Preocupa la disponibilidad de agua para las próximas campañas y el futuro ante el inminente cierre de la Central de Andorra
La incertidumbre por saber qué pasara en las próximas campañas de riego sin disponer del embalse de Santolea es máxima entre los regantes de la cuenca del Guadalope. Se espera un 2019 complicado y con restricciones, aunque los agricultores tienen muy claro que la ampliación servirá para asegurar el futuro. De la misma manera, el futuro de la Central Térmica de Andorra preocupa a todo el sector. Endesa ha sido uno de los grandes mecenas de la cuenca y con su marcha, muchas inversiones quedan en interrogante
«Llegas aquí y casi no te crees que las obras por fin hayan comenzado. Ahora sí que podemos decir que la ampliación de Santolea es imparable», así de rotundo se muestra el presidente del Sindicato de Regantes del río Guadalope, José Fernando Murria, tras constatar que las obras de recrecimiento son una realidad. «Sabíamos que la obra llegaría, pero teníamos miedo a que se pudiera retrasar otro año más. Hubo problemas a la hora de la contratación, pero, por suerte, se resolvieron rápido».
Ahora se abre un horizonte de incertidumbre y expectación entre los regantes. Por un lado, la ampliación de Santolea servirá para asegurar un «futuro» para el sector agroalimentario del Bajo Aragón, pero al mismo tiempo se limitarán las producciones en las cosechas de las próximas dos temporadas. «Nos tendremos que apañar con el agua del pantano de Cola, que ahora mismo está lleno, y con los embalses de Calanda y Caspe», explica José Fernando Murria.
Lo cierto es que este 2018 ha sido el más lluvioso en la provincia de Teruel desde 1958, algo que asegura cierto colchón para la próxima campaña agrícola, aunque por delante quedará un año en el que la sequía podría volver al territorio. «Nos tendremos que adaptar y restringir los riegos. Los agricultores tienen que hacerse a la idea de que no podrá haber una segunda cosecha y tendrán que apostar por el cereal temprano», comenta el presidente de los regantes del Guadalope.
Una mala época para poder disfrutar de un futuro más próspero. La ampliación del embalse de Santolea permitirá que los agricultores puedan contar con más del doble del agua actual y eso conllevará avances. «Nos olvidaremos, por fin, del déficit de agua en la zona y se podrán poner en marcha los nuevos regadíos. Llegarán las buenas noticias», subraya Murria.
La mirada puesta en la Térmica
Pese a la incertidumbre que rodea al sector agrícola del Bajo Aragón en las próximas dos campañas, lo cierto es que el futuro más inmediato de la cuenca del Guadalope está puesto en la Central de Andorra. El anuncio oficial de Endesa de su deseo de cerrar la Térmica ha supuesto un auténtico jarro de agua fría para los regantes, que ven como su mejor mecenas durante los últimos años les dice adiós. «Sin Endesa a esta cuenca le espera un futuro complicado en el caso de que no se encuentre una solución, porque será difícil afrontar los costes para todos los regantes», comenta Murria.
La eléctrica se beneficia desde su llegada a Andorra en 1980 de un bombeo de agua desde el pantano de Calanda que ha compensado con diferentes ayudas, que asciende hasta el millón y medio de euros anuales, para los regantes. De la misma manera, Endesa se iba a encargar de pagar 10 millones de euros de la amortización de la construcción de la ampliación de Santolea en un periodo de 25 años. Ahora, tras los últimos acontecimientos, los regantes se enfrentan a un interrogante que podría dar al traste con sus propósitos de futuro. «El cierre de la Central repercutirá de manera directa en el pago por hectárea, que pasará de los 37 euros a 102, cuando la hectárea más cara del Ebro se paga a 70. Lo cierto es que los nuevos regadíos serán poco sostenibles», asegura Murria.