La ruta de Valdoria en Albalate del Arzobispo es una de las que ha experimentado un mayor crecimiento de número de visitantes en el último año. Si bien no es fácil contabilizar ni los últimos meses han sido habituales debido al inicio de la pandemia en marzo, en esta ruta está ubicado uno de los cuatro ecocontadores que tiene repartidos en distintos punto el Parque Cultural del Río Martín. Esta ruta es la que más ha crecido. En concreto ha duplicado su afluencia habitual pasando a acoger a 4.000 caminantes.
En 2020 mucha gente se echó literalmente al monte. La crisis sanitaria y sus restricciones hicieron que muchas personas descubriesen o redescubriesen sus parajes más cercanos. El Parque Cultural abarca ocho localidades repartidas en tres comarcas: Albalate del Arzobispo, en el Bajo Martín; Ariño -donde está la sede-, Oliete y Alacón en Andorra-Sierra de Arcos; y Alcaine, Obón, Peñasrroyas y Montalbán, en Cuencas Mineras.
Ahora, esta labor trasciende el propio territorio ya que en las semanas que lleva 2021 en marcha, ya ha aparecido el nombre del Parque asociado a Europa en dos ocasiones. Primero, porque los responsables de política de Interreg Europe lo seleccionaron como ejemplo de buenas prácticas, y recientemente, por su inclusión en el proyecto europeo Be.Cultour de la mano de la Diputación de Teruel, desde donde se preparó la documentación con ayuda del Parque y se ocuparon de presentar este modelo de gestión. La propuesta de la Oficina de Programas Europeos de la DPT fue elegida entre otras 78, en una de las convocatorias más competidas de los últimos años y fue valorada con un 15 sobre 15 puntos.
Así, con la puntuación más alta, el Parque entra en este proyecto que comenzó el 1 de febrero y se desarrollará durante tres años con otras 15 entidades de 10 países. Además del Parque Cultural del Bajo Martín, los otros espacios que participan en el proyecto son el conjunto «El buitre» en la región de Basilicata-Matera de Italia, el paisaje cultural de Larnaca en Chipre, los sitios del patrimonio industrial de Forsvik y Rydal en la región de Västra Götaland de Suecia, Bac, Irig y Sremski Karlovci en la región de Vojvodina de Serbia y la Ruta Cultural de Esteban el Grande y Santo en la frontera entre el noreste de Rumanía y Moldavia.
Se desarrollará hasta 2024 una inversión global que supera los 4 millones de euros de los que a la DPT le corresponden 262.497 financiados al 100%. En este tiempo, Be.Cultour desarrollará estrategias específicas para promover el desarrollo más adecuado del turismo cultural, relacionando directamente la naturaleza y el patrimonio con las comunidades y sus ecosistemas sociales y económicos. Se quieren elaborar planes de acción en seis zonas europeas con las etiquetas de «desfavorecidas, remotas, periféricas y desindustrializadas» donde se identifiquen paisajes comprometidos con los objetivos del proyecto, en este caso el Parque Cultural del Río Martín tras la celebración de su 25 aniversario.
Be.Cultour contempla, además de los 6 planes de acción para desarrollar un modelo de gestión basado en la economía circular, la identificación de 18 soluciones innovadoras de turismo cultural, tres en cada territorio piloto. Estas ideas se aprovecharán al máximo, desarrollando modelos de negocio y buscando alternativas de financiación para permitir su implementación, ampliación y sostenibilidad a largo plazo.
Vida en torno al Parque
Desde el Parque destacan que todo lo que se quiere promover desde el proyecto es lo que llevan desarrollando desde sus inicios. Por eso son modelo. «Para nosotros supone tener visibilidad a niveles internacionales, acceder a iniciativas europeas y también es un reconocimiento a un trabajo que llevamos haciendo durante 25 años», dijo el gerente, José Royo. Be.Cultour tiene el objetivo de llevar a cabo proyectos e iniciativas para promover la economía circular, el modelo que ha fomentado el Parque desde su creación. El lema del 25 aniversario fue: «Conservar el patrimonio para conservar la población».
Royo destacó que alrededor del Parque se han puesto en marcha viviendas de turismo rural, hay guías y empresas de turismo activo, entre otras actividades. «Es posible comer y dormir en cualquier pueblo del Parque, algo que ha hecho sobrevivir a poblaciones más pequeñas como pueden ser Alcaine u Obón que hace 25 años estaban al borde de la extinción y ahora tienen negocios de turismo», reflexionó. Fijó en una treintena los empleos creados en este tiempo «sin contar los del balneario de Ariño» ya que «en base a todo esto surgió la idea de hacerlo y desde el Parque se hizo todo el trabajo de análisis de aguas termales».

Desde el organismo, con mayor o menor presupuesto, todos los años se llevan a cabo intervenciones en elementos patrimoniales y para eso contratan a empresas y gremios de la zona. «No digo que sea la solución pero en este territorio el Parque ha ayudado a crear esa economía circular y ofrecer la oportunidad de trabajar y de desarrollarse. A mí mismo me permitió quedarme en mi casa», añadió. Reivindicó en este sentido el papel vertebrador del Parque en el asentamiento de población. «En el primer encuentro de despoblación en Extremadura estuvimos, no se nos suele invitar porque se nos identifica más con los temas de patrimonio pero a la vista está que el Parque contribuye».
Otra de las características es que además de fomentar este desarrollo también es un elemento de cohesión entre los pueblos que lo integran. «Ha habido ayuntamientos de todo signo político y siempre se ha llegado a consenso porque hay un comité científico en el que se desarrollan los proyectos antes de proponerlos», comentó.
Los actos de cara al público de conmemoración del 25 aniversario del Parque se paralizaron pero no se cesó en el trabajo de infraestructuras e investigación. El objetivo es, en cuanto la situación lo permita, retomarlos porque se han confeccionado para el uso y disfrute del visitante. Entre otras cosas, se ha trabajado en una aplicación de realidad aumentada que está terminando de perfilarse y que permitirá mejorar la experiencia de visita. También se ha editado la cuarta guía del Parque completamente actualizada con todas las nuevas intervenciones.
Esperan que estos reconocimientos desde Europa sirvan de revulsivo para que las administraciones «vuelvan a mirar hacia los Parques Culturales». La pandemia también ha mermado las cuentas ya que se ha visto reducido el presupuesto desde el Gobierno de Aragón. No obstante, este año pretenden recuperar con la inclusión de actuaciones en los nuevos presupuestos. Entre ellas, una exposición que recoge los 25 años de historia del Parque y las actuaciones realizadas con las imágenes que muestren «el antes y el después».