Un gigantesco mural de 250 metros cuadrados atrapa las miradas de todos los viandantes que pasan por la nueva plaza de las Cuatro Esquinas de Muniesa. Este céntrico punto, que como indica su nombre, es la intersección entre dos calles principales, ganó espacio hace unos meses. El Ayuntamiento adquirió un solar, donde antes se erigía una casa, y lo rehabilitó como espacio verde con jardineras, una fuente y bancos. Sin embargo, las paredes del antiguo edificio que quedaron al descubierto rompían con la estética lograda. ¿La solución? Pintarlas con motivos representativos de este municipio de las Cuencas Mineras.
Tras recibir varios diseños, el consistorio eligió el trabajo de la artista de Aliaga Elisa Gómez, conocida como Nylon Silvestre. En el mural están representadas las cuatro actividades agrícolas, con sus respectivos trabajadores, más importantes de la localidad. «Son el ganado ovino, el azafrán, el cereal y las viñas. Es una forma de valorar el trabajo al que se dedicaron nuestros agricultores durante siglos», explica el alcalde, José Luis Iranzo. Gómez ha pintado a brocha todo el espacio. Comenzó a finales del verano pasado y tuvo que hacer un parón en el mes de noviembre cuando llegó el frío invernal. En marzo de este año retomó la actividad.

«Es un proyecto que llevábamos mucho tiempo intentado hacer. Los vecinos están encantados porque es precioso. Es digno de ver, así que invito a todo el mundo a que venga a verlo», dice el alcalde. La intención de la corporación municipal es embellecer más espacios del municipio con murales que tengan significados representativos.
En el mural de la plaza de las Cuatro Esquinas puede localizarse a una mujer vendimiadora, que está recogiendo las uvas de unas cepas de ‘derechero’, una variedad autóctona del municipio, donde se llegó a elaborar hasta tres millones de litros de un exquisito vino. También hay una mujer que está segando con hoz, como se hacia hasta no hace muchos años. En la actualidad, el cereal es el cultivo predominante del municipio. En la parte más colorida de la obra, se encuentra una familia de azafraneros, recogiendo la flor para después sacar de ella las famosas hebras. Fue un cultivo extremadamente duro físicamente, pero ayudo económicamente a las familias que se dedicaban a ello. Po último, puede verse un pastor con sus ovejas, observando la ermita de Santa Bárbara. Este oficio tan sacrificado también sacó adelante a varias familias del pueblo.
Magnífico mural!
Mi enhorabuena a Elisa
Habrá q ir a Muniesa
¿No has pintado los aerogeneradores?