El sector agrario (y del conjunto del país) respira aliviado. Al menos, una de sus preocupaciones se ha despejado. Las competencias de Desarrollo Rural se quedarán finalmente en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y no se traspasarán, como se temía e incluso se había planteado, a la vicepresidencia para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que lidera Teresa Ribera. La solución llegó el pasado martes, cuando tras el Consejo de Ministros se publicó el nombramiento de Isabel Bombal como directora general de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria, cargo que ocupaba desde 2018, formando equipo con el ministro Luis Planas, con el que continuará.
Bombal, ingeniera agrónoma por la Universidad Politécnica de Madrid, especializada en industrias agroalimentarias, experta universitaria en calidad industrial por la UNED y funcionaria de carrera es gran conocedora y conocida del sector agrario. De hecho ha desarrollado su actividad profesional en el Ministerio de Agricultura, donde también fue directora general de Industria y Mercados Alimentarios, subdirectora General de Planificación y Control Alimentario, subdirectora adjunta de Planificación Alimentaria y jefa de sección técnica de la subdirección general de Planificación Alimentaria. También ha sido durante cinco años miembro del Órgano de Conciliación de la Unión Europea para asuntos agrícolas (PAC) y ha trabajado en la representación permanente de España ante la UE, en Bruselas.
Es cierto, sin embargo, que esta dirección pierde en esta legislatura algunas de sus competencias. Como ya se había hecho público, la gestión forestal (es decir, todo aquello que tiene que ver con la prevención y lucha contra incendios forestales, la estrategia forestal, la industria de la madera o la certificación) se convierte en una subdirección que se integra en el nuevo Ministerio para la Transición Ecológica y para el Reto Demográfico.
El nombramiento de la titular de esta dirección general y, sobre todo, que esta área cayera del lado del Ministerio de Agricultura ha tenido en vil tanto a los representantes de las organizaciones agrarias como al propio consejero del ramo en la Comunidad, Joaquín Olona.
Las alarmas saltaron a mediados del mes de enero, cuando la posibilidad de que Desarrollo Rural abandonara el Ministerio de Planas para trasladarse al Departamento de Teresa Ribera corrió como la pólvora incendiando los ánimos de todo el sector, desde los agricultores a los representantes políticos.
Olona valoró positivamente la decisión del Gobierno que reafirman la postura defendida en Aragón de mantener los dos pilares de la PAC (ayudas directas y desarrollo rural) en el Ministerio de Agricultura.
Porque como ha insistido en varias ocasiones el consejero, no se cuestionaba qué ministerio debía tener la competencia, sino que lo que preocupaba (también a la organizaciones agrarias) es qué se financia con cada política. Y en Desarrollo Rural se integran además las políticas de estructuras del sector agrario pero también esos mecanismo que permiten compensar al sector de la volatilidad de los precios del mercado, el principal problema por el que los agricultores han tomados las calles estos últimos días.