La jota es uno de los tesoros más preciados del folclore aragonés. Muchas personas son
conscientes de su importancia y trascendencia cultural a través del paso de los años, por lo que decidieron agruparse y aprender o enseñar a otras, sin importar su edad, esta tradición. Entre ellos, en Alcañiz se encuentran el Grupo Folclórico Malandía y la Escuela de Jota de José Antonio Pedrós.
Cuatro décadas de enseñanza
Este año, el Grupo Folclórico Malandía celebra el 40 aniversario de su fundación, pero el coronavirus ha impedido actos concurridos. «Teníamos pensado juntarnos todas las personas que forman o han formado parte del grupo un fin de semana y realizar actividades relacionadas con la jota», afirma Carlos Quílez, el presidente de esta asociación.
Por ella han pasado más de 240 personas y en la actualidad se divide entre el grupo que participa en las actuaciones y la escuela, a la que están inscritas unas 50 personas de cualquier edad a partir de los tres años. Su actividad fundamental es instruir, a través profesionales, tanto el baile como el canto o la rondalla de pulso y púa. Todas estas actividades son llevadas a cabo en el Liceo de Alcañiz.
En cuanto a los actos que realizan durante las fiestas patronales alcañizanas, se encuentran su actuación el día del pregón y la presentación de las Reinas en los días previos a los festejos patronales y el Festival de Jotas que se realiza en la plaza de España cada 13 de septiembre y que, con el resto de asociaciones folclóricas de jota, se turnan para actuar cada tres años. Además, durante el primer fin de semana de cada septiembre organizan el «Certamen de Jotas Ciudad de Alcañiz», al que acuden al teatro municipal cantadores y bailarines de todo Aragón.
Unidos por su pasión al baile
José Antonio Pedrós creó su Escuela de Jota hace aproximadamente una década. Desde entonces, instruye este baile a unas 150 personas de distintas localidades del Bajo Aragón y del Matarraña. «Hay gente de todas las edades que lo que quieren es divertirse y conocer esta parte de nuestra cultura», asegura Pedrós.
Debido a las diferencias en las edades de sus alumnos, adapta las coreografías a las condiciones físicas de cada uno de ellos. «El mundo de la danza es muy amplio, y como profesor hay que saber qué tipo de alumnos tienes y ver las opciones para que la gente se lo pase bien, que es lo primordial».
Como la Asociación Folclórica Malandía, también bailan durante el pregón y la presentación de las Reinas alcañizanas. José Antonio manifiesta orgulloso que, para él, «actuar en Alcañiz es una maravilla y algo envidiable». A lo largo del año, esta Escuela suele realizar varios festivales, como el de Navidad o el de fin de curso, además de intercambios con otras escuelas o asociaciones y alguna masterclass con reconocidos bailarines.
El coronavirus tampoco ha frenado su actividad, y durante el confinamiento siguió dando clases a través de vídeos que grababa y enviaba a sus alumnos para que pudiesen practicar en sus casas.
Vuelta a la «normalidad»
Pese a la incertidumbre de lo que pueda ocurrir con el paso de los días y si las condiciones sanitarias lo permiten, ambas escuelas quieren reanudar su actividad de forma presencial a lo largo de este mes de septiembre.
Las clases de canto de la Agrupación Folclórica Malandía serán individuales, y los profesores se
situarán tras una pantalla protectora. En el caso de la rondalla se desinfectarán las sillas tras cada
clase y no se permitirá el intercambio de los instrumentos entre los músicos.
En cuanto al baile, se intentarán mantener la distancia de seguridad con marcas en el suelo, y se llevará puesta la mascarilla. «Tenemos que seguir adelante con la jota y la cultura en general. Hay que perderle el miedo al virus, pero no el respeto», recalca Pedrós.
En el caso de que no se pudiesen reunir, volverían a las medidas tomadas durante el confinamiento. Es decir, a la instrucción a través de videollamadas y en las que ambas agrupaciones coinciden y destacan la dificultad que supone dar clases a través de la pantalla tanto para el profesor como para el alumno