nosotros a domicilio. Hacemos acompañamientos a compras, a médicos, etc…», detalla Torres, aunque el servicio va unido a la «limitación de personal», más teniendo en cuenta el disperso ámbito de actuación. «Tenemos que reducir las actuaciones atendiendo a la gravedad de los casos ya que no llegamos a todo el mundo. Intentamos llegar con prioridad de las atenciones más urgentes o críticas», puntualiza. En los diferentes programas se trabaja con un equipo multidisciplinar de terapeuta, trabajador social y psicólogo.
Otra de la faceta clave de ASAPME es su programa de inserción laboral implementado desde el año 2014, que permite la gestión de una bolsa de empleo que cuenta con unas 200 personas con cualquier tipo de discapacidad, de todas las comarcas, a las cuales se intenta insertar laboralmente. La entidad está también certificada como agencia de colocación. A día de hoy trabajan 32 personas en el Centro Especial de Empleo, en el desarrollo de diversas actividades (limpieza, agricultura, jardinería…). También se reparte comida a domicilio y se deshuesa ciruela pasa gracias a dos proveedores, Conservas Calanda y Agrinarsa. Otra actividad es el taller de mecánica rápida y el lavadero de vehículos. El Centro Especial de Empleo cuenta asimismo con una unidad de acompañamiento con apoyo de una psicóloga, además de los encargados de las actividades económicas.
Perfiles de usuarios
Son múltiples los posibles desencadenantes de una enfermedad mental: el estrés, el aislamiento social, el acoso escolar o las adicciones, o cualquier suceso. Desde ASAPME Bajo Aragón destacan la necesidad de «normalizar» la enfermedad mental. La entidad trabaja con todo tipo perfiles, desde los trastornos psicóticos como puede ser una esquizofrenia, trastornos de personalidad, ansiosos o del estado de ánimo, sin dejar de lado los trastornos depresivos. «Una persona que tiene una enfermedad mental con su medicación puede hacer una vida normal y corriente y esto lo tenemos que normalizar», recalcan desde ASAPME. Cabe resaltar que la Asociación bajoaragonesa trabaja en colaboración con el área de psiquiatría del Centro de Salud de Alcañiz. Un dato a destacar es que mientras en Europa se contabilizan 16 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, en España esta cifra se reduce a 10, lo que visibiliza a carencia de profesionales en este ámbito, especialmente en el medio rural. «Desde este punto de vista también nos vemos limitados».
Más allá del ámbito sanitario, el educativo adquiere cada vez más necesidad de actuación para «sensibilizar, enseñar y detectar» las enfermedades mentales. En este sentido el Gobierno de Aragón está trabajando en la redacción de un Plan de Salud Mental y Bienestar emocional. También desde el ámbito familiar resulta «vital» saber actuar ante los efectos de una enfermedad mental. «Muchas veces es clave la actuación de un familiar o amigo, que es el que tenemos más cerca. Si vemos un síntoma de depresión o cualquier otra afección, hay que pedir ayuda», destaca Maite Torres. De hecho desde ASAPME Bajo Aragón desarrollan también programas dirigidos a los familiares: la Escuela de familias, Grupo de Ayuda Mutua de Familiares e intervención unifamiliar. Un «espacio de deshago y de compartir experiencias» además de facilitar las pautas de actuación más adecuadas.