La revista Turia, editada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación Provincial, homenajea en su último número a la periodista alcañizana Pilar Narvión. Hasta ahora esta publicación nunca se había presentado en la capital bajoaragonesa, pero este miércoles lo hizo en el Palacio Ardid con la presencia además de Juan Carlos Soriano, biógrafo de Narvión.
Soriano dio a conocer algunos detalles de la vida profesional de la periodista, así como su verdadera vinculación con Alcañiz. Según cuenta, desde Turia -que próximamente alcanzará los 40 años de vida– le encargaron un completo artículo y una recopilación de algunos de sus textos. Todos ellos pueden verse y leerse en el último ejemplar de esta revista turolense.
Voy a hacerle una pregunta sencilla y compleja: ¿Quién es Pilar Narvión?
Pilar Narvión es una pionera. Una pionera que terminada al Guerra Civil, junto a otras periodistas que se podrían contar con los dedo de una mano, reabren el periodismo a la mujer en España. Ya durante la República se habían dado pasos muy importantes: había estado Carmen de Burgos y también Josefina Carabias, que era jovencísima pero se convirtió en una estrella del periodismo. ¿Y qué ocurre? Viene la Guerra Civil y se cerraron todas esas puertas que se habían abierto a la mujer; y el periodismo se convierte en un campo exclusivo de los hombres. Entonces, Pilar, junto a Josefina Carabias que regresa del exilio, Eugenia Serrano, María Victoria Fernández España y Pura Ramos reabren el periodismo a la mujer. Ella siempre contaba lo que supuso su llegada al Diario Pueblo, puesto que fue la primera redactora y el director el día anterior reunió a los periodistas y les dijo: «Muchachos, a partir de mañana tenemos una compañera en la redacción. Se acabaron los chistes verdes y los tacos». Imagínate qué España. Y después contaba Pilar que cuando vino en el año 73 de sus corresponsalías, en la redacción ya casi había el mismo número de chicas que de chicos y que soltaban a veces los tacos más gordos ellas (ríe).
¿Cuál fue tu vinculación con Narvión?
La conocí en 1981. Yo tenía 18 años y ella 59, los mismos que tengo yo ahora, ¡qué rápido pasa el tiempo! Yo llego a Madrid a estudiar periodismo y acababan de nombrarla directora adjunta del Diario Pueblo, porque en eso también fue pionera, y me presenté allí sin avisar ni llamar ni nada para hacerle una entrevista. Cuando llega el ordenanza: «Doña Pilar, hay aquí un chico que dice que es de Teruel»; y oí de repente una voz tonante que dice: «¡De mi pueblo!». Ella hablaba de Alcañiz como «mi pueblo» pero todo lo que era Teruel… todos éramos paisanos. «Que pase, que pase», dijo. Y bueno, llegué de visita para hacerle una entrevista y acabé en plantilla. Me fue tutelando, me daba libros de su biblioteca, orientaba mis lecturas… Incluso yo aún conocí el Madrid de las pensiones y me decía: «Si llega fin de mes y no le puedes pagar a la patrona, dímelo». Afortunadamente nunca me hizo falta, pero hasta ese extremo.
¿Y cómo era ella?
¡Buah! Era una gran conversadora. Cuando ella estaba en una reunión el resto quedaba anulado y todo lo que decía era chicha, no había tocino. Hay gente que habla mucho y no dice nada, o dice tonterías… No, no, no, Pilar tenía una gran erudición. Además era tan didáctica, te contaba anécdotas, hechos históricos, con mucho humor… Era una persona apabullante, hasta el punto de que hay una fotografía en la que se la ve en la antigua cantina del Congreso de los Diputados y aparece junto a Adolfo Súarez, otros políticos y miembros del Gobierno: ella está hablando y los demás la miran embobados. ¿De qué les estaría hablando? Tenía una personalidad magnética y allí donde ella entraba se convertía en centro de la reunión, pero no por afán de protagonismo, sino porque los demás querían escucharla.
Alcañiz era "su pueblo" y precisamente en la capital bajoaragonesa empezó a desarrollar su interés periodístico...
Ella nació en la calle Pruneda, frente al Mercado. Su padre era representante de las máquinas de coser Singer y lo trasladaron a Logroño, pero con 7 años volvió a una boda y entonces descubrió que su tío Mariano Romance, que dirigía el periódico Amanecer, hacía unas cosas… Pensó: «¿Y esto del periódico?» Empezó entonces ella a dictarle los nombres de los suscritos al periódico para que los pusiera en las fajas, y luego la empezó a mandar a la Fonda de los Morera, y le decía: «Pilar, tú ve allí y apunta quién va a Zaragoza en el autocar, quién viene…». Y ella, cuando veía en Amanecer esos nombres -claro, el que más viajaba era el alcalde, entonces Don Emilio Díaz-… Ella cuenta que entonces ya empezó a sentirse periodista.
¿Ha sido la memoria justa con Pilar Narvión?
No, pero la ‘culpa’ la tuvo ella. Vivió 91 años y se retiró a los 61. Estuvo tres décadas en las que se apartó de este mundo. Así como hay periodistas que necesitan estar en el candelero, ella en absoluto. Se dedicó a la vida familiar, con sus hermanas, porque permaneció soltera toda su vida, y se quedó al margen. No obstante estaba al tanto de la actualidad: leía todos los días tres periódicos, escuchaba la radio, veía la televisión… hasta la víspera de su muerte. Pero se apartó y por eso cuando en el año 2008 publiqué un libro de conversaciones con ella y llamé a varias personas para que colaborasen Santiago Carrillo me dijo: «Ah, ¿pero Pilar vive todavía?». No se la olvidó, fue ella la que se apartó y claro, las nuevas generaciones de periodistas no la conocían, pero ni era culpa de ellos ni que nadie la hubiese olvidado, fue que ella se alejó.
¿Qué hay de cierto en que algunos de sus textos siguen vigentes hoy en día?
Bueno, quizá los que afortunadamente han cambiado son los que hablan de la situación de la mujer en España. Pero cuando habla de la vida política, del afán protagonista que tienen los políticos… y hoy en día si te fijas en los informativos quizá la política todavía sigue teniendo mucho peso. Quizá eso no ha cambiado nada.
¿Y qué permanece de su estilo periodístico?
Cada maestrico tiene su librico, pero sí hay algunos columnistas que saben utilizar, como hacía ella, la erudición sin que resultare pedante. Por ejemplo, ella al hablar de la Transición Española dijo: «Ojo, que esto 500 años antes ya se hizo en mi pueblo. Lo de ponerse de acuerdo distintas facciones por el bien de un reino fue el Compromiso de Caspe, ¿y dónde se cocinó el Compromiso? Pues en Alcañiz». Era tan amena, tan didáctica… Ella tenía una premisa, que aprendió de Josefina Carabias, que le decía que cuando escribiera no pensara en los políticos, ni en otros compañeros, sino que escribiera pensando en el lector. Hoy en día lees algunos columnistas pomposos y otros que siguen la senda de Pilar y dices: «Estos son los realmente interesantes».