La Virgen del Carmen, patrona de los marineros y pescadores, fue honrada este año desde la orilla del Mar de Aragón en Caspe. El bajo nivel del pantano no permitía que las embarcaciones salieran por las rampas, por lo que la celebración se redujo al puerto por primera vez en los 35 años que se lleva celebrando por parte del Club Náutico de Caspe. El pantano se encontraba al 47,9% de su capacidad, lo cual hacía que varias rampas de entrada a la altura de Caspe quedasen deshabilitadas, entre ellas la del puerto náutico municipal, ubicado en la urbanización de El Dique.
Y todo ello marcó considerablemente la celebración, tanto en el ánimo de quienes la veneraron, como en la participación. Habitualmente, la mañana de esta festividad arrancaba con actividades náuticas para todo el público, con las que disfrutar del agua y del entorno. Esto ya generaba un ambiente festivo que, en esta ocasión, también escaseó. Lo mismo ocurrió con el acto más esperado, el momento en el que se saca la Virgen en procesión y se bendicen las embarcaciones. Cada año, el párroco echaba el agua bendita desde el medio del pantano, rodeado por los pescadores y acompañado de la Virgen. Sin embargo, esta vez se dio la bendición desde tierra firme. Tras bajar a la imagen desde la ermita, tanto los presentes como el párroco recorrieron las instalaciones para bendecirlas y rogando, al mismo tiempo, «que el año que viene podamos retomar la celebración como siempre y que no falte el agua en el embalse».
A pesar de las dificultades, los organizadores quisieron mantener la celebración «con el mejor ánimo posible y haciendo que perdure esta tradición, aunque sea de otra manera», explicó Octavio Fontoba, presidente del Club Náutico. Por ello, tras la procesión, los presentes cantaron el Salve Marinero y la organización entregó las Anclas de Oro, dos importantes momentos dentro de la tradición. Este año, los galardones de esta celebración fueron para Cristina Boruga y su pareja Daniel Boruga, dos miembros del Club Náutico desde hace años «y comprometidos con la continuidad y la mejoría del mismo», según señaló Fontoba. Las Anclas de Oro representan la fidelidad con el club y el apoyo para que siga creciendo, por lo que es un símbolo muy importante para quienes lo reciben.
Asimismo, la noche continuó con una cena tanto de socios como de otras personas que quisieron apuntarse a la celebración. Y la guinda de la festividad la puso el Trío Royal, grupo musical caspolino, con los mejores éxitos.