El tradicional traslado de las imágenes de Semana Santa de Alcañiz que se celebró ayer llevó hasta la iglesia parroquial a un centenar de alcañizanos que vivieron tras dos años sin hacerlo uno de los momentos más esperados por todos.
El transporte desde la casa de los santos hasta el interior de la excolegiata no dejó indiferente a nadie. La emoción y la expectación fue in crescendo desde las ocho de la tarde que comenzó el movimiento. Voluntarios y cofrades ayudaron al transporte de las peanas que colocaron con todo mimo en sus lugares correspondientes. El momento álgido fue el descenso del Cristo del Silencio, la limpieza de la escultura de José Bueno y la instalación en su correspondiente peana. Para la presidenta de dicha cofradía, Belén Fuster, el haber contemplado dos años después este hecho «ha sido especial y al mismo tiempo muy emotivo».

Un año más destacar el esmero y el buen trabajo de todos los presentes que dirigidos por el presidente de la Cofradía del Santo Entierro y de la Junta Suprema de la Semana Santa alcañizana, Alfredo Barberán, junto con otros miembros de todas las cofradías realizaron con mimo y con mucho cariño el traslado. Un acto que para Barberán supone el «inicio oficial de nuestra Semana Santa «.
A partir de ahora ya serán las cofradías y hermandades las que se encargarán de dejar preparados sus pasos procesionales para que en escasamente tres semanas recorran las calles de Alcañiz.