Llega tras una etapa en Banco Popular, ¿qué nos puedes contar sobre su trayectoria?
Inicié mi carrera profesional con un primer contrato en BBVA de tres meses recién acabado la carrera y después pasé al grupo Banco Popular hace ya casi 20 años. Empecé en Bilbao, donde estuve un año en la compañía de Factoring; me trasladé a Barcelona, estuve dos años en Cataluña y al tercer año ya pasé a la red de sucursales, a la oficina principal de Bilbao; y en Vitoria, donde estuve 5 años. Posteriormente trabajé en Zaragoza cinco años en la dirección comercial de Aragón y La Rioja, donde estuve cuatro años. El último destino fue la oficina principal de Pamplona hasta que me surgió la oportunidad de fichar por Caja Rural.
¿Había estado antes en nuestra provincia?
Sí, en mi etapa anterior teníamos dos oficinas, una en Alcañiz y otra en Teruel capital.
¿Cuáles son sus expectativas?
Vengo con muchísima ilusión tras el proceso de selección que se mantuvo durante el verano. Vengo afrontando muchos retos, llevamos 25 días escasos pero con muchísima intensidad preparando el 2020 y conociendo toda la red y el negocio de Caja Rural.
No habrá parado…
No, de lunes a viernes se pasan los días como si fuesen minutos… También ha habido un traslado por parte de la familia a Teruel y compatibilizar la mudanza con el trabajo ha sido muy intenso.
¿Cómo le ha acogido la provincia?
Este ha sido el sexto o séptimo traslado de mi vida profesional y no es por dorar la píldora pero la verdad es que ha sido muy fácil. Desde el traslado de colegios, donde tengo que decir que la gente de la Consejería de Educación sin saber quién era ni nada me han facilitado enormemente las cosas; hasta el propio colegio. Y a nivel personal los compañeros de la Caja también lo han facilitado todo. Ha sido un traslado bastante dulce.
Pasemos a hablar de Teruel, ¿de qué manera afecta la despoblación a Caja Rural?
Creo que es un problema para todo tipo de empresas, incluidas las del sector financiero. En concreto para nosotros es un problema, un reto y una oportunidad a la vez. Tenemos que pensar que Caja Rural de Teruel tiene 53 sucursales a tiempo completo y da servicio a otras 24 de manera parcial. Son 77 localidades de los 236 municipios que hay en la provincia. Concretamente en el Bajo Aragón tenemos 23 oficinas y damos también servicio a otras 14 de forma parcial. En total son 37 localidades atendidas de toda índole, con mayor y menor población. Indudablemente que la tasa de mortalidad sea de 1.000 habitantes en Teruel es un problema para todos, y la despoblación es un hándicap a la hora de generar riqueza y empleo.
Otras cajas de ahorros o bancos han tenido que reducir el número de oficinas y personal...
Nosotros ahora mismo no tenemos pensado cerrar ninguna oficina y tampoco optar por otros modelos que se pueden implantar en algunas entidades, como el de red de agencias. Y nos ha afectado en algunos lugares de manera positiva porque el poco o mucho negocio que ha dejado esa entidad se ha podido captar. Indudablemente lo que tenemos que tratar es de optimizar recursos y aprovechar las nuevas tecnologías para dar buen servicio al cliente.
El mundo rural tiene algunos inconvenientes, también cosas positivas… ¿es complicado encontrar personal?
Sí. Por lo que me han transmitido empresarios y también desde la propia Cámara de Comercio atraer talento para puestos especializados no es fácil. Aquí influye mucho también que haya unas correctas vías de comunicación… A nivel de la Caja, ahora mismo tenemos 187 empleados, con una media de edad de 42 años y con ganas de, seguramente a futuro, poder contratar gente, pero eso el tiempo lo dirá.
¿Ha notado que esta Caja está especialmente ligada al territorio?
Sí, ha sido una de las cosas que más me ha llamado la atención. Yo he conocido diferentes realidades empresariales y es cierto que el sentimiento de pertenencia a la Caja que he podido percibir, ya no solo de empleados, sino de las empresas y el público particular, me ha llamado la atención de manera positiva. Hay que pensar que tenemos una cuota de mercado en la provincia cercana al 40% y eso se ve en la gente.
Ya le habrán dicho el lema…
Sí (ríe). Menos mal que tenemos la Rural… La verdad es que hay que felicitar al ideólogo.
En junio se hizo saber que en el primer cuatrimestre del 2019 Caja Rural alcanzó los 10,5 millones de euros de beneficios. Estamos ya en octubre, ¿hay algún dato más actualizado que pueda aportar?
Esa cifra, al revisar y entrar en detalle, me llamó la atención porque es una cifra que no tiene en cuenta provisiones y otros gastos y que no se ajusta a la realidad. Venimos de un 2018 complicado, este año esperamos cerrar en beneficios, pero esa cifra no la dio el Consejo actual, no la di yo. Hay que ser prudentes. La idea que tenemos es cerrar el año en beneficios pero lo que sí podemos decir es que con la operación que se realizó a través de la Asociación de Cajas Rurales el ratio de solvencia se mejoró notablemente, hasta situarlo en un 15,81. Recordemos que veníamos de un ratio de solvencia de 12,25 y el Banco de España nos pide tener un mínimo del 14,50. Estamos por encima de manera holgada, pero también es verdad que no nos podemos relajar.
¿De qué manera se ve representado el Bajo Aragón en ese Consejo del que hablaba?
Tenemos cinco personas que son del Bajo Aragón, incluido el presidente, y contamos con gente de Alcañiz, Mazaleón, La Portellada… Yo creo que está representado, por un lado la zona, y por otro las diferentes realidades empresariales que hay en la provincia. Tenemos gente del mundo cooperativo, mundo agrícola, industrial, profesionales de consultoría… Yo creo que el Consejo actual es un equipo bastante formado y preparado.
Importante también la concesión de créditos, ¿de qué manera están evolucionando estos datos?
La concesión de créditos este año se ha ralentizado por dos motivos: la coyuntura económica y también por los cambios que ha habido en la Caja. Pero aún así a datos de septiembre se llevan concedidos 127 millones de euros en operaciones de préstamo, lo cual demuestra el apoyo de la Caja a los proyectos de financiación existentes.
¿Cómo puede afectar la desaceleración económica europea a la provincia de Teruel?
A la provincia, a España y al mundo parece ser. Escuchando las noticias, lo que se pronostica es una crisis desde el punto de vista comercial fundamentalmente. A las entidades financieras nos afecta porque nuestra primera parte de la cuenta de explotación viene derivado de las operaciones de crédito y el cobro de intereses. Entonces, si no hay inversión para financiar eso nos puede afectar. Veremos, porque todo eso son predicciones, hay muchas variables encima de la mesa y hay que ser muy prudentes.
¿Qué hay de las pensiones?
Respecto a esto, yo creo que la persona que pueda a nivel económico se tiene que plantear el compatibilizar la pensión pública con el ahorro privado. ¿A futuro? Veremos. Yo creo que hay opciones para seguir con el modelo actual de pensiones públicas que tenemos en España, pero es un debate que está abierto a muchas interpretaciones, pero creo que es un modelo envidiable por muchos otros países. Como Caja Rural, somos receptores de una cuota importante de los pensionistas de esta provincia pero ya digo, creo que es un debate que se abre en campañas electorales y luego se olvida, igual se debería de afrontar de una manera más seria fuera de estos periodos.
Teruel afronta una época de cambios con el cierre de la Central y la llegada de las renovables…
Me daban datos el otro día de que el cierre de la Térmica podría suponer 150 empleos directos más los indirectos. Pero por otro lado están las obras de regadío, que yo creo que va a ser una noticia muy buena porque se prevé aumentar entre 4 y 5 mil hectáreas el regadío de la zona y eso puede generar empleo, riqueza y otros proyectos. ¿La llegada de las renovables? Pues lo mismo. Todo proyecto que implique generación de empleo estable a largo plazo tiene que ser bienvenido. Indudablemente es una situación compleja porque parece ser que la Térmica abandonará la zona y lo otro son proyectos que están por llegar, entonces hay que intentar compensar las salidas con las entradas. Pero yo creo que si los proyectos que se presentan son fiables y generadores de empleo a largo plazo hay que apoyarlos desde todos los ámbitos.
Con esta nueva situación, la innovación en cuanto a productos y servicios financieros estará a la orden del día…
Estamos ahora inmersos en un plan de digitalización, no es nada nuevo porque estamos todas las entidades en ello pero se quiere potenciar la venta de servicios por los canales digitales y en este momento es objeto de estudio para que en el 2020 se vean novedades en la red de sucursales.
Quizá esto pueda contrastar con una población envejecida…
Hay veces que se dan paradojas. Creemos que una persona por tener una edad determinada está fuera de los canales digitales y lo cierto es que a veces nos llevamos sorpresas. No hay más que ver el número de smartphones que hay en este país, todo el mundo tiene uno. Otra cosa es ser un especialista en temas de internet, pero para servicios bancarios yo creo que no hay un rango de edad excluyente que permita beneficiarse de esos servicios, siempre con una premisa: lo que buscamos es facilitar las cosas al cliente. Puede ser paradójico pero no es incompatible digitalización con edades.
¿Cuáles son los principales retos a corto plazo?
Estamos inmersos ahora en el conocimiento de la red de oficinas. Hemos visitado ya 17 y de aquí a mediados de noviembre espero poder terminar de cerrar todas las visitas a directores. Estamos conociendo clientes también y ya sentando las bases para el 2020 con cambios en algunos departamentos. Otro gran objetivo es terminar el año con un nivel de beneficios que consideremos satisfactorio para toda la coyuntura que se ha atravesado durante el año y, sobre todo, que los clientes tengan presente que el servicio se va a seguir dando tanto o mejor que hasta ahora.
¿Y a largo plazo?
Hay varios objetivos primordiales. El primero es combatir la tasa de morosidad que tenemos en la Caja, que es quizá nuestro principal problema actualmente. Y mejorar las cifras de negocio y márgenes de tal manera que se puedan dar unos beneficios recurrentes año a año que irán a capitalización de la Caja para la contribución del Fondo de Educación, en el que la Caja participa de manera importante. Sobre todo también remarcar que queremos seguir siendo un referente en el desarrollo social y económico de la provincia.
Importante esta última cuestión…
El otro día lo comenté en el Comité de Dirección, me llamó positivamente la atención la gran obra social que hace la Caja en diferentes colectivos, creo que tenemos ahora mismo sobre 50 convenios suscritos con diferentes asociaciones de todo tipo. Yo tengo una preferencia especial con todo lo que tenga que ver con la educación y la cultura, y ahí es donde vamos a incidir a la hora de gestionar nuestros recursos.