El sociólogo y político Ignacio Urquizu presenta su tercer libro, ‘¿Cómo somos? Un retrato robot de la gente corriente’
¿Por qué ha decidido radiografiar a la gente corriente?
Hace un año estuve en una charla sobre el futuro de la izquierda en la que me di cuenta que habían hablado de muchas cosas que no tienen nada que ver con el mundo en el que yo vivo. Además, estamos en un momento crítico socialmente. En Francia o EEUU las personas que han encumbrado a los movimientos extremistas o populistas son gente normal que nunca llegaríamos a pensar que sienten pasión por Le Pen o Trump. Quería saber si en España nos podía pasar porque en verano empezó a surgir el fenómeno VOX.
¿Es un libro accesible a todos?
Sí, es muy didáctico y lo puede leer cualquiera.
¿Cómo es el hombre corriente?
Son más mujeres de en torno a 46 años, que ganan entre 900 y 1.200 euros y viven en ciudades de entre 10.000 y 50.000 habitantes. Como en Alcañiz. Trabajan en el comercio o la construcción con sueldos muy limitados y se caracterizan por tener mucho miedo al futuro. Representan al 30% de los españoles y si les sumas a los obreros no cualificados, son la mitad. Es más grande este grupo que la clase media y sin embargo, muchos de los que dicen estar preocupados por el futuro de la izquierda se olvidan de la gente corriente que es la que realmente les vota.
¿La política les hace caso?
No. Hemos estado fascinados por los millenials, la casta y otros grupos variados pero apenas se habla de la gente corriente en estudios y discursos más allá de apelar a ellos por razones estratégicas. También he detectado que en la cultura se les suele ridiculizar y estigmatizar.
¿Servirá su libro para reflexionar?
Está teniendo más impacto mediático del que esperaba con muchas solicitudes de entrevistas y presentaciones.
¿Qué le gustaría que cambiara?
La forma de verlos. Son personas que se esfuerzan todos los días por sacar adelante un proyecto de vida y que tienen unos miedos muy consolidados como son no quedarse atrás con los cambios tecnológicos y la globalización. Por ejemplo, con la descarbonización podremos producir energía limpia pero se perderán empleos. ¿Qué vamos a hacer con esas personas? Cuando alguien toma una decisión en una dirección lo que tiene que hacer es hacer son políticas de compensación y formación. Si nos olvidamos de esas personas se pueden enfadar y es cuando surgen los movimientos populistas y extremistas.
Dice en su libro que son menos felices.
Porque tienen más problemas para llegar a fin de mes y ven que la tecnología puede perjudicar su empleo y su bienestar. Les produce un gran temor y es la explicación para fenómenos como Trump, Salvini o Bolsonaro.

¿Cuál es su ideología?
De centro izquierda más a la izquierda que el conjunto de la población. Votan al PSOE y Podemos no les atrajo pese a que apelaba a ellos con lo del pueblo frente a la casta. Son los que menos apoyan a VOX.
¿En qué piensan cuándo votan?
En sus valores, ideas y concepción del mundo. Para votar con mucha información hay que tener tiempo y dinero para formarse un criterio muy sofisticado.
¿Podrían llegar a sentirse seducidos por los extremismos?
Sí porque está sucediendo en otros países. A Trump le encumbraron los perdedores de las reconversiones industriales. Si las encaramos sin darles una solución pueden enfadarse y dar una patada.
Por ejemplo, ¿en Andorra?
Ahora no pero si en 10 años no resolvemos sus problemas, sí.
¿Cómo ven ahora al PSOE?
Le van a volver a votar aunque tampoco he indagado más.
Usted fue purgado por la dirección nacional en las listas al Congreso pese a que contó con el apoyo de sus compañeros en Teruel, ¿cómo lo vivió?
Siempre he defendido la posición del PSOE indistintamente de su dirección. Creo que he hecho un buen trabajo como diputado y he visualizado los problemas de Teruel pero han tomado una decisión y la acato Seguiré haciendo política en Aragón y Alcañiz.