Las calles de Belmonte están más cerca de conseguir un aspecto uniforme y acorde a lo que cuenta su historia y patrimonio. Es uno de los objetivos que se marcó el Ayuntamiento de un pueblo que siempre ha sido puntero y premiado por sus prácticas de embellecimiento. Las obras avanzan muy cerca del final en dos calles y dos plazas.
Las obras comenzaron hace meses pero la crisis sanitaria obligó a una parada ya retomada. La intervención está consistiendo en levantar las calles, sanear todo el alcantarillado y volver a cerrar con un pavimento empedrado acorde al del resto del casco urbano y que fruto de remodelaciones de antaño, lucía un suelo de cemento. Al mismo tiempo se ha sustituido el sistema de alumbrado de bombillas de sodio por unas led. Queda por decidir el tipo de intensidad de luz que se coloca. «Sólo quedaría un pequeño tramo y la calle la Fuente pero ya podríamos hacer un circuito enlazando calles y plazas en el pueblo siguiendo la misma estética», dijo el alcalde, Alberto Bayod. Se está terminando de actuar en la calle Mayor desde la plaza de la iglesia hasta la placeta del hostal y en esa misma placeta. También se incluye la calle del Pilar y la plaza del mismo nombre pero conocida como plaza del Solá. Esta es una de las actuaciones que se extrajeron de la candidatura de Belmonte a formar parte de la red de los Pueblos más bonitos de España. Detalles como estos obligaron al pueblo a esperar.
Esta actuación está financiada por el Fondo de Inversiones de Teruel (FITE) con unos 90.000 euros. El Ayuntamiento aportó alrededor de 35.000 procedentes del Fondo de Inversiones Municipales Sostenibles (FIMS) de la Diputación de Teruel. «Con esto hemos saneado todas las tuberías porque si abríamos la calle, esta mejora iba de la mano», añadió el primer edil.
Apoyo a la cultura y al patrimonio
La localidad debería de estar celebrando en estos días sus fiestas patronales. No ha podido ser pero el Consistorio es uno de los que se ha adherido al programa Culturalia de la Comarca del Bajo Aragón. El sábado, y con todas las medidas de seguridad que requiere la situación, el público disfrutó de la primera de las dos actuaciones previstas. Fueron los Dulzaineros, viejos y queridos conocidos del pueblo. «Llevan 30 años interpretando las «albadas» en Belmonte y este año que no hay fiestas, no queríamos dejar de lado la Cultura. Con más motivo si es apoyando a grupos aragoneses», añadió Bayod.
Por otro lado, esperan abrir en breve las visitas a la nevera, recientemente declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
Alberto Benedicto dice
En este pueblo nació mi abuelo paterno Pablo Benedicto; se vino a Argentina en1909 a la edad de 27 años.