Entrevista con el ingeniero Ángel García Vidal, que dirigió el operativo de búsqueda en Totalán
Ángel García Vidal (1964, Málaga) es representante del Colegio de Ingenieros de Caminos de la provincia de Málaga. Durante el pasado mes de enero fue el encargado de dirigir el operativo de búsqueda en el archiconocido caso de Julen y el pozo de Totalán. Tuvo bajo su mando a un equipo de más de 300 personas que trabajaron prácticamente sin descanso para recuperar los restos del niño (en una operación que se saldó con un coste total de 700.000 euros, sufragados con dinero público de mano de la Junta de Andalucía). El pasado viernes participó en el Foro Subitis de Emergencias y Grandes Desastres de Motorland Aragón, donde ofreció una cronología de los hechos desde un punto de vista técnico.
¿Cómo se gestiona una situación de estas características?
Se vive con mucha preocupación y con mucha cautela, intentando mantener la cabeza fría para tomar las mejores decisiones y, sobre todo, muy rápido porque el tiempo era nuestro peor enemigo. Además, había otros condicionantes que tampoco ayudaban como la orografía del terreno, la geología y la geotecnia, que iban en contra de que la operación pudiera desarrollarse en el plazo que nosotros deseábamos. Todos esos elementos hay que combinarlos y organizarlos para movilizar una maquinaria y unos recursos humanos tremendos; y todo eso se hizo en muy poco tiempo.
Hubo que cambiar la manera de actuar varias veces debido a las complicaciones del terreno. ¿Cree que si toda la actuación se hubiera planificado de forma más sosegada esto también habría sucedido?
Tenga en cuenta que si esto hubiese sido una obra normal sí que habría existido ese sosiego que acompaña a casi todos los proyectos con estudios y ensayos geotécnicos, pero no disponíamos de ese tiempo. Hubo que elegir varios procedimientos a la vez y ver cuál daba mejor resultado, pero cada uno supone mucho tiempo. Por tanto, nos fuimos al final de cualquier estudio: empezar y ver el resultado que daba.
Había que hacer por mantener el ánimo alto porque en ningún momento se llegó a visualizar al niño.
¿Cómo fue el día a día sobre el terreno anímicamente hablando?
En una situación así siempre hay que mantener el ánimo lo más alto posible porque la esperanza es lo último que se pierde. Esa es la motivación que nos llevaba a todos a trabajar 20 horas seguidas y no desfallecer, porque allí nunca se dejó de trabajar. Había que hacer por mantener el ánimo alto porque en ningún momento se llegó a visualizar al niño por el tapón, y en esa circunstancia caben solo dos posibilidades: que esté vivo o que no. Entonces te quedas con la de que pueda estar vivo y durante los 13 días se trabaja en base a esa probabilidad.
Ángel García Vidal, durante su ponencia en el Foro Subitis | Adrián Monserrate
Usted fue quien dio la cara ante la prensa e informaba cada día del avance de las labores de rescate. ¿Cree que la difusión en medios de comunicación fue excesiva y perjudicó la labor del operativo?
Se decidió que lo contara un técnico con transparencia, diciendo la verdad y los problemas que se encontraban. Yo creo que fue una decisión acertada. Particularmente, me encontré siempre con mucho respeto, mucho aprecio y cariño por parte de los medios. Ellos fueron una pieza más de todo este engranaje y entiendo que la opinión pública quisiera saber qué ocurría. Eso sí, la familia conocía la situación constantemente y antes que la opinión pública. Respecto al hecho de ser portavoz todos los que trabajamos en el operativo tratamos de huir de la presión externa porque la interna ya era enorme.
Una vez transcurrido tiempo y tras analizar la situación, ¿cree que se actuó de la mejor manera posible o a día de hoy cambiaría algo?
Creemos que hicimos lo acertado. Ahora conocemos perfectamente los detalles del terreno, cosa que antes no. Es difícil abstraerse después de saber todo lo que desconocíamos antes, pero yo creo que hicimos todo lo humanamente y técnicamente posible y se tomaron las decisiones correctas teniendo en cuenta todo lo que no sabíamos.
El despliegue de medios fue el adecuado, incluso hubo un exceso en el sentido positivo de la palabra.
¿Considera que el despliegue de medios, tanto materiales como humanos, fue el adecuado partiendo de que era altamente probable que el niño estuviera muerto?
Sí, fue el adecuado (rotundo). Dispusimos de toda la maquinaria habida y por haber en la península y no hubo falta de medios. Más bien al contrario, hubo un exceso y para realizar el movimiento de tierras era imposible que cupieran más máquinas de las que había; no habrían podido trabajar. Me refiero a exceso en el sentido positivo de la palabra, por los ofrecimientos y la disponibilidad de tantísimas empresas que se pusieron a nuestra disposición.
¿Para qué ha servido el rescate de Julen a nivel de ingeniería? ¿Se ha aprendido algo de cara a futuras actuaciones?
Que a la hora de enfocar un problema de esta naturaleza ya se sabe de un procedimiento que pueda dar un resultado para encontrar a un niño… Pero lo más importante es la prevención. Esa prevención pasa porque tantísimos pozos que se encuentran en nuestro país en esas circunstancias dejen de estarlo, esa es la mejor arma con la que jugar en este campo. Lo más importante es evitar la desgracia y para ello hay que trabajar en la prevención, tanto en la concienciación de las administraciones como en la de los propios ciudadanos.