El alcañizano Nacho Aguiló es uno de los investigadores del proyecto. El último ensayo demuestra una mejora en el sistema inmunológico de los pacientes
La vacuna contra la tuberculosis, la enfermedad infecciosa que más muertes provoca, está más cerca de ser mejorada. La inyección española candidata, la denominada MTBVAC, que desarrollan la Universidad de Zaragoza y la biofarmacéutica española Biofabri, ha obtenido nuevos resultados esperanzadores para el control de la tuberculosis, al ser capaz de inducir respuestas inmunes robustas y duraderas.
El principal objetivo del proyecto es desarrollar MTBVAC como una vacuna preventiva contra la tuberculosis para bebés recién nacidos y como una vacuna de refuerzo para adolescentes y adultos previamente vacunados al nacimiento con la vacuna actual, la BCG (Bacille Calmette-Guérin); que se subministra desde 1921.
La nueva vacuna realizó su último ensayo clínico en una población de 36 recién nacidos de una zona endémica de Sudáfrica, que comenzó a finales del 2015. El resultado reveló que la MTBVAC no causaba efectos secundarios preocupante sobre ninguno niño vacunado y que es capaz de estimular mejor el sistema inmunológico, a diferencia de la BCG.
El alcañizano Nacho Aguiló, uno de los investigadores de la Universidad de Zaragoza que forman parte del proyecto, aseguró que la BCG «no protege y no es eficaz sobre todo frente a la forma respiratoria de la tuberculosis, que es la principal vía de contagio». El motivo, tal y como explicó Aguiló, es porque la nueva vacuna contiene más de 400 antígenos ausentes en BCG que son reconocidos por el sistema inmunitario y que serían esenciales para esa mejor protección contra las formas respiratorias de la tuberculosis. Además hizo hincapié en la necesidad a nivel mundial de desarrollar una vacuna que verdaderamente erradique la tuberculosis en todas sus formas, para ello pide la colaboración de Gobiernos, fundaciones y otros organismos.
Desde enero de 2019 están en marcha dos nuevos ensayos clínicos de la segunda fase. Uno de ellos con 99 recién nacidos y el otro con 120 adultos. Se desarrollan en Worcester, un pequeño núcleo con alta incidencia de tuberculosis, a 150 km de Ciudad del Cabo. De momento, ya se ha descartado la dosis más baja, puesto que no consigue inmunizar a los recién nacidos. El objetivo es tener los primeros resultados antes de que finalice 2020.
Aguiló expresó que el siguiente paso es determinar la dosis exacta a inyectar para demostrar la eficacia de esta nueva vacuna, a través de un ensayo mucho más amplio que defina mejor la seguridad y eficacia de la nueva inyección. La última fase será comprobar que la vacuna es efectiva en un mayor número de población.
Una enfermedad curable
La tuberculosis, es una infección bacteriana contagiosa que afecta principalmente a los pulmones pero que puede propagarse a otros órganos. Actualmente es la segunda causa de muerte a nivel global y la primera entre las enfermedades contagiosas, afectando sobre todo a los países en vía de desarrollo.
Se estima que cada año se detectan alrededor de 10 millones de casos, los cuales necesitan ser tratados inmediatamente para evitar su propagación. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), muchos pacientes tardan en buscar atención médica y pueden transmitir la enfermedad hasta a 15 personas a lo largo de un año.
Una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente; están infectadas por el bacilo pero la enfermedad no se ha desarrollado ni puede transmitirse. No obstante, la OMS anuncia que es un enfermedad curable y previsible, desde el 2000 se han salvado más de 49 millones de vidas gracias al diagnóstico y tratamiento efectivos mediante antibióticos y antimicrobianos.
Por todo ello, los avances en la nueva vacuna suponen un proyecto que podría cambiar el curso de la historia de la tuberculosis.