Bodegas que además de producir miles de litros de vino han vivido innumerables historias y anécdotas. Un total de 90 personas participaron el viernes en la Ruta de las Bodegas. Organizada por la Asociación Cultural de la localidad el evento juntó a vecinos y segundos residentes en hasta 6 bodegas del casco urbano de Belmonte, finalizando en una gran cena de hermandad. La idea trata de recuperar la costumbre que, décadas atrás, existía en la localidad. Los vecinos se reunían en las bodegas que la práctica totalidad de las casas del casco histórico poseen en su interior. Décadas atrás esas bodegas estaban en activo y producían vino desde años inmemorables. Pese a que en la actualidad muchas de ellas ya no cumplen esa función, todavía se conservan en las históricas edificaciones de la bella localidad del Mezquín.

Hasta mediados del siglo XX la tradición de juntarse en las bodegas perduró hasta que, años después, se perdió y por ello recientemente un grupo de vecinos decidieron recuperar esta costumbre. «Queríamos volver a recuperar esta tradición y llegar a mucha gente. Antes de la pandemia organizamos ya una ruta de bodegas. Fue tal el éxito que sumamos 90 personas y decidimos mantener esta cifra porque si no la organización ya se nos iba de las manos. Ha vuelto a ser todo un éxito», explicó Josep Fargás, de la Asociación Cultural y uno de los organizadores. De este modo la organización estableció seis grupos con dos rutas diferentes. Cada uno de ellos visitó visitó las 6 bodegas particulares habilitadas para la actividad. Finalmente todos los participantes se reunieron en una bodega municipal donde la actividad culminó con una merienda/cena popular.
En cada una de las bodegas los asistentes pudieron degustar un vino. En esta ocasión se optó por vinos del territorio, en este caso de Alcañiz, Cretas y Fórnoles. «Muchas de las bodegas de Belmonte se conservan y aunque en la mayoría ya no se elabora vino, se conservan sus toneles y los diferentes utensilios que históricamente se utilizaban», añadió Fargás.