A sus 42 años, Antonio Amador vive sus primeras fiestas como alcalde de Andorra. Es miembro de la peña Los Mardanos y estos días va a tener que combinar los ratos con familia y amigos con la actividad institucional y las preocupaciones propias del cargo. Destaca lo acogedoras que son las peñas de Andorra, «donde nadie se siente foráneo».
Vas a pasar tus primeras fiestas cómo alcalde, ¿estás preparado?
Soy consciente de que las voy a vivir de una forma distinta hasta el momento. Voy a estar pendiente de que salga todo bien, que hayamos acertado con el programa, que no pase nada… En definitiva, que sean realmente días de alegría, diversión, reencuentros y convivencia. De respeto entre los peñistas que luego se convierten en vecinos y los vecinos que luego se convierten en peñistas. Después de todo lo que estamos viviendo necesitamos unos días para evadirnos y disfrutar.
¿Cómo vives las fiestas?
Somos una cuadrilla de amigos desde que éramos críos que hemos ido pasando por distintos locales arreglando y limpiando corrales. Al final nos convertimos en asociación cultural y nos compramos un local. Compartimos con los que vienen de fuera y, sobre todo, con parejas y niños. Quedamos algún día para comer y cenamos todas las noches. Todo el tiempo posible estamos juntos y en la calle.
¿Cuál es tu acto favorito?
Es curioso porque es un círculo que vuelve. De pequeño me acuerdo de los cabezudos y la charanga. Después cuando cumples años lo importante son las noches con los toros de fuegos, las verbenas e ir a almorzar. Ahora regresamos a la infancia a través de nuestros hijos. Volvemos a los cabezudos pero, eso sí, acompañados de los vermús que se alargan hasta tarde.
¿Cuánto cuesta preparar unas fiestas?
Quiero agradecer y poner en valor el trabajo de la comisión, que lleva desde finales de los ochenta-principios de los noventa. Su labor requiere mucho trabajo y este año decidieron que daban un paso atrás pero se pusieron a nuestra disposición cuando entramos porque comenzar en junio en un Ayuntamiento como el de Andorra y tener que preparar unas fiestas… Les llamamos cuando se ofrecieron y nos han ayudado mucho. Por ello, quiero darles las gracias a ellos los primeros y luego al concejal de Fiestas, Joaquín, que ha tenido un verano muy intenso.
¿Qué novedades habéis programado?
Los fuegos son un acto muy esperado por los andorranos por eso este año hemos querido realzarlos con un espectáculo piromusical. Lo más emblemático de Andorra son los toros de fuego. Joaquín ha entrado en la concejalía con un aire fresco pero este año no hemos podido preparar todo lo que hubiéramos querido. Por ejemplo, la cena de las reinas la quería organizar en el Pozo Minero pero sorpresivamente vimos que no teníamos capacidad para realizarla allí. En la proclamación de las reinas y rey el pasado sábado comenzamos con una nueva tradición, ponerle el pañuelo a los nacidos este año. Cuando ves en el escenario a cerca de una treintena de niños sabes que tienes que trabajar y darles un futuro para que puedan seguir viviendo en Andorra.
Este año, además, se cuenta con un rey de fiestas por iniciativa del propio representante infantil, Raúl Cañete, ¿les gustaría potenciar esta figura para que se animen más chicos?
No se tiene ni que potenciar ni que frenar. Nuestros reyes y reinas deben ser los jóvenes a los que les apetezca. Si es uno bien y si son cuatro, también. Como anécdota, el otro día recibí en el Ayuntamiento a un grupo de niños de unos 12 años que me presentaron un proyecto y hablando con ellos surgió el tema del rey de fiestas. Deberíamos escuchar más a nuestros jóvenes y ver cómo normalizan las cosas y con la naturalidad con la que tratan los temas.
¿De cara al próximo año qué os gustaría preparar?
Joaquín en la presentación de las reinas ya rellenó dos hojas con novedades que queremos introducir como, por ejemplo, sacar ese acto a la calle. Seguro que en 2020 alguna sorpresa daremos. Ya hemos mejorado los fuegos artificiales con el piromusical y nos gustaría realzar aún más si cabe la figura del toro de fuego. También contar con más actuaciones en la calle y en más escenarios para que no siempre se celebre todo en los lugares tradicionales.
¿Cuáles son sus actos tradicionales?
A parte de las procesiones por la Virgen y San Macario, nuestro patrón y al que tenemos presente todo el año; lo más emblemático son los toros de fuego. Son muy participativos.
¿Qué importancia tienen las peñas?
Las fiestas de Andorra son de peñas y de calle. Para 2020 nos gustaría involucrar más a las peñas para que colaboren con la comisión de fiestas, que vuelvan a dar un paso más en la preparación de actos. Son muy activas y participativas, organizan en sus locales fiestas a las que está invitado todo el mundo y son una parte importante de nuestra localidad. Sin ellas no habría fiestas. Te das cuenta cuando sales a la calle y ves a un chico de 12 años que ya tiene su mono y sudadera. No se entienden nuestros festejos sin las peñas y por eso queremos que asuman más protagonismo.
Por último, lanza una invitación a los bajoaragoneses para que visitemos Andorra estos días.
Quien venga se va a sentir partícipe de nuestras fiestas y un andorrano más. Si algo tienen nuestras peñas que llama la atención es la naturalidad con la que se acoge, aquí no hay nadie extraño. No sé si es porque somos un pueblo que recibió a muchas personas que vinieron a trabajar a las minas pero para Andorra el foráneo no existe. Desde el minuto uno te sientes como un miembro más de una peña. Entras y con total naturalidad te sirven o te dan conversación. Quien quiera pasar unos días de diversión, alegría y, sobre todo, vivir unas fiestas como si fueras del pueblo no creo que haya otro lugar como Andorra.