La primera puesta de largo del libro fue en la Feria del Libro de Jatiel en mayo, pero ha habido más y hasta diciembre hay muchas fechas más. ¿Qué le dice el público?
La gente que lo ha leído me está trasladando su opinión y es buena. Desde gente que lo ha terminado y les encanta el final o les ha creado la atmósfera como de estar allí en el Londres victoriano, hasta la gente que me dice que precisamente esa atmósfera que creo es tan agobiante y tan oclusiva que incluso les parece que tienen ganas de vomitar. Me gusta que me digan esto, porque la idea de una novela histórica es introducirte de tal manera que te sientas como si estuvieras en el lugar. El Londres victoriano era así, sucio y opresivo, y que me digan eso es un cumplido.
¿Tres años le ha llevado?
Tres años entre la investigación, el proceso de escritura, edición y todo.
Es su octavo libro pero el primero de novela histórica. ¿Ha supuesto un cambio a la hora de escribir?
Es un ejercicio de escritura muy distinto, porque tienes todo el rompecabezas montado pero tienes que trasladarlo al lector. Tienes que hacer que comprenda todo lo que tienes en la cabeza. A veces tú lo tienes muy claro, pero no es tan sencillo que otra persona te comprenda. Es un ejercicio complicado porque las dos historias tienen que encajar perfectamente y tienen que encajar justo donde tienen que hacerlo.
Y que le encaje a un público variado, porque es para todos los públicos.
Está clarísimo. Al ser un tema tan universal como los asesinatos, hay mucha juventud hoy en día que está enganchada a la novela negra y que este libro les podría encantar. De hecho, ha habido varios adolescentes que me han dicho que les ha gustado. También gente mayor. Es para todos los públicos dentro de lo que entendemos literatura para todos los públicos. Hay pasajes que son más fuertes que otros, no hay sexo pero hay violencia explícita.
Hay que leerlo con una vela ha comentado en la presentación.
(Ríe) Eso para ambientar el Londres del siglo XIX y de noche de tormenta. Se crea esa atmósfera más terrorífica aunque no es un libro de terror.
También ha avisado de que es ficción, que nadie se confunda.
Tenemos la costumbre de pensar que cuando estamos leyendo novela histórica estamos leyendo historia, y son dos géneros muy diferentes. Si quieres realidad, tienes que leer un libro de historia. Si quieres una ficción vas a leer una novela histórica, que es lo que he hecho. He cogido una serie de acontecimientos reales y en torno a eso se ha creado una historia de ficción. Todo lo que sucede es falso pero yo me baso en datos históricos reales.
Plantea al lector qué haría si pensase que desciende un asesino tan afamado como Jack el Destripador, y recupera también a otro sanguinario como H.H. Holmes. ¿Se siguieron investigando esos crímenes?
Policialmente hablando la investigación se cerró. Durante años nadie habló de esto, pero llegó un momento a mediados del siglo XX, sobre todo, que resurgió con mucha fuerza. Especialmente, a raíz de que el FBI en Estados Unidos creara la unidad de análisis de conducta para estudiar a los asesinos, que ellos mismos bautizaron como asesinos en serie. Estos misterios históricos retomaron su fuerza y desde entonces ha habido historias para todos los gustos.
Y esta suya es una más...
Una más. No tengo ninguna pretensión de nada, desde el primer momento he dicho que yo solo me he unido al carro de la gente que piensa que sabe quién fue Jack el Destripador.
as presentaciones son fundamentales, y los clubes de lectura son las que las promueven muchas veces. ¿Qué papel juegan?
Sobre todo, en la provincia de Teruel es increíble la cantidad que hay, casi cada pueblo tiene uno. Pueblos de los que tienen biblioteca, que todavía quedan que no hay lamentablemente. No tener ese espacio donde reunirse a hablar de libros y literatura es demencial, es tan básico como tener el médico, la farmacia o la escuela. La biblioteca es realmente el motor cultural de los pueblos. A mí me encanta venir a estos sitios como hoy a Valdeltormo. Sobre todo, a los eventos más pequeños con poquita gente y más recogido que los súper eventos de la capital porque es todo muy frío. Aquí las preguntas son más directas, el trato también. Todo es más cercano y es maravilloso.
Conoce bien el trato porque usted es zaragozano, pero es educador de adultos en el medio rural turolense.
El mundo del interino es tan peculiar que nunca sabes dónde vas a estar. Este curso estoy en La Iglesuela del Cid y otros pueblos como Castellote, Molinos y Cuevas de Cañart.
Ya son años en este territorio, donde ya es conocido por mucha gente.
A mucha gente conozco, ¡sí! Y eso también va muy bien para presentar los libros (ríe). El año pasado daba clase por el Bajo Martín con Híjar, Albalate, Andorra, La Puebla, Urrea… Y anteriormente pasé por Alcorisa, Mas de las Matas, Berge…
¿Qué le parece el papel que juega la educación de adultos?
Es increíble la vida que da. Desde mi punto de vista personal, lo que yo veo es que hay muchísima gente en los pueblos más pequeños que solamente salen de casa para ir a la escuela de adultos. Es otro motor cultural y esencial.
También es parte de la Asociación Literaria Singular con una jatielina.
Desde hace unos meses nos hemos asociado Cristinica Gómez y yo y otros amantes de los libros para fomentar eso y llevarlo más allá que presentar nuestras obras. Hacemos talleres de escritura creativa, emocional, cursos de escribe tu novela desde cero, clubes de lectura… Un poco de todo.
Y veo que la promoción empieza por la camiseta.
Esto es promoción, claro (ríe). Esta es la camiseta de las presentaciones, ferias y donde haya que ir.