Son muchas las oportunidades que la educación rural puede aportar a la sociedad de nuestro territorio. Pese a las limitaciones que puede sufrir, esta también tiene la particularidad de enseñar a sus alumnos a aprender incluso fuera de clase. Desde que son bien pequeños sus profesores les animan a abrir bien los ojos en las calles, los montes, o cuando las tradiciones marcan los días y ocupan cada rincón. Y es que todo es, si se mira con atención, motivo de aprendizaje en un territorio lleno de vida y rico patrimonio. Lo saben quienes viven aquí desde siempre pero también aquellos que llegan más tarde y desde otras lugares lejanos. Es el caso de Ana Krajka y Antonin Rouzaud, dos estudiantes franceses que han vivido durante seis semanas en Alcorisa para comprobar lo descrito anteriormente como estudiantes del IES Damián Forment. Ambos resumen estos sentimientos de una forma mucho más simple: «los lazos familiares, cómo todo el mundo se conoce entre sí, las tradiciones, siempre hay algo que hacer y alguien con quien estar…Hay mucho que aprender. La vida de aquí nos encanta«.
Ambos formaban parte de ‘Cruzando Fronteras’, programa de inmersión lingüística y cultural, para alumnos de 4º de ESO, que el Gobierno de Aragón impulsa entre centros escolares de la Comunidad e institutos de Burdeos, Poitiers y Toulouse. Durante su estancia en Alcorisa, Ana y Antonin vivieron junto a Samuel García y Mateo Royo, dos estudiantes españoles que también estudiaron durante 6 semanas en Francia como parte del programa. Allí, fueron ellos quienes siguieron otro ritmo de vida, calendario escolar y, sobre todo, pudieron mejorar su nivel de francés. «Aprendimos mucho y al hablar y practicar mejoramos mucho el idioma. Allí nuestro instituto era mucho más grande, hicimos muchos amigos. Nos encantaría repetir la experiencia«, aseguran.
En el caso inmerso, la experiencia de los dos jóvenes franceses también fue satisfactoria. Al verlos por el instituto, pese a llevar menos de dos meses en el municipio, ambos parecían conocer aquellos pasillos desde hace ya toda una vida. Cuando llegaron no les costó hacer amigos ni comenzar a practicar el idioma. Aunque probablemente aquello que más les marcó desde sus primeros días por el pueblo del Bajo Aragón fueron los fuertes vínculos sociales entre amigos y familiares de los vecinos de la zona. «Es algo muy diferente a comparación de nuestro país. Preferiría que fuera igual que aquí», recalca Ana.
Ambos seguían la vida familiar de sus casas de intercambios. Fueron incluidos en todo tipo de planes. Recorrieron municipios cercanos como Mas de las Matas, Valderrobres, Las Parras de Castellote o Palomar de Arroyos. «Hay un gran nivel de vida social, especialmente los fines de semana. Lo que más nos ha gustado es que cada semana había una festividad diferente», cuenta Antonin. Participaron en varias tradiciones y fiestas del pueblo, de entre las cuales eligen a las hogueras de San Antón como su preferida.
Aunque su estancia ha terminado, no descartan volver a un pueblo que les ha acogido con los brazos abiertos, sensaciones que demuestran la importancia que estos tipos de programas suponen para los institutos ubicados en el medio rural. Así lo asegura María José Lázaro, profesora de francés en el instituto alcorisano, que defiende la oportunidad que se obtiene gracias a una segunda lengua «que debe seguir estudiándose y que podría diferenciar a la educación en este territorio». Es también presidenta de la Asociación de Profesores de Francés de Aragón, desde donde afirma que «es necesario otorgar una mayor relevancia a esta lengua en las aulas».
«Somos vecinos con Francia. ¿Cómo puede ser que apenas se apueste por el estudio de esta lengua?»

¿Cómo ha evolucionado el oficio de profesor de instituto?
La obligación del docente siempre ha sido adaptarse a los tiempos. Llevo 15 años dando clase a todos los cursos de la ESO y estos últimos años lo he notado todavía más porque los alumnos ya no demandan lo mismo. Al ser nómadas digitales necesitan otras modalidades de enseñanza que incluyan este factor. Pero lo que más destaca es que son jóvenes que canalizan mucho más sus emociones. Son partidarios de dar a conocer sus problemas emocionales o psicológicos y gracias a ello surgen nuevos debates que antiguamente eran impensables en una clase.
¿Qué papel ocupa el estudio de una lengua como el francés para ellos?
Creo que debería ocupar un lugar más importante. ¿Cómo puede ser que siendo vecinos con Francia apenas se apueste por el estudio de esta lengua en nuestra comunidad? Es un idioma que cada vez pierde más relevancia, lo que a su vez se traduce en una preocupante pérdida de alumnos y también de formadores, y sin ellos, ¿quién se encargará de enseñarlo?
¿Por qué no se apuesta por este idioma?
Quizás lo más simple sería decir que los alumnos no lo quieren estudiar por el esfuerzo que requiere. Hay que tener en cuenta que es una asignatura obligatoria en primero y segundo de la ESO y que a partir de tercero esta se convierte en una optativa que cada vez tiene que competir con un número mayor de materias. Pero creo que el principal motivo por el que se descarta su elección es porque el modelo educativo actual resta importancia a las asignaturas de humanidades lingüísticas. A los alumnos se les envían mensajes constantes de que la única rama que merece la pena estudiar es la ciencia o la tecnología. Se les da a entender que las humanidades no dan trabajo y eso les preocupa para su futuro, pero la realidad es que actualmente las empresas buscan trabajadores que dominen otro idioma aparte del inglés.
¿Hace falta un cambio de paradigma educativo?
Es más que necesario. No podemos permitir que las humanidades se desvaloricen porque entonces la gente deja de conocer los pilares de nuestra cultura y civilización. Y en esta provincia, donde lo único que nos iguala con el resto del país son los servicios públicos, debemos luchar por mantener el estudio del francés y cualquier otra materia en la escuela. Tiene que ser así porque en el medio rural una academia muchas veces no es rentable. Hay que fomentarlo desde que son pequeños, porque es lo que nos diferenciará.
¿Cómo se intenta solucionar desde la asociación de profesores?
Procuramos que el idioma mantenga su relevancia. Pero somos 90 asociados, un número pequeño si se tiene en cuenta que hay más de 300 profesores de francés en Aragón. Quizás si esta cifra creciera podríamos hacer más fuerza frente a las instituciones. Pero aun así no veo que haya voluntad política suficiente para revertir esta situación, y al final lo que se estudia en las aulas se decide en base a ello.
¿Qué otros problemas quedan por solucionar?
La implantación de las TIC en las aulas sigue siendo otra asignatura pendiente. El sistema tendría que dotar a cada alumno de un ordenador para así hacer frente a la brecha digital que muchos sufren. También interesaría reducir toda la burocracia a la que tenemos que enfrentarnos los profesores.
¿Cómo afecta el cambio precipitado de leyes educativas?
Es uno de los principales problemas en el ámbito educativo de nuestro país. Llega un gobierno nuevo y normalmente cambia todo lo que hasta entonces estaba vigente. Ahora no sabemos si habrá un cambio en diciembre, pero hay quien ya está amenazando con cambiar la ordenanza vigente. La educación está muy politizada y eso nos afecta a nosotros y también a los alumnos. Es necesario un pacto de estado por la educación con una ley que pueda durar 20 años y así evitar esta situación.
¿Han empeorado otras problemáticas como el bullying?
Desgraciadamente siempre ha estado presente, pero lo que ocurre es que ahora la forma de llevarlo a cabo ha cambiado y se dan más casos de ciberbullying. En los pueblos además todo esto es más difícil porque normalmente solo hay un instituto al que poder ir. Pero todos estamos implicados para erradicarlo.
¿En qué destaca la educación en el medio rural?
Contar con menos alumnado en cada clase nos permite ofrecer una atención mayor. Y me enorgullece asegurar que tienen un nivel académico idéntico a aquellos que estudian en la ciudad.
gracias por el reportaje y la entrevista; son muy interesantes.
Ojalá se comprenda la importancia tanto del conocimiento de variosbidoomas como de la necesidad de la escuela rural de ser creativa y tener una apuesta de calidad y diferenciafora, como esta.