Uno de los muchos hijos que ha dado Torrevelilla es Vito Sanz, y tan a gala lleva este oscense ser uno de ellos, que en 2019 tuvo el honor de pronunciar el pregón de inicio de fiestas antes del estallido de los cañones de espuma. Un acto que tantas veces vivió desde la plaza. Desde muy pequeño cada fin de semana los pasaba en el pueblo al que ponían rumbo sus padres en el coche desde Huesca. Incluye los inviernos. «Es que no tiene nada que ver, lo conozco bien en todas las épocas», ríe. Aprendió a ir en bici y a conducir, es sinónimo de libertad y el lugar que sigue oliendo a la casa de sus abuelos paternos Clotilde y José.
El mismo verano que él pregonó, se estrenó en las salas ‘La Virgen de Agosto’, una película de Jonás Trueba, director a cuya buena parte de filmografía está ligado el nombre del actor. Arriesga con estas decisiones el último de la saga Trueba. Apostó por estrenar cuando nadie suele hacerlo, en plenas vacaciones, y la película se posicionó como una de las revelaciones. «Quizá no son taquillazos pero el cine de Jonás es otra cosa, cuenta otras historias, es diferente», dice. Sus caminos se cruzaron cuando el director pensaba en rodar ‘Los Ilusos’, su segunda película. Pronto conectaron y es uno más de los Trueba. De hecho, también ha rodado con David. Se considera un afortunado por haberse iniciado con ellos. «Hacen una familia de cada rodaje, tienen un amor por el cine muy poético, muy pedagógico y muy surrealista. Yo no conecto mucho con el mundo de la pose, es una parte de esto pero la industria del cine es mucho más», dice. Valora la explosión de rodajes en Aragón como generador de empleo y de relatos de identidad. «Es básico que se cuente con los profesionales locales y que entre las historias también las haya de las que el paisaje es reconocible», dice. Toma el testigo en EncontrARTE de Ángela Cervantes, que en otoño rodará en el Bajo Aragón con Gemma Blasco, de Torrevelilla.
Enlazando trabajos
Compagina el cine con las series y con el teatro, tanto con su compañía Club Caníbal, como con otras. La irrupción de las plataformas se nota en las agendas. «No paramos, hay mucho trabajo para actores, equipos artísticos, técnicos… Todos», dice, y confía en que no termine como la burbuja de la construcción. «En una familia con aparejadores lo viví de cerca, yo creo que no pasará pero a veces recuerda. Va todo muy deprisa», reflexiona. «Pero no me quejo, que si me llaman para rodar para todas las plataformas, estoy encantado», ríe. De hecho, al catálogo de películas y series que ya llevan su nombre en algunas, pronto se sumará ‘Camilo Superstar’ para A3Media. La acaba de rodar y la enlaza con ‘Miocardio’, una película en proceso de grabación que dirige el murciano José Manuel Carrasco y que cuenta con Marina Salas y Luis Callejo en el reparto. «Transcurre en una casa y el peso recae mucho en los actores, me gusta y además se apoya a gente que empieza y que rueda con otros presupuestos que el cine más comercial. No es ni mejor ni peor, es diferente. Tiene que haber miradas e historias variadas, todo es cultura», apunta.
Es un defensor de ir a las salas a ver de todo, «también el comercial, todo». Y es otra manera de abordar la vida. «Es un acto de Fe porque pagas un dinero y no sabes muy bien qué verás. En casa si a los cinco minutos no te convence, pasas a otra cosa. Se ha perdido eso de salir a buscar las cosas, nos lo dan todo en casa», añade. A buscar salió él siendo muy joven. Para comprobar si lo que sentía por el cine y el teatro era de verdad, se enroló en una compañía teatral de Almudévar con la que giró por los pueblos. Le gustó y llegaron los cursos y los estudios de interpretación. «Dentro de lo vergonzoso que soy, era feliz en el escenario y disfrutaba mucho viendo disfrutar a la gente. Eso era lo que quería hacer en la vida», concluye.