21 jóvenes de toda España acaban de terminar con los trabajos de mantenimiento del yacimiento de El Cabo de Andorra
Dos semanas aprendiendo los valores de la convivencia con personas de tu edad. Eso es, principalmente, lo que hicieron los 21 jóvenes de 16 y 17 años que participaron en el IV Campo de Trabajo de Andorra que terminó ayer, dedicado a las tareas de mantenimiento del yacimiento íbero El Cabo.
Los asistentes se alojaron en el edificio Ítaca y contaron con la ayuda de los voluntarios encargados del mantenimiento del poblado. Estos asistieron a los jóvenes y les enseñaron aspectos importantes para trabajar en el yacimiento, como por ejemplo la elaboración de adobe y la forma de distribuirlo para levantar muros correctamente. Reyes Belenguer, directora del campo de trabajo, explica lo que supuso esa ayuda. «Pusieron su trabajo, su tiempo y su dedicación, y además hicieron una recreación de la época para los chicos y una lucha de gladiadores. Que hayan venidos cinco o seis voluntarios todos los días es algo que valoro mucho», manifiesta.
Llegados de toda España
Si por algo se caracterizó este campo de trabajo fue por la variedad en la procedencia de los participantes. De los 21 solo once eran aragoneses, mientras que el resto vinieron de otros puntos de la península: hubo dos andaluces, dos murcianos, dos riojanos, dos navarros y dos valencianos.
En cuanto al sexo, el masculino fue predominante, ya que participaron 13 chicos y 8 chicas. Aunque algunos de los jóvenes ya se conocían de campos de trabajo anteriores, para la mayoría fue su primera experiencia de este tipo. La directora del campo expresa que todos los jóvenes formaron piña muy rápido y no tuvieron ningún tipo de problema. «Es un grupo que cohesionó en seguida y la experiencia ha sido muy positiva, les ha gustado mucho y tienen intención de volver a campos de trabajo como este», afirma.
Día repleto de actividades
Los participantes vivieron las dos semanas intensamente y con actividades de todo tipo. Por las mañanas tocaba la parte más dura, el trabajo en el yacimiento de El Cabo, que los jóvenes desempeñaron de 9.00 a 12.30 de lunes a sábado. Esta faena consistió en la elaboración de adobes artesanales, la construcción de un horno cerámico y el sellado de alguno de los muros más deteriorados del poblado. Para que la tarea fuera más llevadera y todos hicieran un poco de todo, los jóvenes fueron rotando en los diferentes puestos: crear el adobe, cribar la tierra, transportar el material hasta el poblado, sellar los muros, trabajar en la hormigonera, etc.
Por las tardes llegaba el turno del ocio y el turismo. Después de comer, una siesta para cargar las pilas y a continuación las actividades lúdicas y culturales, que consistían en visitas a los museos de Andorra y alrededores, yincanas, juegos y ratos en la piscina. En este sentido, Reyes Belenguer explica la importancia de esta parte del programa. «Queremos fomentar que conozcan lugares diferentes y que se transmita el valor de la zona, para que los que son de fuera sepan lo que se pueden encontrar en Teruel y puedan visitarnos», declara.
Además de todas las actividades realizadas, los participantes también pudieron disfrutar de dos excursiones. Una fue a las Grutas de Cristal de Molinos y a la localidad en sí; y la otra al Museo Minero de Escucha, con el objetivo de que los jóvenes conocieran el sector de la minería y la importancia que tuvo en la zona.
El campo se realizó gracias a la Asociación 3 en Raya, que promueve actividades enfocadas al ocio y al tiempo libre de los jóvenes como colonias y campamentos. Cabe destacar que el campo de trabajo se llevó a cabo con total colaboración del Ayuntamiento de Andorra y con la ayuda de Antonio Donoso, concejal de deportes y tiempo libre, que cooperó en todo lo posible.
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