La inquietud por pintar, dibujar y diseñar siempre estuvo en el interior de Irene Carbón. Fue sin embargo la pandemia la que hizo saltar la chispa de la creatividad que la valderrobrense, con raíces en la barcelonesa ciudad de Hospitalet, siempre había tenido pero que hasta el momento no había puesto en práctica. El resultado fue «Las Niñas Bonitas de Irene», nombre artístico a través del cual la valderrobrense expone su joven obra desde que comenzase nada más estallar la situación sanitaria y de confinamiento provocada por el covid-19. El acrílico, el pastel y el carboncillo son las principales ramas de la pintura que Irene lleva a cabo en estos dos últimos años. «Todo el mundo me dice que tenía sensibilidad artística. Lo cierto es que mi padre dibuja muy bien y siempre nos inculcó ese interés por el arte», explica Irene, en referencia a su padre Jaime Carbón, delineante y con una dilatada experiencia en distintos trabajos artísticos junto a la asociación Repavalde.
Las obras de Las Niñas Bonitas de Irenes llaman la atención por su intenso color, además de por transmitir una gran humanidad. Repasando la obra de Irene destaca la figura femenina como centro de buena parte de sus obras y lo que ella denomina como las «niñas bonitas». También otros temas como la igualdad. «La mujer es siempre protagonista en mi obra. Tengo también creaciones que hacen referencia a los derechos LGTBI como la obra Las Dos Lesbianas y reivindico también el feminismo», explica la artista. En los últimos días ha ultimado una pintura inspirada en la erupción volcánica de la Palma y que precisamente se titula La Niña Volcánica. Su nombre artístico lo tomó por el apodo cariñoso de sus dos perras, una de ellas fallecida recientemente. Asimismo, añade que uno de sus principales referentes es el pintor Gustav Klimt.
La corta pero intensa trayectoria de Carbón está teniendo un éxito incluso inesperado por ella misma. Tras haber podido llevar a cabo una exposición en Valderrobres y tras exponer su obra en su perfil de Instragram, Irene no ha dejado de tener encargos. «Empecé a pintar sin ninguna pretensión y porque cuanto más lo hago más lo amo. Mi finalidad no fue vender pero la realidad es que estoy teniendo muchos encargos», añade. La artista recuerda cómo fue el primero de los encargos que le hicieron y que vino desde Sevilla gracias a las redes sociales. «La primera obra que vendí fue a un señor de Sevilla. Le quería vender una niña bonita porque me dijo que le encantaba; a raíz de eso han sucedido historias espectaculares». A raíz de este hecho, se puso en contacto con ella una escritora de Murcia, Isabel Carrasco, con el objetivo de que ilustrase su libro. «Ya he enviado las ilustraciones a la editorial. Va a ser una novela negra», adelanta Irene. En este corto pero meteórico periodo artístico Carbón se ha atrevido con otro tipo de creaciones como marcapáginas y algunas prendas ilustradas por ella.

La valderrobrense ya no concibe su día a día sin la pintura. Todo ello a pesar de que su profesión, ligada a la hostelería, le absorbe mucho tiempo. Sin embargo tiene muy claro que la pintura y la ilustración ha venido a su vida para quedarse. «Disfruto mucho y recomiendo a todo el mundo que lo haga. Que se lo tome incluso como una terapia», añade.
Decisivo fue, para que finalmente Irene decidiese compartir su arte con los demás, el pequeño empujón que le dio su hijo Roger Villoro, artista protagonista de la sección de EncontrArte y que decidió pasar el testigo de esta sección a su madre. «Siempre me había gustado dibujar pero nunca había tocado el color. Fue gracias a la insistencia de mi hijo Roger cuando me decidí a empezar con el acrílico. A los pocos días le gasté todo el ma», subraya la valderrobrense.
La artista propone como protagonistas de la próxima sección EncontrArte a las artistas y ceramistas Gypsyfango, nombre artístico que integran Judit Fores y Marga Méndez y que residen en la localidad de Lledó.