Cientos de personas despidieron a José Iranzo, el Pastor de Andorra, que falleció el martes con 101 años
Se marchó engrandeciendo y dignificando todavía más el mundo de la jota y la nobleza de la que pudo hacer gala durante toda su vida, pero de la que nunca presumió. Y, precisamente, esa sencillez y humildad es lo que ha hecho grande a José Iranzo, el Pastor de Andorra. Con su chaleco, su fajín morado y su cachirulo en la cabeza; con sus alpargatas y con una sonrisa que todos volvieron a sentir cuando le cogieron la mano o le dieron un beso en la frente, el Pastor, con 101 años, un mes y un día, «voló» con su «palomica» dejando un gran legado que será tarea de todos seguir poniendo en valor.
Se fue tranquilo, en su cama, sin sufrir y rodeado de su familia. Sobre todo de su amada Pascuala que, también con sus 101 años, no se separó de su marido en ningún momento. Aguantó fuerte, como es ella, el que ha sido el trago más amargo de su vida.
El «tío José» se fue feliz, habiendo disfrutado de una «vida plena» con la única medicina de no haberse enfrentado nunca a nadie y con la capacidad de encontrar siempre el lado bueno a todo lo que le sucedió. También en los peores momentos.
Se marchó en la madrugada del lunes al martes, el día de Santa Cecilia, patrona de la música; el día en el que se entregaron los Premios José Antonio Labordeta, donde no faltaron recuerdos a su persona; y un día en el que el cielo dejó en el secano bajoaragonés su bien más preciado, la lluvia que regó durante dos días una tierra que lo necesitaba más que nunca.
Los minutos de silencio se sucedieron por todo el mundo y centenares de coronas y centros de flores rodearon el cuerpo de José durante su estancia en la Casa de Cultura, donde se instaló la capilla ardiente desde el martes a las once de la mañana. «Desde la Casa Real hasta el último pastor de la sierra de Albarracín, han tenido un recuerdo para mi abuelo», dijo su nieto, José Luis Iranzo, al finalizar el funeral el miércoles en la iglesia de la Natividad de su Andorra Natal.
José Luis ejerció de portavoz de una familia que se desvivió para que todo el mundo pudiera darle el último adiós a Don José. Desde el momento de la capilla ardiente, en la que no escatimaron en facilidades y en ofrecer la cercanía de siempre, hasta el último minuto de darle sepultura en el cementerio de Andorra. «Mi abuelo ya no pertenece solo a nuestra familia, ya es patrimonio de todos los aragoneses», expresó recordando las palabras que ya dijo en la celebración de su centenario, el 20 de octubre del pasado 2015.
«Nos deja su sonrisa»
La capilla ardiente se instaló en la Casa de Cultura el martes y centenares de personas pasaron por allí hasta el miércoles por la mañana. A los pies del féretro se colocó un cachirulo morado sobre la bandera de Aragón. A la cabeza, el escudo de Andorra y, a su derecha, se ubicó un retrato en grandes dimensiones en blanco y negro que se puede ver habitualmente en el museo dedicado a su persona en la localidad. Además, se instaló un atril con un libro de firmas en el que los asistentes pudieron dejar sus mensajes.
Prácticamente todo el pueblo se acercó a dar el pésame a la familia y a despedirse del Pastor, Hijo Predilecto de la localidad desde 1994. Los vecinos ocuparon las sillas que se colocaron alrededor del féretro así como el anfiteatro del espacio escénico. «Los andorranos tenemos que despedirnos de José Iranzo con la mejor de nuestras sonrisas, que es lo que él nos transmitió. Nos ha dejado una enseñanza y es que hay que ser humilde, sencillo y alegre para ser mejor persona», subrayó la alcaldesa, Sofía Ciércoles, que se refirió a una de las últimas entrevistas en las que Iranzo dijo: «Yo nací Pastor, nací humilde, viví al servicio de las ovejas junto a mis perros, y solamente quiero que me recuerden como lo que soy, un pastor».
Tanto el Ayuntamiento de Andorra como la comarca Andorra-Sierra de Arcos celebraron plenos extraordinarios a las doce de la mañana y a las ocho de la tarde respectivamente para decretar tres días de luto oficial y banderas a media asta en los edificios públicos. Todos los grupos políticos representandos en ambas instituciones recordaron la figura del Pastor y todos los asistentes a las sesiones plenarias guardaron un minuto de silencio en su memoria. «Tenemos que intentar transmitir a nuestros hijos y nietos todas esas lecciones que nos ha dado en vida para ser tan grandes y tan nobles como él», añadió el presidente de la comarca, Antonio Donoso.
Aunque por la mañana no dejó de pasar gente por la capilla y hubo visitas institucionales como la de la Consejera de Educación y jotera turolense, Mayte Pérez, el grueso de personas llegó por la tarde y no faltaron los amantes de la jota. Representantes de asociaciones y peñas de todo Aragón se dieron cita en la Villa Minera.
Para atenderlos, la asociación del Cachirulo de Andorra, que lleva el nombre de José Iranzo, abrió su local al público para ofrecer café y pastas a todos los que acudieron a velar al Pastor. «Estamos a disposición de la familia desde el primer minuto y abrir la peña es una forma también de descongestionar la Casa de Cultura», explicaron los socios que aseguraron haberse quedado «huérfanos» con la pérdida. «Se ha puesto en contacto todo el mundo con nosotros y preguntado. Tenemos las redes sociales bloqueadas por el colapso», recalcó el presidente del cachirulo andorrano, Alejo Galve.
A media tarde acudieron a la capilla ardiente los joteros más destacados del momento. No faltaron Isidro Claver, amigo y alumno de Castelnou que acudió con su hija, y Nacho del Río, que se mostraron profundamente emocionados al recordar anécdotas. Pasaron por allí también los cantadores Julio Latorre y Beatriz Bernal; la hija del histórico Jesús Gracia, Piedad Gracia, y el estudioso de la jota Evaristo Solsona, entre otros. Todos coincidieron en haber perdido al último referente de la jota histórica, «un padre para todos». «En un mundo en el que hay muchas rencillas, como en todo lo que tiene que ver con el espectáculo, José se ganó el cariño y el respeto de todo el mundo», subrayó Nacho del Río.
Ya por la mañana habían estado compañeros y amigos del folcklore aragonés como su paisano Vicente Galve, «El Panollo», Miguel Insa, músico alcañizano, o Victorino de Felipe, conocido como el jaque de Mainar.
Masivo adiós al Maestro
Ya el miércoles, centenares de personas se aglutinaron en torno a la iglesia parroquial antes de las once. El féretro salió puntual de la Casa de Cultura a hombros de los miembros de la Peña del Cachirulo, todos con un pañuelo negro en la cabeza en señal de luto. En silencio y bajo la lluvia, la caja llegó a una iglesia más que abarrotada.
El l funeral fue ejemplo de cómo ha sido la vida de José Iranzo. Un acto sencillo y cargado de cariño y respeto, lo mismo que él sembró durante 101 años. Su hija abrió la eucaristía con una breve oración con la que dio las gracias por haber tendio la «gran suerte» de convivir con él tantos años. «Que esta oración suba hasta el cielo como las jotas que cantó», dijo. El coro puso el acompañamiento a una misa celebrada entre ocho párrocos de varias localidades como Alcañiz, Alcorisa, Albalate e incluso de Burgos. Estuvo presidida por el Vicario de Teruel, Jesús Arduña. Parte de la celebración fue conducida por Antonio Ramos, cura de Andorra durante muchos años y que tiene mil anécdotas con el Pastor. «Cuando estuvo en Nueva York me escribió una carta en la que me dijo: estos americanos están «chalaos». Dedican su vida a tener una casa bonita para después no disfrutarla». Esta fue una de tantas.
Pocos aguantaron las lágrimas a la salida. Primero con las palabras de su nieto, que terminó con una cita de su abuelo: «esta noche todo seguirá y el sol se seguirá poniendo por la sillería (lugar al que se refieren los andorranos)». Después, varios «compañeros de la jota», entre los que estaban Nacho del Río, Jorge Sánchez «Campanetas», o José Luis Urbén, lo sacaron a hombros. En medio del pasillo, sonaron varias jotas de las gargantas de Teodoro Biel, rondador de Castel de Cabra; Julio Latorre; Vicente Galve, «El Panollo»; Clemente Balaguer, cuñado del Pastor; y de Isidro Claver. Cada uno de ellos eligió una jota para decirle adiós. El jotero de Castelnou cantó la que él compuso como réplica a La palomica; y su cuñado cerró con la propia palomica.
Un caluroso aplauso, pese al frío y a la lluvia, invadió la plaza de Andorra a la salida del féretro. Tras el coche fúnebre, familiares y amigos rondaron al pastor hasta el cementerio. Fueron rondas que recordaron su vitalidad y alegría.
Jotas de despedida
Iranzo quedó bajo tierra. La misma que le vio nacer hace 101 años. En la sepultura las jotas fueron saltando de garganta en garganta. De la de Nacho del Río, a la de Beatriz Bernad, pasando por la de Isabel Rocatín y la de decenas de espontáneos. Juntos, todos los asistentes entonaron: «Palomica, palomica, levanta tu vuelo al cielo; que allí ya suela el canto, del más querido jotero».
Presencia institucional
En el funeral hubo presencia institucional. El Subdelegado y el Delegado del Gobierno en Teruel estuvieron presentes. «Uno no se hace a la idea de perder a un hombre que era todo corazón, que llevó la jota a todo el mundo», dijo Gustavo Alcalde, Delegado. También la alcaldesa de Alcorisa como representante de las Cortes de Aragón, Julia Vicente, el alcalde de Híjar como diputado de la DPT, además de la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, y Manuel Pizarro, que dejó un acto con SS.MM. Los Reyes en Madrid «para despedir a un gran turolense». Además, hubo diputados provinciales, consejeros comarcales y ediles de localidades bajoaragonesas y del resto de Aragón.
Medalla de Oro del Ministerio
El fallecimiento de José Iranzo también centró parte del Consejo de Gobierno celebrado el martes en Zaragoza en el que se acordó solicitar al Ministerio de Cultura la concesión de la Medalla de Oro para El Pastor a título póstumo. Lo anunció el consejero de Presidencia de DGA, Vicente Guillén. «Quiero mandar un fuerte abrazo a toda la familia de José Iranzo y a todos los andorranos. Una pérdida irreparable», aseguró. Mientras, la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, Mayte Pérez, visitó Andorra junto al director general de Cultura y Patrimonio, Nacho Escuin. Desde la Diputación Provincial de Teruel se unieron «al dolor de toda la provincia por el fallecimiento de uno de los turolenses más queridos e internacionales». Asimismo, todos los partidos políticos emitieron comunicados para mostrar sus condolencias.