El divulgador medioambiental Fernando Zorrilla, autor también de varios estudios y libros sobre el patrimonio arbóreo del Bajo Aragón, recibió el viernes en Belmonte de San José el XVIII Premio Mirador del Bajo Aragón.
¿Por qué se te concede el premio Mirador?
El premio Mirador es un reconocimiento a gente que ha aportado algo a la cultura aragonesa. En concreto se me ha concedido por el proyecto que hemos concluido sobre las oliveras centenarias, que se extendía por los municipios bajoaragoneses del Mezquín y por el Matarraña. En concreto hemos conseguido que en Belmonte de San José la Olivera de Cervera fuese el primer olivo declarado por el Gobierno de Aragón como olivera singular. Árboles singulares en nuestra comunidad existen varios, pero oliveras no, y por tanto creo que es un reconocimiento a la labor realizada. Lo llevo en el corazón porque llevo muchos años trabajando por mi condición de Agente de Protección de la Naturaleza en este territorio y en esta localidad y tengo una relación entrañable con los vecinos y los valores naturales de Belmonte. Quiero agradecer a todo el pueblo este reconocimiento. Además, en la entrega pusieron la canción ‘La Olivera’ de Joaquín Carbonell, algo que nos llenó a todos de emoción.
En el valle del Mezquín es donde más oliveras centenarias habéis encontrado...
Han sido tres años de trabajo y realmente en toda esta zona ha sido donde más sorpresas nos hemos llevado. Concretamente en Belmonte hemos catalogado 26 árboles que rebasan los 3 metros de diámetro, que es el baremo que bajaramos para catalogar este tipo de ejemplares. También en La Codoñera, La Ginebrosa y Torrevelilla hemos encontrado cifras similares. Es un patrimonio inigualable y lo más importante es sensibilizar a los propietarios de estas oliveras para que las conserven. Pero también a las instituciones. Tiene que haber una implicación de las instituciones públicas para conservar un patrimonio que es de todos.
¿De dónde viene tu amor por los árboles y, en concreto, por las oliveras?
Me lo he preguntado muchas veces. Creo que son cosas que suceden a lo largo de la vida. He podido trabajar con varios expertos y amigos en la elaboración del libro ‘Árboles Singulares del Bajo Aragón’ y esto al final ha sido como una bola de nieve que ha ido creciendo. Por el camino me he encontrado a muchas personas que han colaborado. Resulta muy gratificante conocer la historia de cada uno de estos árboles, algunos de ellos hasta este momento no se conocían. Creo que tenemos un patrimonio arbóreo muy importante pero en este país hemos sido muy arboricidas. Se han perdido multitud de árboles de notables dimensiones, historia y singularidad. Ahora empezamos a ver las cosas de otra manera y se empieza a aplicar el sentido común.
¿Se sigue perdiendo patrimonio de este tipo?
Mientras realizábamos labores de catalogación se han arrancado oliveras de este tipo. Y lo peor es que ha sido para venderlas como leña. Yo puedo no compartir, pero sí entender, que un propietario venda una olivera. Pero en ningún caso se puede entender que se arranque una olivera para vender la leña, cuyo precio ahora sabemos además lo reducido que es. Vuelvo a repetir: las instituciones deben apoyar a los propietarios, respaldarlos y que este patrimonio perdure.
Enhorabuena Fernando, no solo por el premio muy merecido, pero también por tu compromiso con todo lo relacionado con el medio ambiente y la naturaleza.