El nombre de José Manuel Pina Piquer resuena estos días en Albalate. No es cosa nueva, en realidad lleva unos cuantos años ya resonando. Este profesor de Geografía e Historia que, por cierto, se jubiló el pasado año 2021, ha desarrollado una gran labor de investigación y divulgación de la Historia albalatina. Muchos son los que utilizan su libro «De ilusiones y tragedias. Historia de Albalate del Arzobispo» como manual de cabecera para hacer consultas, para revisar datos, resolver dudas, conocer más, curiosear y, en definitiva, para mirar al pasado y sus antepasados. Muy involucrado en la vida cultural de la localidad del Bajo Martín, ha colaborado durante mucho tiempo con diferentes publicaciones editadas en la contornada. Recientemente también participó en el ciclo de conferencias «Jornadas con la Historia», organizado por el Ayuntamiento durante la pasada Navidad.
Resuena su nombre en Albalate, pero más en estos días, porque este Jueves Santo se convertía en el pregonero de la Semana Santa 2022. Ya debiera haberlo sido en 2020 pero, sabemos, no fue posible. Este JuevesSanto en el teatro municipal el «profesor Pina Piquer» -como le llaman siempre los que saben- pronunció el pregón, en el que puso de manifiesto las tradiciones culturales y religiosas que lleva implícitas la Semana Santa.
En el acto -presentado por Alicia Martín, albalatina y directora de Radio La Comarca- también intervino la alcaldesa, Isabel Arnas. Agradeció la labor de difusión y divulgación del pregonero en el que fue su primer acto oficial de Semana Santa como primera edil tras el parón impuesto de 2020. Tras él, ya en la medianoche, bajó el pañuelo blanco con gran emoción.
Un acto sobrio
El acto del Pregón se lleva a cabo desde el año 2018, cuando se decidió que el inicio de la Semana Santa albatina debía tener mayor realce. La pandemia truncó los planes en 2020 pero este año se ha retomado con fuerza y con gran sobriedad. A las intervenciones del pregonero y la alcaldesa se sumó únicamente la proyección de varios vídeos alusivos a la Semana Santa. No sonaron en el teatro municipal tambores y bombos, como sí había ocurrido en ediciones pasadas; pero la emoción se respiraba igualmente.