El 22 de febrero de 1900 nació en Calanda, Luis Buñuel Portolés. El aniversario no tendrá ningún acto presencial como suele ser habitual. De hecho, es en febrero cuando el Centro Buñuel Calanda -que se inauguró en su centenario- comienza su temporada de actividad y exposiciones. Este año no será así como ya no lo fue el año pasado con el 120 aniversario. No obstante, el CBC está abierto a las visitas durante todo el año.
En torno al genio calandino sigue habiendo actividad y hace unas semanas en Teruel se presentó ‘Buñuel, una maleta sin viaje’, un libro de fotografías que recorren la huella del calandino allá por donde pasó y que marcaron su vida personal y sus trabajos. Está apoyado por el Instituto de Estudios Turolenses de la DPT y colabora el CBC. Miguel Sebastián ha empleado tres años de trabajo viajando por donde pasó Buñuel en busca del aspecto más personal del personaje. El resultado ya está en la calle.
¿Cómo surgió la idea?
Uno de tantos viajes de mi trabajo anterior (‘Tierras varadas’) que me llevaron por la provincia me dejaron cerca de Calanda. En un camino coincidí con un pastor y me preguntó si iba a hacer fotografías sobre Luis Buñuel. Le dije que no, que me interesaba el paisaje, la identidad del territorio… Pero me quedé pensando en eso. ¿Cómo era posible que de este espacio apartado, en este paisaje árido, haya surgido una figura absolutamente universal? En cuanto terminé supe que tenía hacer Luis Buñuel y lo hice sin saber mucho de él, sólo lo justo, una referencia muy somera y creo que ha sido fundamental. A partir de ahí es cómo se construye algo tuyo, algo propio, algo que no tiene que ver con lo que han hecho los demás.
¿Cómo comienza el trabajo de una figura tan inabarcable?
Decir Luis Buñuel es decir algo muy extenso, muy interpretable. La fase de documentación es absolutamente necesaria y requiere meses dedicados a extraer de toda la bibliografía extensísima lo que más me conmovía. Cuando un creador centra su trabajo en una personalidad que casi le posee, uno ve cosas que no vería si no fuera por la sugestión y fascinación que crea previamente con toda esa documentación, sus textos, correspondencia… Todas las cosas más personales que te acercan todavía más a esa personalidad. Esas huellas quedan más latentes pero hay muchas visibles y muy reconocibles. En París podemos ver las cafeterías exactamente igual que estaban en su época o el cine Estudio 28 donde estrenó ‘La edad de oro’. Nos vamos a Calanda y es absolutamente maravilloso que yo haya tenido la suerte de poder entrar en la torre donde me pude recrear en ese espacio que está igual que hace cien años. Rozar esos lugares, pisarlos… Literalmente pisar las huellas de ese suelo en el que seguramente jugó Luis Buñuel. En Nueva York todavía está el apartamento en el que se quedó una temporada con su familia y México ni te cuento. Ese periplo de producción bruta de ir con tu maleta y con tu cámara me ha dejado seis meses en México dos viajes. Sólo la etapa México, Nueva York, Los Ángeles, un viaje por varios estados recreando uno que hicieron ellos de costa a costa. Esa etapa solo son seis meses de estancia. París son varias semanas, luego el periplo por España que pasa por muchos sitios. Desde Calanda a Zaragoza pasando por Madrid, Las Hurdes, Toledo, la Residencia o Granada porque hay un capítulo especial para Lorca que es fundamental en su vida. Conforme iba haciendo las lecturas iba haciendo un guión, un guión que cambió al leer la biografía de Jeanne Rucar, su mujer.
¿En qué influyó leer la biografía de su esposa?
Lo cambió todo. Nunca había leído una biografía tan sincera, tan desprendida de sí misma porque de 240 páginas en edición bolsillo, 220 habla de él. Pensé: «Ya está, vas a ser tú quien cuente vuestra historia». Ella soporta la mitad de la narración del libro y me emociona que así sea.
Buñuel decía que le gustaría salir de la tumba cada diez años, leer la prensa y volverse. ¿Es una manera de decirle cómo está su mundo ahora?
Su guionista Jean-Claude Carrière hizo el libro ‘Buñuel despierta’ que quizá sea más eso. En el mío despierta pero a través de su mujer, de sus vivencias mutuas porque me interesaba el Buñuel más personal, el menos conocido. Ella fue ajena al mundo cinematográfico pero obviamente es su pareja y compañera y su vida no sería exactamente igual si ella no hubiera estado a su lado 40 años. La voz que ella pone en primera persona y en los acontecimientos más cotidianos era lo que me interesaba mucho más que trascender la iconografía. Sus películas no nacen de un proceso escondido o misterioso. Nacen en la mesa de un bar frente a un Martini. Son los hechos más cotidianos los que encienden su imaginación y eso me gusta. Además, me parece que es un personaje fundamental en su vida y no tratado porque en las cientos de publicaciones que leas, Jeanne Rucar no aparece por ningún lado. Eso es una cuestión de hace mucho tiempo donde solo trascienden los hombres y todos tenemos que tener en cuenta en nuestra propia vida a la persona que tenemos a nuestro lado. ¿Nuestra vida sería igual sin ella? Probablemente, no. Eso se omite en todas las biografías y la de Rucar es tan personal y sincera que la hizo cuando él murió porque jamás se lo hubiese permitido. Ese es el Buñuel burgués. Cualquier persona que entre en la parte más personal ve que su educación es estrictamente de burguesía alta porque nació en una familia muy rica. Tuvo una educación, eso sí, libre y avanzada para la época pero todo eso se queda para siempre.
¿Qué equipo hay detrás? En un trabajo así el acabado es fundamental.
Es muy importante. Puedo estar un año y medio viajando y tener miles de fotografías de las que hago mi propia edición y escojo las que me permiten contar lo que yo quiero contar. Tengo que elegir las mejores y de ellas, las que mejor me permiten contar lo que quiero. Soy fotógrafo para contar, no para exponer y hay fotografías que son muy buenas pero han quedado fuera porque no me sirven para contar lo que yo quiero. Esa elección es personal y tiene que ser supervisada por una persona que tenga un criterio mucho mejor que el tuyo o mucho más curtido, pero sobre todo, un criterio exterior. Hay un diseñador, Mauricio d’Ors que es el que ha hecho esta maravilla de libro. Él ha ordenado las fotografías y la forma y diseño final la decide él. Hace extraordinariamente su trabajo y yo le he dado los mimbres para que él pueda hacer esta edición tan maravillosa. Hay un trabajo de preimpresión que ha hecho Joaquín Puga que ha tratado esos archivos de tal forma que cuando entran en una impresión son fidedignos. Ese trabajo hay que saber hacerlo. Sin todo esto, este trabajo estaría lejos de lo que es, no son solo las fotografías.
¿Qué le ha llamado más la atención?
Su poesía. Es poeta antes que surrealista. El surrealismo es una corriente que tenía que ver con su forma de ser y tropezó en París con ese movimiento que era como él, como un aragonés… El surrealismo no nació en París, nació en Teruel (Ríe). El Buñuel poeta me sorprendió mucho, es un poeta extremo, su cine es pura poesía y él es pura poesía.
También ha visto la promoción exterior.
En México es una referencia. Yo tuve la suerte de ver ‘Viridiana’ en cine, en el Museo. Allí es habitual. Percibí durante seis meses cuál es la querencia del pueblo mexicano por él y es que es una referencia nacional. En España creo que nos queda como de lado, como algo inaccesible, no conocido, quizá –no sé, es una opinión muy personal- hasta ahora la difusión de su vida y obra ha tenido más que ver con publicaciones o estudios cinéfilos muy específicos. A Buñuel se le ha estudiado pero no se le ha difundido. Es como una librería gigantesca y cada uno entiende lo que más le interesa y ese interés muy repetido de estudiar ese universo es imposible. Era genial pero era suyo, no se puede. Luis Buñuel no es una ciencia ni mucho menos una ciencia exacta, no se puede estudiar a Luis Buñuel, puedes estar fascinado por sus facetas pero en la medida de que profundices en algo que no tenga que ver con lo más humano, entonces nos estamos alejando de él. Quizá hay que sacarlo de ese recodo y mostrar su vida y su obra de una forma más humana y más cercana.