Las fiestas carnavalescas siguen y las localidades que todavía no habían celebrado la suya, lo han hecho este fin de semana. Caspe es una de esas poblaciones que se reservaba el Carnaval y sus vecinos han sacado sus mejores galas, colores e ingenio para darlo todo primero en las calles y después en el pabellón. Desde la calle Barcelona, y durante una hora, decenas de personas marcharon al ritmo de Los Sonaos, la charanga que no bajó las revoluciones en ningún momento.
Las ganas que había de volver a salir y de sacudirse el frío de encima quedaron patentes con la masiva respuesta de los caspolinos que se echaron a la calle entre amigos o cuadrillas familiares. «Que salga gente de todas las edades a participar es algo muy bueno, le da mucha vida a la fiesta y este año hay muchísima gente», valoró la concejala de Festejos, Elise Ventura.
Ya en la concentración se juntaron en torno a la charanga un buen puñado de galletas, unos cuantos Minions, varias Cruella de Vil, Los Increíbles, los personajes del Rey León, militares, agentes del SWAT, la Policía Local -la de verdad y un homenaje-, médicos, muchos superhéroes, la Novia y el Novio Cadáver y un sinfín de personajes. También la tuna, que abrió el desfile bailándose todas las piezas de la charanga.
El broche fue en el pabellón, donde comenzó la fiesta para todo el público familiar. El baile continuó por la noche hasta que los cuerpos aguantaron.