Carles Sans, actor y director conocido por ser miembro y fundador junto a Paco Mir y Joan Gràcia de la compañía de teatro Tricicle, fue el encargado de inaugurar este viernes el Festival del Castillo de Alcañiz 2022. Lo hizo con su obra ‘¡Por fin Solo!’, un monólogo de anécdotas y experiencias propias durante sus más de 40 años de trayectoria con el que conquistó al público del auditorio del cerro Pui Pinos. Durante la velada también recibió el Premio Trovador del festival a modo de conmemoración de toda una vida dedicada al mundo del teatro y el humor.
Visita Alcañiz con su espectáculo '¡Por fin solo!', su primer obra en solitario tras más de 40 años como miembro de Tricicle. ¿Surgió como un reto?
Desde luego. Este fue uno de mis grandes retos personales. De hecho, cuando me planteé la posibilidad me asaltaron muchísimas dudas e inseguridades, porque de repente se trata de hacer un espectáculo de texto que llevas 40 años sin hacer solo. Y claro, defenderlo durante una hora y media al principio da un poco de susto. Pero bueno, yo creo que ahora ya está resuelto porque veo que tengo un espectáculo que el público disfruta muchísimo. No paran de reírse y yo me lo estoy pasando muy bien mientras lo hago, por lo que esas dudas y miedos ya han desaparecido. Pero, sí, era un reto, sobre todo porque podía salir mal, pero creo que hay que atreverse a hacer las cosas porque es mejor arrepentirse de haberlo hecho que de no haberlo hecho bien.
¿Qué opina sobre que este tipo de espectáculos, reservados en ocasiones para las grandes urbes, encuentren su sitio en el medio rural?
Con Tricicle no íbamos a pueblos, solo a capitales de provincia, así que llegar aquí es una novedad, pero por supuesto que estoy a favor de esta apuesta por la cultura. Además, como esto no lo había hecho ahora me divierte muchísimo. O sea, de repente me dicen ‘¿oye, te apetece ir a actuar a Alcañiz?’ y la respuesta enseguida fue ‘¡pues venga, vamos!’. Me gusta porque además el público de los pueblos suelen ser muy buenos, con ganas de reír y de participar.
Imagino que todavía provoca más ilusión cuando te hacen entrega de un galardón como el premio Trovador.
Por supuesto, además este es mi primer premio en solitario, porque con Tricicle afortunadamente hemos tenido muchísimos, pero a título individual me estreno con este. Cuando me enteré me puse muy feliz porque para mí sigue siendo un orgullo.
Su nuevo espectáculo es un monólogo que reúne diferentes anécdotas y experiencias propias. ¿Es el humor siempre protagonista?
En ningún momento me he planteado la posibilidad de no hacer nada que no tenga relación con el humor. Va conmigo. O sea, yo cualquier cosa la veo a través del filtro del humor, por lo cual este espectáculo no podía ser concebido de otra manera. Recopilo varias anécdotas, muy locas, muy divertidas, pero todas reales, algo que creo que crucial, porque si de por si a la gente le gusta que le cuenten anécdotas eso es todavía más especial cuando conoces a quién le ha pasado y sabes que es de verdad. La gente dice no puede ser que haya pasado esto, y entonces se ríen porque además están interpretadas a mi modo, con la gestualidad característica de Tricicle. Es la suma de una historia divertida contada de una manera particularmente humorística lo que hace que funcione de verdad.
Ahora que ya ha probado los dos formatos, en grupo y solitario, ¿cuál prefiere?
No puedo elegir, esto es una consecuencia de lo anterior. Quiero decir, sin lo anterior esto no sería posible. Nunca he dejado atrás la experiencia con Tricicle, fueron 40 años de éxito continuado y una vida maravillosa. Lo de ahora es una especie de propina que me doy a mí mismo, como un reto que yo necesitaba también, porque cuando llevas tantísimos años compartiendo tantas cosas, eres el 33,33% de todo, de los éxitos, de los no tan éxitos, de todo. Y ahora es el momento en el que dices bueno, vamos a ser el 100% de esto y a ver qué pasa.
¿Qué es lo más especial que viene a su cabeza cuando piensa en esos 40 años?
Han sido tantas vivencias las que hemos vivido que es imposible elegir. Pero si tuviera que decir fechas muy concretas posiblemente la jornada de clausura de las Olimpiadas, donde hicimos esa vuelta de maratón en todo el estadio de marcha atlética, que fue un chute de adrenalina brutal. Allí nos veían 60.000 personas, pero en el mundo creo que nos veían 2.000 millones de personas que en ese momento era una pasada, esas cosas que uno nunca se imagina. Pero en realidad hay algo que está por encima de todo, y es el hecho de haber llenado todos los teatros donde hemos ido durante tantísimos años, algo complicadísimo. Poca gente consigue movilizar al público para que se llene el teatro todos los días.
¿Volverá a reunirse alguna vez 'Tricicle'?
Ahora mismo estamos produciendo ‘Forever Young’, un musical que está en Madrid y que ya habíamos producido en su día. No sé si algún día volveremos a hacer algo juntos. Si es así, será puntualmente, una función dos, o tres como mucho y seguir produciendo como marca, porque no queremos que Tricicle desaparezca nunca.
¿Ha habido cambios en el mundo del entretenimiento durante toda esta trayectoria?
En cierto modo sí y en cierto no. El entretenimiento sigue haciendo reír, el que inesperadamente alguien se caiga, se tropiece o diga tal broma sigue funcionando. Sin embargo, hay un estilo de humor con el que antes te podías reír abiertamente y hoy no puedes plantearlo porque es políticamente incorrecto. Se ha establecido de una manera muy ‘heavy’ y temas de los que antes te podías reír, o con los que podían salir un chiste hoy ya no valen.
¿Eso es bueno o malo?
También tiene una parte buena y una parte mala. La parte buena es que es verdad que de algún modo se hace en defensa de colectivos que supuestamente no suelen ser bien tratados en la sociedad. Pero por otra parte limita uno de las objetivos fundamentales del humor, que es poderse reír de todo. Yo creo que deberíamos poder reírnos de todo, sin limitaciones. El humor siempre ha sido una herramienta magnífica para poder incluso reírse en los momentos más complicados. Y por eso también existe el humor negro, y por eso se llama así, porque aunque gire en torno a cosas que a veces son delicadas prevalece el humor y la risa. ¿Cómo puede haber un buen chiste sobre un gay?, ¿o un buen chiste sobre una suegra?, ¿un buen chiste sobre un cojo?. Pues los hay.