Preocupa la percepción social de la violencia machista que se sigue viendo como un asunto del ámbito privado en muchos casos. Esta es una de las conclusiones del reciente estudio de Fademur y que este domingo se dio a conocer en Alcañiz. Se expuso en el primer encuentro de Mujeres Vecinales de Aragón que se desarrolló durante el fin de semana. «El qué dirán hace que muchas situaciones de malos tratos no se denuncien y que la sociedad no vea este problema como algo común sino como algo que pertenece al ámbito privado. Hemos retrocedido en esto, existen los recursos para denunciar pero las redes vecinales son muy importantes a la hora de animar a dar el paso y romper ese silencio», dijo Carolina Llaquet, encargada de ofrecer los datos.
La violencia de género fue la última de las mesas y talleres que se celebraron como fin a este primer encuentro en el que quedó apalabrado el segundo. Entre las conclusiones, se vio la necesidad de crear una red con el fin de que todos los territorios tomen conciencia de lo que sucede en los otros. «Venir aquí desde Zaragoza y conocer esta realidad del medio rural nos hace poner los pies en el suelo porque, si en la ciudad a las mujeres que se nos acercan a pedir ayuda ya les cuesta, en un pueblo… Todo el mundo se conoce pero, ¿se sabe todo? Lo que pasa de puertas para adentro no siempre», reflexionó la vicepresidenta de CAVA, la Confederación de Asociaciones Vecinales de Aragón, Carmen Turégano.
La clausura contó con la directora del Instituto Aragonés de la Mujer, María Goikoetxea, desde donde se ha apoyado este encuentro. También con el alcalde de Alcañiz, Ignacio Urquizu, que abrió las puertas de la localidad a futuras colaboraciones.
Lo más fácil ir a la administración y declarar que te sientes mujer. Y así, de pronto, ya tienes derechos. De hecho eso es lo que deberían hacer todos los hombres ante cualquier denuncia. Si dices que te sientes mujer, la policía, los jueces y la administración no pueden negarte esa condición. Por lo tanto, tienes los mismos derechos que una mujer. Es decir, recuperas tus derechos constitucionales que te han robado como hombre.