Las piedras, sillares, arcos y dinteles de La Fresneda son su fuente de inspiración. La extraordinaria belleza de las casonas fresnedinas marcaron desde muy niño la sensibilidad de Jose Manuel Aragonés, escultor que durante décadas ha desarrollado su faceta artística en su casa natal. La vivienda, situada bajo los característicos porches del carrer Major es un auténtico museo que recorre una pequeña parte de su obra. «Recuerdo que de niño siempre dibujaba y cuando íbamos a jugar por el pueblo y por el monte siempre terminaba haciendo algún tipo de figura en barro u otro material», explica. Justo enfrente de su casa destaca un gran arco que desde su más tierna infancia suscitó su interés. «Siempre me llamó la atención cómo la gente de antaño pudo erigir arcos como este», explica mientras matiza que además de escultor le apasiona también su faceta de picapedrero.
Aragonés ama el Matarraña y lo dice a las claras. Desde muy joven ha estado comprometido con los distintos movimientos culturales surgidos en la comarca participando de forma muy activa. Reconoce sin embargo que se ha sentido tentado de establecerse de forma temporal en algún otro centro cultural aunque finalmente siempre opta por sus raíces y por su amada y bella localidad a pesar de la dificultad que a veces conlleva darse a conocer.

Durante varios años fue alumno de la escuela de escultura de Alcañiz y recuerda a otros profesionales que le marcaron como Cándido Roda. Tras ese paso por la capital bajoaragonesa decidió irse a estudiar a Barcelona, donde perfeccionó su oficio. Utiliza todo tipo de materiales aunque se decanta por las formaciones rocosas más vinculadas al territorio. Arenisca, caliza, alabastro y mármol son los tipos de piedra que más utiliza.
Su mujer ha sido durante todos años una de sus fuentes de inspiración. Una de sus esculturas más apreciadas y que está expuesta nada más entrar a su espacio, representa a una mujer embarazada. La obra, esculpida en alabastro, denota bien la finura con la que Aragonés trabaja y la realizó mientras su pareja estaba precisamente en estado de buena esperanza.
Además su obra es palpable por todo el Matarraña y comarcas vecinas. Multitud de casas y viviendas de su localidad natal lucen escudos, placas y detalles en piedra llevados a cabo por el escultor. La gran cruz de término que recibe a todos aquellos que acceden a La Fresneda a través de la calle Mayor es obra suya. También lo son varios bustos y estatuas. Con gran cariño recuerda cómo esculpió la gran estatua-mausoleo en recuerdo del cretense Toni Llerda, fallecido prematuramente. Su espacio exhibe también un molde de Mosen León, recordado especialmente en Valdeltormo. De igual modo expone su obra junto al colectivo artístico del Matarraña Arraïls. Sin embargo muchas de sus esculturas están distribuidas a lo largo y ancho del país. Sin ir más lejos este viernes varias de sus obras fueron protagonistas en una exposición sobre escultura que se inauguró en la ciudad gallega de Orense.
Recibe el testigo para protagonizar esta sección EncontrArte de la joyera artística Fátima Naranjo por, tal y como explicó, ser «esencialmente» del Matarraña, por el amor hacia sus raíces y sobre todo por la gran sensibilidad que denotan todas sus creaciones escultóricas.
Cede el testigo para protagonizar esta sección al escultor de Escatrón pero residente en Alcañiz Antonio Ezquerra. «Me parece un escultor muy interesante que, entre otros materiales, lleva a cabo unas esculturas muy interesantes utilizando las cañas», explica.