Una nueva iniciativa pretende preservar la biodiversidad de la «huerta»
La biblioteca alcorisana dedica desde hace varias semanas un espacio entre sus estanterías a una nueva iniciativa que consiste en llevarse en préstamo semillas del territorio. Los usuarios que quieran participar tienen un año para devolver diez veces la cantidad de semillas prestadas o una equivalente de otra semilla local que pueda ser interesante para aportar al banco; un sistema muy similar al de préstamo de libros. El proyecto pretende recuperar los conocimientos agrarios condenados a la extinción y unir a los vecinos de la zona.
El banco de semillas lleva en funcionamiento desde hace tres semanas. En él pueden encontrarse semillas de algunas variedades de judías, acelgas, perejil, calabazas, pepinos o incluso tomate morado. Desde la biblioteca se encargan de recoger la variedad y nombre de la simiente, el municipio del que procede, la persona de la que lo aporta y la zona de cultivo.
«La función básica es no perder las variedades locales que se tienen en la zona. Queremos fomentarlas y catalogarlas para potenciar los aromas, olores y sabores del territorio, ya que las variedades que se consumen definen a una localidad», explica Jacobo Pitarch, impulsor de la iniciativa junto a su hermana Rosi. Ambos fueron los encargados de traer las primeras semillas desde la Red de Semillas de Aragón, y a ellos se les han ido sumando otras personas.
Maite Pérez, responsable de la biblioteca de Alcorisa, indica que la intención es ampliar el banco con la mayor variedad posible para que los productos de la zona no se pierdan y anima a los vecinos del territorio a aportar los cultivos de su zona. Pitarch remarca cómo la intención es ir ampliando el banco de semillas con la «mayor variedad» posible para que no se pierda ninguna y que los productos de la zona se sigan produciendo en el mismo territorio.
Con esta iniciativa se pretende favorecer la cohesión social, compartiendo las semillas entre vecinos, pero también entre distintas generaciones. Pitarch destaca el cultivo como nexo de unión entre los más mayores y sus nietos ya que es una manera de que los abuelos enseñen a los niños sobre los huertos. Además, al tener que catalogar las semillas en un sistema online, se incentiva a que estos introduzcan a los mayores en el mundo de Internet.