Los actos centrales tienen lugar hoy por la mañana, momento en el que se conmemora el Día de la Memoria Democrática de Aragón
El día 3 de marzo de 1938, en tan solo dos minutos, cambió por completo la historia de los habitantes de Alcañiz. 120 segundos fueron suficientes para que aquel soleado jueves, catorce aviones de la Aviación Legionaria Italiana, al servicio del ejército de Franco, descargaran 10.000 kilos de explosivos (en bombas de 50 y 100 kilogramos) sobre la población perpetrando de esta manera uno de los bombardeos más sangrientos cometidos durante la Guerra Civil española contra la población civil, tal y como apunta el historiador José María Maldonado en su libro «Alcañiz 1938. El bombardeo olvidado».
Para comprender la magnitud de este crimen contra la humanidad es importante realizar un viaje en el tiempo, concretamente 80 años atrás. La localidad de Alcañiz era un lugar de retaguardia, en ella no se libraba ningún tipo de batalla. Es más, no sufrió enfrentamientos bélicos ni durante el mes de julio de 1936 ni en 1938; momento en el que la ciudad fue ocupada por las tropas rebeldes al mando de Francisco Franco.
El ritmo de la vida de la capital bajoaragonesa, un pueblo eminentemente agrícola, era entonces relativamente tranquila. La llegada de los milicianos que se trasladaron a la localidad aumentó la población considerablemente lo que generó una mayor demanda en los servicios: cines, conferencias, mecánicos, ferroviarios… Un hospital con 50 médicos daba servicio a casi 400 heridos e incluso se instauró el tribunal de justicia correspondiente a la provincia de Teruel. Este aumento de la población, como relata Maldonado en sus estudios, hizo que los alcañizanos ofrecieran sus casas a los milicianos debido a la falta de infraestructuras para alojarse forjando de esta manera relaciones de profunda amistad.
Seguimos en el 3 de marzo de 1938. Ahora las campanas, sin saber que minutos después tocarían a muertos, marcan las cuatro de la tarde. Es un día soleado, de temperatura agradable. El intenso azul acompaña a una jornada relativamente festiva ya que, por aquel entonces, el sábado era día de trabajo y durante la tarde de los jueves las parejas aprovechaban para festejar, los jóvenes para ir al cine, los alumnos del colegios de los Padres Escolapios marchaban de excursión y, en ese año concreto, los agricultores recogían las olivas de una de las mejores cosechas de la historia de todo el Bajo Aragón.
El minutero avanzó y esa cotidianeidad se vio truncada por un estruendo. Más de 12 mil personas (alcañizanos, militares y forasteros) jamás imaginaron como la muerte podía llover del cielo de aquella manera. Nadie esperó las bombas porque no hubo avisos. No sonaron las sirenas ni la población civil llegó a los refugios antiaéreos previstos tiempo atrás tras sufrir otros dos bombardeos: el del 26 de julio de 1936 en la carretera de Castelserás y el de la madrugada del 23 de noviembre de 1937 cerca del núcleo urbano de Alcañiz.
«Bombardamento Paese di Alcañiz». Bombardear el pueblo de Alcañiz. Esta fue la diana sobre la que se descargaron con puntería 10.000 kilos de explosivos sobre lugares clave de la parte baja de la ciudad: el cuartelillo, la Glorieta y el campo de instrucción de los Capuchinos. La aviación y bombas, aunque con sello italiano, estallaron nominalmente bajo el mando directo del Jefe del Estado Mayor de Aviación del Ejército de Franco como se detalla en «Alcañiz 1938».
Así, en dos minutos, la descarga de muerte se llevó por delante la vida de 500 personas, sin distinguir edades, ideas o sexos convirtiéndose en, como apunta el historiador, «el acto más horroroso que tuvo lugar en un día en toda la Guerra Civil en la comunidad». Como describe en su estudio, las escenas de horror que se vivieron en ese instante «fueron tremendas». Llantos de niños buscando a sus padres, padres desesperados buscando a sus hijos entre polvo y restos descuartizados. La tragedia propia de un crimen contra la humanidad que durante muchos años, por diferentes razones, cayó en el olvido.
El tiempo ha ido borrando el miedo. El temor ahora se traduce en recuerdo cada 3 de marzo en memoria de, como apunta Maldonado, los muertos, familiares, los que ayudaron, en definitiva, a «todos los que sufrieron el Bombardeo de Alcañiz».
Acto en memoria de las víctimas y una tertulia histórica
La capital bajoaragonesa está conmemorando esta semana el 80º aniversario del bombardeo de Alcañiz con una serie de actividades que viven hoy su día central coincidiendo con el 3 de marzo, día en la aviación italiana atacó por sorpresa a la ciudad en 1938.
Para honrar a las víctimas del criminal acto bélico y recordar la tristeza de un fatídico 3 de marzo de 1938 que no debe repetirse jamás, el Ayuntamiento de Alcañiz, el Gobierno de Aragón, la Comarca del Bajo Aragón y las editoras Doce Robles y Prames, entre otros, han organizado una semana llena de actos conmemorativos que comenzaron el lunes con la presentación del nuevo libro de José María Maldonado (ver página 14), «El Dolor del Silencio» y el pasado jueves con la reedición de «Alcañiz 1938. El bombardeo olvidado».
Durante la jornada del lunes y también desde el miércoles hasta el próximo martes se levan a cabo visitas guiadas gratuitas al Refugio Antiaéreo a las 11.00 y a las 17.00. La salida se realiza desde la Oficina de Turismo.
Acto de recuerdo y mesa con expertos
Los actos centrales tienen lugar hoy por la mañana, momento en el que se conmemorará el Día de la Memoria Democrática de Aragón, conmemoración que ha instaurado este año por primera vez DGA dentro de su proyecto de Ley de Memoria Democrática. A las 12.00 en la plaza 3 de Marzo (junto a la rotonda Santo Domingo) se llevará a cabo un acto de recuerdo y homenaje a las víctimas del bombardeo al que asistirá el presidente de Aragón, Javier Lambán; la consejera de Cultura, Mayte Pérez; y el alcalde de Alcañiz, entre otras autoridades.
Después se inaugurará en el Atrivm una exposición Fotográfica sobre el trágico suceso coordinada por el Gobierno de Aragón. Posteriormente, las personas que lo deseen podrán acudir al Refugio Antiaéreo de la calle de Santo Domingo, en el que se realizará una visita comentada relativa al propio espacio y a los bombardeos de poblaciones durante la Guerra Civil española.
Por la tarde, a las 17.00 el Gobierno de Aragón y el área de Cultura del Ayuntamiento de Alcañiz han organizado en el Teatro Municipal la mesa-tertulia «Memoria y Presente» con los periodistas Joaquín Estefanía y Concha Monserrat; el historiador José Luis Ledesma, de la Universidad Complutense de Madrid; y el cineasta Agustí Villaronga, director, entre otras, de la aclamada «Pa Negre».
Agustí Villaronga es independentista catalán confeso. Firmó un manifiesto a favor del sí en la consulta indenpendentista ilegal. Ningún problema, cada uno puede pensar lo que quiera, pero me pregunto si su «memoria democrática» es selectiva o no. En la tertulia alguien podría preguntarle si estaría dispuesto a participar en un homenaje o acto de desagravio a los más de 8.000 asesinados durante la presidencia de Companys en Cataluña. Eso de «memoria democrática» parece un eufemismo para justificar el doble rasero que se aplica a la hora de recordar a las víctimas de las dos grandes ideologías totalitarias y mortíferas del siglo XX: el fascismo y el comunismo.
Siempre con La Comarca. Respetemos nuestro pasado
No queremos republica
Viva españa
¿No queremos republica? . Yo si que quiero una republica sin reyes sea de izquierdas o de derechas pero democrática y soy tan alcañizano y español como el que mas. Y hablo por mi solo, no por los demas. Viva España, pero republicana.
Solo faltaban los indepes
Estoy de las banderitas hasta los «óvalos», en éste país hay más banderas que bares, y anda que no hay bares. Aquí todo lo arreglamos con una bandera, los de un color, los del otro, los del medio, los de más allá y los de más acá. Nuestras ideas las representamos con banderas y estamos tan convencidos de tener el don de la verdad que el mero hecho de ver otra bandera diferente nos pone de los nervios y nos cabrea. Somos incapaces de ser divergentes en nuestras ideas bajo la sombra de una misma bandera. Así es imposible crecer al nivel del resto de países occidentales. El pasado no hay que olvidarlo, pero disfrutemos del presente y apostemos por el futuro común.
Hola, que tal? Hay una parte de la història que se pasa por alto, y es que,en mi barrio, (sale en esas fotos) se destrozò todo, hasta tal punto, que hubo incluso discusiones entre los fascistas, llegando a redactar desde falanje, un comunicado en contra del bombardeo, el que no entienda esto, es un fascista,