José Ramón Ibáñez (PSOE) deja la política tras 35 años en distintos cargos entre el Ayuntamiento de Calanda, las Cortes y la DPT
José Ramón Ibáñez (Calanda, 1960) fue uno de los que constituyeron la agrupación local del PSOE en plena Transición, cuando tenía 19 años. Bajo estas siglas entró al Ayuntamiento en 1983, fue diputado en Cortes de Aragón y la DPT, y en 2011, alcanzó la alcaldía
¿Por qué decidió entrar en política?
Siempre he sido una persona inquieta que creía que la sociedad en la que vivía se podía mejorar. Era finales de los años 70 del siglo pasado y había un ambiente que invitaba a la gente que tenía inquietudes a participar en política como una forma de mejorar la sociedad y de cambiar tantas cosas que había que cambiar después de 40 años de dictadura. Entré al Ayuntamiento en el 83 como concejal pero antes hubo mucho trabajo.
¿Cómo eran esos finales de los 70?
Las primeras elecciones municipales fueron en 1979 y el PSOE en Calanda no se pudo presentar porque ni siquiera estaba instaurado ni había personas dispuestas a presentarse por el partido. Estábamos un grupo de jóvenes que íbamos a los plenos y una cosa llevó a la otra y se constituyó la agrupación local. En las siguientes elecciones de 1983 ya presentamos una candidatura y la sorpresa fue que sacamos tres concejales de once.
¿Cómo fue el tiempo en la oposición?
Yo fui concejal en la oposición desde 1983 hasta 1999, 16 años seguidos con tres alcaldes distintos (uno de UCD y dos del PP). En 1999, y tras un tiempo suficiente, el partido decidió que fuera en las listas de las Cortes de Aragón. Marcelino Iglesias fue elegido presidente de Aragón y, aunque en Calanda seguíamos en la oposición, se hicieron bastantes cosas desde DGA en conversaciones con el grupo municipal. Creo que eso facilitó de alguna forma que en 2003 llegáramos al gobierno del Ayuntamiento de Calanda.
¿Cómo calificaría su etapa en Cortes?
Nadie esperaba que Iglesias saliese elegido. Se alcanzó un pacto con el PAR de José María Mur que supuso 12 años de gobierno y estabilidad en Aragón y se hicieron muchos proyectos. El aeródromo de Teruel, Motorland o Dinópolis se impulsaron en esa época. Fue un tiempo muy interesante y para mí fue un placer poder participar en esos años de la política autonómica aunque siempre me he declarado más «fan» de la local, me encanta la política local. No sé por qué pero se me metió en la cabeza que yo tenía que ser alcalde de Calanda en algún momento.
Trabajar por Aragón también tendrá lo su dosis de adrenalina.
Desde luego, y si alguien en Aragón piensa que sin autonomía iba a haber escuelas abiertas con cuatro o cinco niños se equivoca de medio a medio. Ahora parece que desde algunos sectores esto se quiere poner en duda.

¿Cómo ha afrontado esta última etapa siendo alcalde y diputado provincial?
Vuelvo a la diputación porque de 1991 a 1999 fui concejal y diputado. El partido decidió que tenía que volver y lo hice como portavoz del grupo. La Diputación debería modernizarse pero es una institución fundamental y, sobre todo, en provincias como la de Teruel donde hay ayuntamientos muy pequeños.
En 2011 accede a la alcaldía, ¿qué proyectos destaca?
El grupo que comenzamos en los 80 veíamos que Calanda tenía mucho potencial. Era un pueblo eminentemente agrícola y afortunadamente tenemos un sector muy potente con una base muy sólida, pero entendíamos que había un sector industrial que reforzar aprovechando el Plan Miner. Aparte debíamos ser referente cultural con Buñuel y en servicios sociales con el Centro Residencial Calanda. En lo industrial apostamos por el polígono de La Fuensalada que, ahora que se habla tanto de lo poco que ha servido el Miner, en Calanda ha asentado a tres empresas.
Puerto Calanda fue el gran proyecto fallido. ¿Qué pasó?
Quien crea que es sencillo traer empresas a Teruel y a las cuencas mineras no tiene ni idea. Eso ha supuesto que en algunas ocasiones hayan aparecido auténticos delincuentes que se hacían pasar por empresarios sin serlo y que iban a la caza de las subvenciones. Lo peor de Puerto Calanda es que generó una gran ilusión en toda la comarca que se truncó pero, desde el punto de vista económico ni a Calanda ni al Ayuntamiento significó que se fuera ni un euro. A quien defraudó fue al Ministerio de Industria a través de los Planes Reindus de ese momento. En cualquier caso, sirve para aprender. El resto de proyectos ahí están, funcionando.
Este sería uno de lo momentos más duros, ¿cuáles más recuerda?
En la primera legislatura siendo concejal un incendio arrasó todo el pinar y la zona del desierto y el convento y pude participar como voluntario. Unos pocos años después se prendió fuego todo el Maestrazgo y lo viví estando en DPT. A nivel más local, la supresión de los Fondos Miner el 31 de diciembre de 2011 por Mariano Rajoy. En junio me nombraron alcalde y estábamos esperando 3,5 millones de euros que teníamos aprobados para seguir urbanizando el polígono de La Fuensalada y nos quedamos noqueados. Hay tragedias, como accidentes de tráfico con fallecidos y desde luego, el asesinato de nuestro vecino Víctor Romero, su compañero Víctor Caballero y el andorrano José Luis Iranzo. Solo puedes estar al lado de la familia. Es muy doloroso. A nivel político y también personal, nadie quiere decir que directamente fue quien me acusó, pero no me olvidaré cuando se me pretendió acusar de corrupto.
Eso le llevó a los Juzgados, ¿cómo lo recuerda?
Tuve que declarar en el Juzgado de Alcañiz como imputado y no se lo deseo a nadie, sobre todo, si es mentira como fue y se ha demostrado. Cosas así perjudican a la política y cuando uno tiene mucha prisa por llegar al gobierno y es capaz de emplear según qué cosas, deteriora mucho la convivencia y no es bueno para nadie. Me quedo con lo positivo y es que creo que hay poca gente en política que pueda decir sin temor a equivocarse que ha sido honesto íntegramente. A mí y a mi familia nos ha investigado la UCO, que lleva los casos de corrupción, de arriba abajo. Me puedo marchar con la cabeza bien alta y sin ninguna sombra de dudas. Me he podido equivocar y habré hecho cosas mal seguramente pero no me he llevado ni un céntimo de ningún sitio eso queda claro antes de marcharme.
La tensión de los plenos era conocida en el territorio hace años. ¿Por qué?
Encabezaba la legislatura Manuel Royo, el anterior alcalde a mí y yo viví el final de esa etapa como concejal suyo. Siempre he pensado que quienes habían gobernado durante tantos años -se refiere al PP- de alguna forma entendieron que les habíamos quitado algo que les pertenecía y no se hacía oposición, se hacía acoso y derribo. Decidimos abrir las ventanas y las puertas del ayuntamiento para que entrara el aire y se comenzaron a televisar los plenos porque lo que se comentaba en la calle no se correspondía con la verdad. Fue una decisión del equipo de gobierno cuando lo normal es que esas cosas las pida la oposición. He sido parlamentario y a veces iba con más tensión al pleno de Calanda que al de las Cortes o la DPT porque todo es más próximo, entran temas personales. Los responsables de televisiones locales siempre decían que los plenos eran de lo más vistos. Ahora seríamos «Trending Topic», vamos a ponerle humor…
¿Por qué decide que es el final?
Son épocas y en mi caso además, bastante larga. Siempre me hice el planteamiento de que tenía que irme cinco minutos antes de que me echaran. Las cosas han cambiado muchísimo, desde la sociedad y la tecnología hasta la propia ilusión. La última época en mi partido también ha sido complicada con unos procesos complejos como las primarias. Soy defensor a ultranza de la democracia representativa y no me gusta que nadie entienda que es menos democracia que la directa. Tú eliges a una serie de personas para que elijan y decidan por ti. Se ha hecho en los congresos, históricamente, y con esa forma de hacer las cosas nos ha ido muy bien. Entiendo que los tiempos exigen cosas que quizá a mí me cuesta más interiorizar. He sido muy feliz porque he hecho lo que me ha gustado. Estoy muy agradecido a mi partido y a los ciudadanos y compañeros que me han apoyado pero este momento tenía que llegar.

Y se va con relevo.
Tengo la suerte de contar con una persona joven que quiere coger las riendas. Muchas veces se nos pide a los políticos que llevamos mucho tiempo que dejemos paso pero no es fácil encontrar ese relevo. Animo a hombres y mujeres a que se incorporen a la política, es la única forma de que la sociedad y los pueblos avancen.
¿Con qué momentos felices se queda?
Con la primera vez que di la orden de Romper la Hora que fue en el año que le tocó a Imanol Arias. El CBC, Buñuel y la Semana Santa me han dado la oportunidad de conocer a gente como Luis Eduardo Aute, una persona increíble. Las Jornadas Nacionales de Exaltación del Tambor y el Bombo en 2014. Nos estrenábamos y gracias a todos los calandinos, fueron un éxito. También el nombramiento como alcalde, ver que las cosas que impulsas van saliendo como el polígono de La Fuensalada. Entiendo que hay mucho por hacer pero la Calanda de hace 40 años nada tiene que ver con la actual en nada ni en instalaciones ni servicios ni nada.
¿Cómo se compaginan estos 40 años de política con la vida personal?
Creo que no se puede estar en política tanto tiempo y con agenda todos los días si no cuentas con el apoyo de tu familia y yo lo he tenido. Algo que agradezco a mis padres, mi mujer y mis hijas.
¿En qué medida ha influido la angina de pecho para su retirada?
La primera legislatura como alcalde de Calanda me coincidió siendo diputado en Cortes con mucha actividad parlamentaria. Me generó un estrés del que no era consciente al que le sumas que era fumador y que la vida entre reuniones de trabajo, comidas fuera y viajes, no es la más sana. En abril de 2015 mi cuerpo me dio un aviso y levanté el pie del acelerador. Es hora de pasar a mejor vida aunque no en el mismo sentido de la expresión (Ríe).
¿Seguirá vinculado al partido?
Eso es lo único que tengo claro de mi futuro. A pesar de los errores que creo que ha cometido mi partido en los últimos años, soy socialista. El PSOE es una parte más de mi familia y voy a estar vinculado y apoyando en lo que me pidan. El PSOE ha hecho muchas cosas por este país y creo que le quedan muchas más por hacer y que hará.

¿Y usted? ¿Se jubila de todo?
No. La leyenda urbana habla de pensiones vitalicias para los políticos y no es cierto. Yo tendré el paro que me corresponde porque en la DPT se cotiza pero tendré que cotizar como mínimo dos o tres años. Un año me lo tomaré de descanso, para cuidar a mi nieta cuando mi hija me lo pida y de mis padres. Luego iré viendo pero estoy en el mercado laboral.
¿En qué se ve? ¿En la cunicultura?
En los noventa era un sector prometedor pero no fue así. Tengo una nave que acabé de pagar con muchísimo esfuerzo y siempre pensé que sería un sitio al que pudiera volver al dejar la política. En estos momentos no sé si será así, pero en cualquier caso a la cría de conejos no. Siempre he estado vinculado al sector primario, he sido autónomo, vendedor ambulante… En el sector de las relaciones públicas o las ventas es dónde mejor creo que puedo desempeñar un papel.
¿Un mensaje para los calandinos?
Que participen desde las asociaciones y por qué no, desde la política. Necesitamos políticos y políticas sanos y decentes porque la política, desde mi punto de vista, es una de las mejores cosas que uno puede hacer en la vida. Dedicar su tiempo a mejorar la vida de su pueblo y de los demás, solo así se pueden cambiar las cosas.
Con el fin de la legislatura municipal se va un hombre que
no solo se merece el aplauso de todos los calandinos sino su respeto y admiración.
Nunca olvidemos que 35 años son demasiados, que nadie debería de estar tanto tiempo en el desempeño de cargos públicos.