La firma del Pacto de la Concordia en el interior de la Iglesia de Alcañiz puso el broche de oro a un intenso fin de semana lleno de representaciones históricas
Alcañiz puso fin el domingo a las representaciones históricas de la primera edición de la Concordia. Una nueva fiesta para la ciudad que ha contado con una alta participación e implicación. Los Calatravos, los Amigos del Tambor, los Caballeros de San Jorge y una gran cantidad de vecinos han permitido que la Historia de la ciudad pudiera saltar del papel a las calles. «Entre los más de 80 actores y actrices que estábamos no ha habido ni uno que haya puesto la mínima pega. Eso no me ha ocurrido nunca en 20 años», aseguró Adolfo Barrio, el director teatral.
El éxito cosechado en esta primera edición no hace más que hacer pensar a los alcañizanos en la siguiente, que podría contar con variaciones en el guion a fin de sorprender a los espectadores. «La experiencia también es importante», señaló Barrio, que aseguró que todo salió según lo previsto aunque siempre hay margen de mejora.
Fueron muchos los visitantes que se acercaron para conocer el mercado medieval, dispuesto por las calles principales, contemplar las representaciones y aprender de la Historia. Juan Carlos Gracia Suso, alcalde de Alcañiz, auguró también una larga vida a esta nueva fiesta, que puede convertirse con el tiempo en un reclamo turístico más para la ciudad. «Espero que la gente se vaya animando a vestirse y que acabe todo el mundo participando. Además creo que, por el hito que se representa, esta fiesta es una clara candidata a Patrimonio de Interés Cultural por la UNESCO cuando realmente coja peso específico, porque es algo que no existe en ningún otro sitio», expresó.
La décima escena se desarrolló el domingo en torno a la una del mediodía en el interior de la Iglesia, en la que se proclamó el Pacto de la Concordia, hecho que desembocaría más tarde en el Compromiso de Caspe. Con la firma de los altos mandatarios de aquella época se optó por la vía de la concordia y no la de la discordia, que podría haber condenado al territorio a una guerra o haber supuesto la ruptura de la Corona de Aragón.
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