La del Palmireno podría estar en noviembre y la del Sobrarias, en enero. Albalate también tendrá este servicio
En Alcañiz la sustitución de la polémica línea fría por comida preparada ese mismo día en las instalaciones del centro deberá esperar unos meses. La consejera Mayte Pérez ya anunció en junio en una reunión con la comunidad educativa local que se iban a remodelar las cocinas de los colegios Juan Lorenzo Palmireno y Juan Sobrarias; una inversión muy bien acogida debido al malestar por la actual línea fría que llegó a motivar una recogida de firmas. En principio se confirmó a ambos centros que se intentaría acelerar los trámites para ejecutar las obras en verano y que estuvieran listas a principios de curso aunque dependían de la burocracia. Finalmente no ha podido ser así y ambas obras se sacaron a concurso a principios de agosto. Por tanto, los escolares aún pasarán unos meses comiendo la línea fría, una situación que desde ambos colegios aseguran que «entienden porque la burocracia no siempre va tan rápida como les gustaría».
En el caso del Palmireno sí que se conoce qué empresa va a ejecutar los trabajos, Construcciones Lecha; pero en el Sobrarias aún no se ha avanzado en este trámite. En ambos casos en el pliego se especifica el 1 de octubre como fecha de inicio de los trabajos, que se prolongarán un mes en el caso del primero y tres en el segundo. Por tanto, el Palmireno podría hacer uso de su cocina, en el mejor de los casos, en noviembre y el Sobrarias, en enero.
También en Albalate
Albalate del Arzobispo contará con un nuevo comedor este curso. El espacio que antes ocupaba la biblioteca, ahora trasladada al Centro Cultural y de Formación Alfonso Zapater Gil, ha sido el lugar escogido al estar dentro del edificio del colegio Román García. El alcalde, Antonio del Río, señala que este nuevo espacio es «el adecuado» y resalta que es más «cómodo» respecto al anterior.
Han sido muchas las obras que han tenido que acometerse para cumplir con la legislación que regula los comedores, pero el espacio está ya casi terminado. «Hemos tenido que bajar el techo, cambiar el suelo de terrazo por uno de gres y todo lo demás, nuevo», explica Del Río.
Se trata de un área amplia cuya capacidad es mínimo de 50 escolares, pero la cifra de niños que acuden al comedor ronda los 30 inscritos. El edil señala que la cifra ha podido descender debido a la jornada continua implantada en el colegio desde el curso pasado. «Los niños que han optado por la jornada matutina acaban sobre las dos y se van a comer a casa». Está previsto que el comedor esté operativo desde el primer día de curso, que será el 10 de septiembre.