Esta localidad del Maestrazgo de 8 habitantes celebra sus fiestas cada dos años, a pesar de eso el sábado fueron 200 los comensales en la cena popular
Corría la década de los 90 y Montoro de Mezquita todavía no tenía luz eléctrica. Conseguirla fue un triunfo que aún hoy el pueblo celebra. Esta localidad del Maestrazgo vivió la pasada semana días de alboroto, fiesta y bullicio. Algo que contrasta con la realidad que reina en sus calles durante los meses de invierno, cuando son tan solo ocho las personas que las pisan. Pero en las conocidas como ‘Fiestas de la luz’ –en recuerdo de aquella conquista- decenas y decenas de pies bailaron entre sus casas de piedra.
Estas jornadas festivas que llenan el pueblo se celebran cada dos años y están organizadas por varias familias –Salesa y Pascual en esta ocasión-, encargadas de preparar los actos y coordinar unos días en los que los descendientes de Montoro acuden desde sus lugares de residencia a reencontrase con los suyos. Las fiestas tienen carácter familiar y tratan de hacer disfrutar a todo el mundo. Por eso este año han incorporado dos actividades nuevas: una relacionada con la naturaleza gracias a la empresa Geoventur, y otra en la que han participado Gigantes y Cabezudos, como ya pasó en la primera edición de estas fiestas.
Son las seis de la tarde del sábado. Montoro de Mezquita aparece tras una carretera “entretenida”, como reconoce uno de los jóvenes que en estos días han participado en las fiestas, refiriéndose a la estrechez y sinuosidad del firme. Más allá de la calzada un paisaje de película, en el que conviven el verde de los pinos y el gris de las rocas que recubren su horizonte. Desde la plaza se aprecian estos colores que, en las ‘Fiestas de la Luz’, se combinan con otros muchos. Una veintena de niños se divierten en la gymkana infantil bajo la atenta mirada de muchos otros vecinos. “¿Cómo te llamas”, pregunta una niña a otra mientras juegan. “Yo María, ¿y tú?”, responde la pequeña sonriendo. Globos de agua, música, caramelos, risas y chocolate caliente componen esta tarde de agosto. Mientras tanto, los más mayores dan fin al torneo de guiñote en el multiservicio, y se preparan para la cena popular, que congregará esa noche a más de 200 personas.
Esta pedanía de Villarluengo cuenta con tres casas rurales, que dan vida a un pueblo que ha sabido valerse de su historia y patrimonio natural para resistir. Carmen Olague–propietaria de dos de ellas- me lleva hasta una zona alejada de la plaza y allí me explica una a una las cumbres que nos rodean, como quien lee un libro de geografía. “Allí está el mirador de Valloré; ahí la ermita; justo allí arriba tenemos pinturas de arte rupestre levantino…”, me cuenta. Las palabras de esta zaragozana que hace 26 decidió dar vida a un pueblo que parecía perderla esconden ilusión y amor por el que ahora es su hogar. Mientras, se oye bullicio de fondo: continúa la algarabía en la plaza.
Son muchos los proyectos que hay por delante para continuar dotando de atractivos a este pueblo. “En una provincia como la de Teruel, en la que precisamente necesitamos que los pueblos vayan a más, el tener tres casas rurales es fundamental para que el pueblo siga existiendo… si no seguramente se hubiera perdido como otros muchos”, lamenta Rogelio Salesa, actual presidente de la Asociación para el Desarrollo de Montoro de Mezquita, en el local del multiservicio, abarrotado el sábado y prácticamente vacío hoy.
Uno de los proyectos turísticos que actualmente están en el punto de mira de esta asociación es el que aboga por unir las pasarelas de Aliaga con las de Montoro, haciendo que el sendero fluvial continúe hasta Santolea y atraiga a más apasionados de la naturaleza y el paisaje. Y es que cada visitante o turista que pasa por esta localidad cuenta, porque son los que –junto a sus 8 habitantes- hacen posible que la luz que tanto tiempo costó encender no se apague.
- La empresa de turismo de naturaleza Geoventur formó también parte de estas fiestas con una actividad al aire libre./ Jordi Ramírez
- La cena popular congregó a cerca de doscientas personas, entre vecinos, descendientes y visitantes la noche del viernes./ Jordi Ramírez
- Capitaneados por varios adultos que les fueron enseñando una a una las pruebas, niños y niñas se divirtieron en la gymkana./ Alicia Martín
- Las fiestas contaron con actividades para todos, ejemplo de ello es el concurso de guiñote./ Alicia Martín
- Niños de todas las edades pasaron una excelente tarde en la que no faltaron los globos de agua./ Alicia Martín
- Vecinas de Montoro durante la celebración de la gymkana en la plaza./ Alicia Martín
- El bar, instalado en la plaza, fue un gran punto de reunión durante estos días./ Alicia Martín
- Rogelio Salesa y Carmen Olague a las puertas del multiservicio de Montoro./ Alicia Martín
Que no se pierda el espíritu de seguir viviendo en un pueblo pequeño.
Pasarlo bien
Que consigais vuestro reto