El estado de alarma ha traído nuevos tiempos para las empresas marcados por la incertidumbre. Aquellas que han podido readaptar su actividad a la nueva situación lo han hecho o lo están haciendo. Ni el campo ni la ganadería pueden parar. Aunque con restricciones, agricultores y ganaderos siguen con sus labores para que a nadie le falte alimento. La Cooperativa de Nuestra Señora de los Pueyos de Alcañiz abre sus puertas cada día con dobles turnos del personal para que no coincidan todos. En el departamento de administración solo hay dos trabajadores presenciales y los otros cuatro, en teletrabajo. El horario de la tienda se ha reducido al de verano (de 8.00 a 15.00) y no entran más de cinco personas además de cumplir la normativa de gel, guantes y mascarillas. Para cargas de piensos hay una persona por turno. Los agricultores han prestado su ayuda en los municipios bajoaragoneses para desinfecciones de las calles.
En Alcañiz, de momento se encargan entre la brigada y la UME. «Tenemos un grupo de diez que está dispuesto por si un día el ayuntamiento nos necesita», dice el presidente, Juan Carlos Brun. Incide en la necesidad de seguir las normas y que cada uno se limite a ir a la parcela de su lugar de trabajo. Para Brun, que cree que habrá más restricciones, que un país funcione depende en gran medida de tener un sistema eléctrico y alimenticio nacional. «Si tuviera que venir la comida de fuera lo tendríamos muy mal, por fortuna no es así y en que no falte de nada trabajamos». Lo mismo en la agroalimentación. Empresas como Grupo Arcoíris en el Matarraña, que se erige como uno de los sectores estratégicos de vital importancia durante estos días, la actividad continúa adelante.
Adaptación de la actividad
En las cocinas de Eurocatering se ha cambiado la preparación de los menús escolares por la de comidas para los servicios de ayuda a domicilio. Servir a las residencias de mayores y proveer a los servicios sociales comarcales es ahora el objetivo. «Estamos a disposición de quien demande nuestra actividad y para eso hemos reorganizado turnos y logística», dice el responsable, Juan Ciércoles. La plantilla ha quedado en servicios mínimos que se irá modificando en función de la demanda. Para el andorrano, la posición ahora es la de estar con los servicios sociales. «Ancianos y trabajadores del sector tienen que seguir comiendo y les tiene que llegar», añade el andorrano.
Aplazar las reservas hoteleras
Diferente situación atraviesa el sector turístico estratégico en este territorio. Se encuentra totalmente paralizado, sin embargo, muchos empresarios están llevando a cabo una iniciativa encaminada a no suspender sus reservas si no a aplazarlas. Algunos han optado por lanzar vídeos a través de las redes sociales que se están haciendo virales. Es el caso de Javier Moragrega de la Fábrica de Solfa, que a través de Facebook e Instagram está llevando a cabo una campaña, por un lado, para animar a todos en el medio rural a que se queden en casa y por otro, a que cuando se supere la crisis, vuelvan a apoyar al sector turístico y hostelero. Otros empresarios matarrañenses han ofrecido sus furgonetas y automóviles para que sean utilizados en caso de necesidad. «Hemos puesto al servicio de la Comarca o de la institución que los necesiten nuestros vehículos por si hiciesen falta para transportar productos, mercancías o incluso a personas», explica Javier Arias, de Matarraña Aventura. Es otra de las empresas que lucha estos días por hacer números y poder mantenerse después de la crisis del coronavirus.
Desplazamientos y construcción
Otras empresas como Áridos Curto, como el resto de empresas del sector de la construcción, no han podido parar su producción pero sí han extremado las medidas. Los 19 trabajadores y sus camioneros continúan cargando y realizando entregas pero no salen en ningún momento de sus cabinas y portan todo el material necesario encima como son las mascarillas y guantes. La orden que tienen, en cumplimiento de las directrices gubernamentales, es no bajar de sus camiones ni siquiera para recibir albaranes.
Comercio de proximidad
La Asociación de Empresarios, Profesionales y Comerciantes de Caspe y Comarca (APEC) considera que los vecinos están siendo responsables con sus compras y que los comerciantes y empresarios están dando lo máximo de sí mismos en esta época convulsa. «Estamos siguiendo la evolución del virus con mucha preocupación por qué va a pasar, cuánto tiempo va a durar, y cuánto va a costarnos», explica el presidente de APEC, José Vicente Sancho. Desde el colectivo afirman que los comercios y empresas que continúan abiertos en estos momentos están «desbordados por una carga de trabajo inusual, por una incertidumbre de no saber si van a llegar los productos que se necesitan, y lo más importante, por unas medidas preventivas y sanitarias inusuales y en muchos casos insuficientes».
Según el presidente de APEC, es muy complicado hacer una estimación de las pérdidas, pero creen que van a ser importantes, y en cuanto a las predicciones, también aseguran que es pronto para hacerlas. «Vemos venir un buen «batacazo», por ello, apelamos a las instituciones para hacer todo lo que esté en su mano para ayudar a los comercios y pequeñas empresas, tanto las que han tenido que cerrar como las que siguen abiertas», añade. Sancho no ve un escenario muy halagüeño para los próximos meses. Desde esta entidad, que engloba un gran número de empresas y negocios del Bajo Aragón-Caspe, piden concienciación de los ciudadanos. Piden que reflexionen especialmente sobre la importancia de contar con los comercios de proximidad, que son los que están trabajando más que nunca en estos momentos difíciles.