Guardia Civil tuvo que cerrar al tráfico Beceite durante el puente de agosto por el aluvión de turistas.
Las zonas de baño naturales están de moda. En los últimos años se ha acrecentado el interés por estos parajes aunque ha sido este verano cuando más se ha notado el aumento llegando a saturar localidades como Beceite, que hace diez días, en el puente de agosto, tuvo que cerrar la tráfico la localidad por la gran cantidad de coches que había en sus calles. Otro de los casos se da en Las Cananillas del río Bergantes de Aguaviva. La zona también acusó la falta de aparcamiento durante el 15 de agosto. Lugares como el azud del río Algars en Lledó se han fijado como destino este verano.
Imágenes como las que en los últimos días se están viendo de un salto de Bierge repleto de sombrillas también se repiten en las zonas de baño del territorio poniendo sobre la mesa la necesidad de buscar soluciones para evitar aglomeraciones, garantizar la seguridad de los turistas y evitar que se dañe el entorno natural. En Beceite ya han reclamado la ayuda de Guardia Civil en los fines de semana con más afluencia y en Aguaviva ya son muchas las voces que claman por una regulación en los accesos al río Bergantes. Lo mismo ocurre en la piscina natural de Lledó, en el antiguo azud del río Algars, cuyo Ayuntamiento está en trámites para doblar la capacidad de la zona de aparcamiento ante la avalancha de turistas.
Por el momento, el único Ayuntamiento que ha puesto un control en la entrada de visitantes es Beceite, que en 2009 implantó el acceso regulado para vehículos a motor a los parajes del Parrizal y la Pesquera. Además, este año el coste de los tickets se ha incrementado doblando su precio (de 4 a 8 euros para los coches y de 1,5 euros a 3 para las motos. Sin embargo, el aumento de tasas no ha sido disuasorio y este año han tenido un aumento notable de visitantes.
La localidad vivió unas horas de tensión el sábado y domingo del puente de agosto debido al aluvión de vehículos que llegaron a la localidad y que se dirigían a sus zonas de baño. Se calcula que el término municipal llegó a acoger a más de 5.000 personas (diez veces su población), una afluencia que una localidad de las características de Beceite, con calles muy estrechas y en cuesta, no pudo admitir. Ante esta avalancha el Ayuntamiento puso en marcha un amplio dispositivo municipal e incluso reclamó la ayuda a la Guardia Civil para cerrar al tráfico la localidad. Un nuevo parquin con capacidad para 400 coches se completó al igual que una zona de aparcamiento improvisada en la rambla, en la que caben un centenar de vehículos.
El Consistorio beceitano se siente desbordado, por lo que pedirá ayuda a subdelegación del Gobierno en Teruel para que la Guardia Civil se refuerce y actúe en fechas concretas en las que ya se conoce que recibirán una gran afluencia de visitantes. Este fin de semana se podría repetir la situación al coincidir con las fiestas patronales al igual que para la Diada de Cataluña o el puente del Pilar. «El domingo 14 fue lo nunca visto en cuanto a afluencia de vehículos. Por fortuna se implicó todo el pueblo en la coordinación, desde el agente forestal hasta los trabajadores municipales. Al final decidimos cerrar el tráfico en el pueblo para evitar males mayores», comenta el alcalde de Beceite, Juan Enrique Celma.
El aumento de la afluencia de turistas también se produce entre semana. Por ejemplo, el pasado jueves a las 10.30 ya tuvieron que cerrar al tráfico rodado los accesos a las dos zonas de baño acotadas: el Parrizal, con capacidad para 120 coches y la Pesquera, con aforo para 90. No obstante, los visitantes pueden seguir entrando a pie (40 minutos andando aproximadamente) o acudir a otras zonas de baño más cercanas al pueblo.
Tan solo en 2015 pasaron por los dos controles de acceso 74.000 visitantes distribuidos en 22.100 vehículos. Desde el Ayuntamiento aún no se cuenta con el cómputo de visitantes de los siete primeros meses del año pero viendo la afluencia todo hacer prever que se superarán en gran medida estas cifras.
Precisamente, el acceso regulado se implantó hace siete años para proteger el valor ambiental de la zona. En opinión del alcalde, al regular la entrada y contratar personal para la limpieza de las zonas, se reduce el impacto ambiental. Antes de acotar el acceso podían llegar a entrar a estas zonas más de 500 coches. A parte del impacto ambiental, también suponía todo un peligro en caso de producirse un incendio. Actualmente no se cuentan con un plan de actuación pero sí se procura que todos los coches queden aparcados en dirección a la salida para que en caso de una rápida evacuación no sea necesario realizar maniobras.
Ocho contratos
Con el dinero que se obtiene con la venta de entradas se costea la contratación del personal y el mantenimiento de estas zonas. Al doblar su coste, se prevé que este año se cubran todos los gastos e incluso sobre dinero que se revertiría en mejoras. Durante la considerada como «temporada alta», de mediados de junio a mediados de septiembre, trabajan ocho personas tanto en el control de los accesos como en la limpieza. El resto del año solo una excepto en Semana Santa, puente de la Purísima y fines de semana (solo el Parrizal), cuando se dobla el personal.
Se realiza una limpieza diaria y, aunque la gran mayoría de usuarios son respetuosos, siempre hay excepciones. Extraen una media de una bolsa de basura llena en cada uno de los parajes. «Nos preocupa mucho la limpieza porque una familia que paga ocho euros por acceder a un espacio público espera encontrar un paraje limpio», comenta el primer edil beceitano.
Precisamente, con el objetivo de crear, entre otras cosas, una figura de protección natural para el monte público de la localidad (parajes de La Pesquera, El Parrizal y Peña Galera) nació hace unos meses la Asociación de Empresarios Turísticos de Beceite. «Queremos potenciar nuestros recursos naturales para atraer a personas con una mejor perspectiva de la naturaleza. Ahora la mayoría de visitantes llegan atraídos por el baño y el senderismo, por lo que también es un turismo más estacional», comenta su presidente, Bruno Durán, quien especifica que al crearse una figura de protección también pasarían a estar incluidos en la Red de Espacios Naturales Protegidos, lo que les daría una mayor difusión en publicaciones especializadas a nivel autonómico, nacional e internacional.
Nuevo aparcamiento en Lledó
La saturación en Beceite ha aumentado las visitas al antiguo azud de Lledó, reconvertido en piscina natural del río Algars hace años. Se trata de la zona de baño habitual de los vecinos de la localidad, que no cuenta con piscina municipal, pero que ahora atrae a muchos turistas. «Lo de este año es increíble, llega un momento en el que no puedes ni mover», comenta su alcalde, Ramón Alonso. En el pequeño municipio del Matarraña están sorprendidos de la llegada de visitantes y lo atribuyen a la congestión de Beceite. Es tal la afluencia que el Consistorio está ultimando los trámites para comprar un solar que habilitarán como un nuevo aparcamiento. Ahora muchos coches aparcan en el camino de acceso, un «peligro» por tratarse de una vía estrecha con numerosas curvas.
«Desbordados» en Aguaviva
En la misma situación se encuentran en Aguaviva, donde reconocen que están «desbordados» por la llegada de visitantes. Por ejemplo, el fin de semana del puente de agosto había problemas de falta de aparcamientos en la zona de las Cananillas. En su caso lo atribuyen a tres factores: la lucha vecinal contra la construcción de la presa ha dado visibilidad a la zona del Bergantes, hasta ahora una gran desconocida para gran parte de los bajoaragoneses; muchas personas quieren evitar pagar los ocho euros de Beceite; o huir de la saturación de sus espacios naturales.
Ya se está comenzando a hablar de la posibilidad de acotar de alguna forma la entrada a la zona de Cananillas. El alcalde, Aitor Clemente, no es partidario de una regulación porque «se perdería el espíritu del río» pero en caso de existir un clamor popular es partidario de abrir un proceso participativo. «No nos gustaría llegar al punto del salto de Bierge aunque ya estamos comenzando a ver sombrillas. Los del pueblo nos damos un baño y nos marchamos pero los de fuera se pasan todo el día», comenta Clemente.
Con la llegada de visitantes también cambia su perfil. Antes recibían a vecinos de localidades cercanas y ahora hay turistas de toda España atraídos por la belleza del paraje.
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